La Palabra

Mi vida ligada al deporte*

Creo que tenía cinco años cuando empecé a practicar deporte. En realidad el deporte es un estilo de vida en mi casa y el vivir en un barrio, como lo fue en mi ciudad santafesina de San Cristóbal, las capacidades motrices de nosotros eran diferentes porque saltábamos tapiales, subíamos a los árboles a comer mora. Y en el barrio había muchos chicos entonces era jugar todo el tiempo. La verdad que el deporte, desde el juego, desde la responsabilidad de practicarlo, siempre estuvo. Cuando tenía unos años más, iba a la escuela primaria, había un programa televisivo que se llamaba Algo por el estilo de T&C Sports, hacían gimnasia artística y siempre soñaba con hacer eso. Empecé con la profe de educación física que era la que me daba a mí en la primaria, y fue la primera que me llevó a incursionar en esto que me gustaba. A partir de ahí siempre mi sueño fue llegar a un mundial, a un juego olímpico. Tenía un cuadernito donde anotaba todos los deportes, a qué hora jugaban, quién jugaba, cómo salían, las marcas, me gustaba. Por vivir mi historia de deportista fui tomando algunas decisiones, por donde vivía no tenía demasiados recursos materiales, no tenía recursos humanos, era difícil hacer un deporte de alto rendimiento, en un lugar como en el que vivía. Mi primer deporte fue el atletismo, salí subcampeona argentina en cien metros con valla allá por los años noventa. Me entrenaba Guillermo Chiaraviglio, practiqué el atletismo mucho tiempo, practicaba y competía para Velocidad y resistencia que es el club de Santa Fe. El me mandaba los entrenamientos y yo los entrenaba en San Cristóbal sola. No tenía pista de atletismo, mi papá me hacía las vallas de caño PVC, me había hecho el taco de madera que ahora está con mi nombre grabado en el Centro de Educación Física en Santa Fe. Y entrenaba en la pista de moto que está detrás del Club Unidad. Eso fue lo que se fue asemejando al ir tomándole forma al deporte como alto rendimiento. Dejé en un momento porque me cansé. Mi papá me decía “hija si usted no entrena un día, el otro ya le sacó ventaja”. Llovía y yo salía a entrenar con lluvia, pero tuve un contexto privilegiado familiar y de apoyo de pronto municipal porque llegaba de un torneo y todos hacían una caravana porque Virginia llegaba. Y todo eso es alentador y motivante para mí. Después empecé con el básquet. Me invitaron a jugar al club, a la semana estaba jugando, y a la dos semanas me habían fichado. Y esta locura del básquet me la transmitió Darío Racca que es el entrenador del club que fue quien siempre me puso un objetivo, confió mucho en mí, empecé a jugar a los dieciséis años siendo grande, iba a la mañana y a la siesta a tirar, me abría el club, y fue un referente que me ayudó mucho como Betina Coletti en el atletismo. Cuando me fui a estudiar a Santa Fe no pude seguir jugando, daba cases en mini y premini en el club y me pagaba los pasajes para poder seguir involucrada. Jugué en la selección santafesina, salimos campeonas argentinas en dos mil cuatro con un estadio que se caía de gente, una locura para San Cristóbal. Cuando me recibí de profesora de Educación Física tenía que tomar decisiones en mi vida en cuanto al sustento económico, tenía que dejar de lado los placeres.

Exigencias importantes en lo físico desde muy joven

La mujer tiene otro desarrollo hormonal y otra fisiología que de pronto en esos tiempos al nivel que yo estaba no había demasiados cuidados pero era muy chiquitita, delgadita, fibrosa, y cuando dejo el atletismo para mí fue un shock muy grande porque era un estilo de vida para mí. Cuando dejé mi cuerpo aumentó muchos kilos, tal vez por lo psicológico. Mis amigos me ayudaban mucho, aceptaban mi actitud. En lo particular nunca tuve problema físico de lesiones.

La elección de la carrera terciaria fue casi una lógica…

Sí, aunque tenía la autoestima medio baja porque quería ser traumatóloga, pero no fue porque tenía que estudiar medicina. Pero siempre ligada al deporte, al área de la salud. Todo lo que elegí en mi vida y todo lo que tengo lo hago con pasión.

Los años de estudio en Educación Física

Era muy buena alumna porque me gustaba muchísimo, aprendí otros deportes que también me sedujeron en ese momento y fui la primera escolta de la bandera argentina con el segundo mejor promedio de la institución en mi carrera. A raíz de eso recibí muchas facilidades porque hacía simposios, capacitaciones, cursos gratis. Y me fui perfeccionando en otras cosas como una diplomatura en natación. Jugaba al básquet, viajaba los viernes a San Cristóbal y daba clases, los sábados jugaba y los domingos me volvía. Mientras tanto en Santa Fe entrenaba en algún club, o me iba en bicicleta a Santo Tomé a entrenar, jugaba al handbol, tiraba al aro.

La incorporación a la actividad arbitral

En el último año cuando estaba mirando a los chicos jugar se me acerca Leandro Lezcano -hoy árbitro internacional de los mejores del país- me ofrece ser árbitro. Le dije que estaba buscando un club para jugar. Me insistió otras veces y fui al Colegio de Arbitros. Y en realidad caí a dar clases porque para mí era como dar una clase, pero con una remera, y tenía que hacer una mecánica dentro de la cancha. Después tomando otras dimensiones y se fue haciendo un objetivo tras otro. Ese fue mi primer año y debuté el veintitrés de mayo de dos mil ocho. Dirigí mi primer partido de mini y premini, y ese año termino dirigiendo partidos de U19.

El ingreso al sistema arbitral

Hice un curso, en mi caso mientras dirigía porque necesitaban árbitros, y lo terminé, arbitrando U19. Y me incorporé al Colegio de Arbitros. Ahora hay que cumplir un proceso. Actualmente soy la presidenta del Colegio de Arbitros del Noroeste y hago la instrucción. Hago lo mismo que hicieron conmigo, trato de estar yo, y se aprende estando en la cancha.  A los años rindo para ser juez nacional de mujeres, y para árbitro provincial. Fui la primera mujer y única por mucho tiempo, en dirigir la Liga Provincial masculina. En dos mil once rindo para ser juez internacional en Santa Fe. Ese mismo año debuto en Ecuador y mi primer torneo U15. A partir de ahí empezó mi carrera internacional y soy árbitro nacional de básquet masculino a raíz de esto. Siempre seguí escalando, soñando y pensando en el sueño que tenía en la infancia y que lo tenía que cumplir. Y el arbitraje fue la segunda posibilidad que me dio la vida para poder llegar a cumplir el sueño. Siempre digo que el tren no pasa solo una vez, hay que ver las señales, seguir las señales, y tener coraje de esperar las oportunidades. En nivel internacional me fue bien.

*El texto pertenece a la entrevista realizada por Raúl Vigini a Virginia Peruchini

La árbitra

Según www.fundeu.es asesorado por la Real Academia Española:

Arbitra es la forma adecuada de formar el femenino de árbitro y se recomienda concordarla con el artículo en femenino (la árbitra, una árbitra…).

La forma árbitra es la apropiada para construir el femenino del sustantivo masculino árbitro, tal y como recoge el Diccionario académico. En cuanto al artículo que le corresponde, el Diccionario panhispánico de dudas señala que en el caso de árbitra y de otros sustantivos que se refieren a seres sexuados que han comenzado a usarse en femenino en los últimos años (la árabe, la ácrata), se muestra una clara preferencia por el femenino. Por lo tanto, se recomienda el uso de la árbitra.

 

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