Editorial

Micro economía en emergencia

La pandemia del coronavirus está creando día a día un mundo nuevo en el que nadie está seguro y no hay certezas si las medidas que se adoptan desde los gobiernos de todos los niveles serán realmente efectivas en esta lucha, pero por lo pronto a falta de una vacuna las claves residen en evitar la circulación de personas, aislamientos voluntarios u obligatorios como así también apostar con fuerza a la higiene. Para que funcionen las medidas implementadas es imprescindible que las personas cumplan con las nuevas disposiciones, contribuyan con 100 por ciento de racionalidad y renueven su responsabilidad con la salud pública a partir de la toma de la conciencia social. 

Las distintas medidas adoptadas no tienen un impacto neutro. De ninguna manera. Recluirse en una vivienda o en un departamento durante varios días no resulta simpático pero sí es necesario para reducir las chances de expansión del coronavirus. Deber cívico elemental en un mundo en emergencia sanitaria que cierra fronteras nacionales en todo el globo, en especial en aquellas regiones donde el virus se ha propagado a mayor velocidad. 

En medio de ese caos que implica remodelar las medidas sanitarias, restringir la libre circulación de personas y evitar aglomeraciones en un cine, un shopping, un estadio de fútbol o incluso una escuela, se produce un fuego cruzado informativo, donde medios tradicionales buscan reflejar lo que sucede en la realidad con la ayuda de las redes sociales, pero este último escenario también es víctima de las noticias falsas que contaminan y confunden a la población en general. Rafaela tiene su propio caso con mensajes esparcidos a través de Wahtsapp que crean desconcierto y aturden a la ciudadanía. Una denuncia penal por parte de las autoridades busca castigar a los responsables de originar y propagar el mensaje engañoso. En el final del camino se sabrá si finalmente hay una reprimenda para esta vil actitud. 

Pero un debate que se viene gira en torno a las consecuencias que las decisiones gubernamentales sobre salud tienen sobre la economía y en particular sobre la caja de los comercios pequeños. Con el argumento de la prioridad de la salud pública no hay forma de resistirse a la aplicación de esas disposiciones y no queda más remedio que acatar, como lo hacen por ejemplo las compañías aéreas, quizás las más afectadas por esta gran crisis global junto a los hoteles y el sector de la gastronomía. 

En Rafaela, la Municipalidad ha dispuesto cerrar o reducir la actividad de un conjunto de negocios que bien podrían catalogarse de "orden social", como pueden ser bares, pubs, boliches, restaurantes o gimnasios. Los locales de comida podrán entregar viandas en su sede o bien hacerlo por el servicio de delivery, como una heladería. La medida, que también comprende jardines de infantes privados y se suma a la suspensión de clases en todos los niveles, provocará una fuerte caída de ingresos en esta clase de comercios que ya está en situación de alarma. ¿Cómo vamos a pagar salarios a fin de mes si no tendremos ingresos? preguntan a coro desde estas pequeñas unidades de negocios. Y se quejan porque el Estado municipal dispuso el cierre de sus puertas (de los comercios) pero todavía nada ha aportado en materia de solución sobre los impuestos, es decir no provee una moratoria impositiva o tal vez una exención para los sectores de la pequeña economía afectados por este tipo de resoluciones. Será una discusión que se vendrá, sin duda, porque el "run run" del sector ya se escucha a varios metros. 

El normal abastecimiento de los productos esenciales, como alimentos, bebidas y artículos de limpieza e higiene personal, constituye otra de las preocupaciones colectivas en aumento. En la Argentina, se suma como inquietud adicional qué puede pasar con los precios de esos artículos, toda vez que existe probada jurisprudencia de que cuando se advierten faltantes aumenta sustancialmente el valor de comercialización. Lo que ocurre por estos días con el alcohol en gel, alcohol común, barbijos e incluso guantes de látex representa una muestra cabal de este problema. 

Ante la incertidumbre por el futuro cercano, las familias tienden a sobrestockearse de productos en sus hogares, lo cual resquebraja los circuitos de provisión. Desde la Cámara de Supermercados de Rafaela salieron a comienzos de esta semana a dar señales de tranquilidad a la población, para que no se preocupe sobre el abastecimiento, que está garantizado en esta coyuntura. 

A nivel nacional, la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (COPAL) y sus 37 cámaras sectoriales asociadas, reafirman su compromiso de colaboración con las autoridades, en el abastecimiento de alimentos y bebidas, frente al actual escenario presentado por la pandemia de coronavirus.

Lo que está claro es que ahora es momento de tomar conciencia en la lucha contra esta enfermedad, hacer un ejercicio responsable de ciudadanía cumpliendo con las imposiciones que buscan cuidarnos a todos en nombre del interés general. El debate por quién pagará las facturas de esta emergencia deberá ser posterior, lo importante es llegar con vida a ese momento. 





Autor: REDACCION

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