Los sectores que hacen buenos negocios financieros con los papeles
de deuda y acciones de los "mercados emergentes" vienen asegurando
que la fuerte suba que registraron en los últimos meses esos
instrumentos no se detendrá ante las políticas de Donald Trump ni
por una suba de tasas por parte de la Reserva Federal
estadounidense, pero ahora las dudas se acumularon.
En los últimos días, los "inversores se volvieron más
cautelosos", reconoció la agencia Bloomberg, que analizó que el
entusiasmo por los papeles de los "países del Sur" podría verse
amenazado.
Entre los factores que preocupan aparecen: las fluctuaciones en
el precio del petróleo, los muchas veces inesperados -o
increíbles- anuncios de política económica que viene realizando
Trump y también la esperable suba de tasas por parte de la FED.
Pasado en limpio, en los últimos meses las apuestas a favor de
los emergentes dieron como resultado el mejor momento para los
papeles de esos países desde 2012.
Los informes y análisis daban cuenta de que la situación para
los países en desarrollo sería más sólida que en otros momentos y
que incluso podría sostenerse aún con el fortalecimiento del dólar
y la suba de tasas en Estados Unidos.
Pero esta semana, los mercados desde Rusia a Perú sintieron un
bache luego de que el precio del petróleo cayera por debajo de 50
dólares el barril.
Sobre este punto hizo hincapié un reporte de la agencia
Bloomberg: a diferencia de otras épocas en la que los inversores
se espantaban si la situación de la deuda de los países emergentes
lucía peligrosa, ahora la clave está en el precio del crudo, como
el factor que puede generar alarmas y corridas.
El optimismo de los mercados sobre estos países suma de todos
modos algunos argumentos a favor y así lo buscó plantear hace
algunos días una extensa nota del diario Financial Times.
Allí se indicaba que ni siquiera la ruptura de los acuerdos de
libre comercio por parte de Estados Unidos podría parar esta ola
de inversiones.
En el centro de las razones de los "optimistas" estaría una
recuperación de la economía China y el crecimiento del precio del
hierro y de otras materias primas.
También citan informes que hablan de subas de exportaciones en
enero pasado en "grandes" jugadores como China, Brasil y Corea del
Sur.
Y en ese contexto, los flujos de apuestas de los inversores
hacia los papeles de los emergentes comenzaron el año con signo
positivo por primera vez desde 2013.
Cerca de la mitad del mes de marzo, de cualquier modo, se
produce este parate y -se sabe- no hay nada que se propague más
rápido que el temor entre "los mercados".
Como siempre en estos casos, uno de los factores que se mira es
qué ocurre con China, puntualmente en este caso con su mercado
inmobiliario donde no pocos análisis detectaban una "burbuja" en
los precios y un potencial dolor de cabeza para Beijing.
"Otra preocupación grande se relaciona con la cantidad de
crédito que el gobierno chino ha tenido que inyectar en el sistema
para mantener la demanda a flote", señaló el Financial Times.
Lo único seguro es que una vez más, la brecha entre optimistas
y pesimistas, entre cautelosos y arrojados dejará muy buenas
ganancias -para algunos-.
La suerte que siga el futuro de los países en desarrollo,
claro, eso es otra cosa.