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Mimí, la jirafa porteña

POR PEPE MARQUÍNEZ
Estimado lector: si le digo que una jirafa africana se paseó esbelta y oronda por las calles de Buenos Aires, tal vez usted dude de mis afirmaciones, pero como se dice en estos casos, “póngale la firma”.
Le cuento la historia de la jirafa Mimí, acontecimiento por demás curioso ocurrido en Buenos Aires en mayo de 1912. Hacia esa época en la ciudad capital existían tres zoológicos: El central, ubicado en Palermo, en las mismas barbas de Plaza Italia (anteriormente Plaza de los Portones), inaugurado en 1888, el de Puente Saavedra (1914) y el denominado “del Sur” (1907) en Parque de los Patricios. Este último funcionó hasta 1950, año en que se lo desactivó. Por aquel entonces existía un verdadero personaje llamado Clemente Onelli, italiano, que oficiaba como Director del Zoo de Palermo, pero que tenía una marcada influencia sobre los otros dos, habida cuenta de su autoridad y vastos conocimientos en la materia. Onelli había nacido en Roma el 22/08/1864.
Como era necesario dotar al primero de ellos de una jirafa ya que se carecía de esta especie y luego de superada la burocracia de rigor, se adquirió un ejemplar en Senegal (República del Senegal denominación correcta) país ubicado en la costa oeste del continente africano, cuyo idioma oficial es el francés, (aunque también se habla el nativo wolof) siendo Dakar su ciudad capital desde 1960.
Embarcada nuestra jirafa precisamente en Dakar y luego de una larga travesía, arribó al puerto de Buenos Aires donde con puntualidad inglesa se encontraba esperándola Onelli, junto a un nutrido grupo de funcionarios y empleados del Zoo y algunos curiosos.
Consumado el desembarco ni bien pisó tierra firme, se la bautizó como Mimí. Onelli ex profeso omitió contratar transporte alguno para el traslado, por lo que “se vio obligado” a extraer de entre sus pertenencias una larga cuerda que ató al cuello del animal. Allí comenzó a trasladarse a Mimí desde el puerto hacia su destino final o sea el Zoo palermitano.
Si bien en los días previos, la prensa se había hecho eco de la noticia lo que originó las lógicas expectativas, el paso de Mimí por las calles de Buenos Aires, provocó un revuelo inusitado entre los atónitos e involuntarios espectadores.
Entre aplausos y algazaras la jirafa caminaba rumbo a su nueva morada y esta forma original de traslado del rumiante, constituyó una impactante publicidad, ergo, la afluencia de público en los días posteriores, significó un enorme ingreso de dinero engordando las arcas del zoológico. Clinc caja y aplausos para Onelli que obtuvo el resultado esperado y pergeñado.
Clemente Onelli quedo huérfano de niño, estudió en el Colegio Papal y posteriormente en la Facultad de Ciencias Naturales de Roma. Hablaba cinco idiomas, fue un científico, conservacionista, naturalista, botánico, zoólogo, escritor, y paleontólogo. Arribó a nuestro país en 1884. Ni bien llegó a la Argentina se puso en contacto con Florentino Ameghino y Francisco P. Moreno destacados naturalistas. Provenía de Italia y su familia descendía de una relevante prosapia romana. Su padre había sido un encumbrado abogado del foro romano y su abuelo un destacado integrante del Servicio Exterior del Vaticano. Conformó cargos directivos del Museo de La Plata y a partir de 1904 paso a desempeñarse como director del Zoo de Palermo.
Fue un funcionario ejemplar, probo y eficiente. Había instalado su vivienda junto a su esposa en dependencias del zoológico al cual dotó de un aspecto científico y educativo, colocando carteles explicativos y confeccionando guías informativas. El 20 de octubre del 1924 la muerte lo sorprendió junto a sus animales que tanto amó.



Autor: REDACCION

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