Editorial

Mercado de Futuro de Leche

La lechería argentina parece estar inmersa en un círculo no virtuoso donde los distintos actores se esfuerzan por mantenerse en el negocio aunque no siempre logran sus objetivos, toda vez que anualmente cientos de tambos cierran definitivamente sus tranqueras en tanto que las industrias también deben reconvertirse por no encontrar modelos que garanticen su rentabilidad. 

Para los productores el precio que reciben por cada litro de leche que sale de sus tambos nunca es suficiente para cubrir los costos y satisfacer las necesidades de inversión. Las usinas lácteas, por su parte, no escapan a las tormentas de la economía -y en casos especiales también sufren por pecados propios- como sucedió con La Serenísima que fuertemente endeudada debió vender parte de sus activos a la poderosa Arcor o la cooperativa SanCor que redujo sustancialmente su estructura y su participación en el mercado. 

Así, con productores como los eslabones más débiles de la cadena y una industria que nunca termina de consolidarse con empresas fuertes, las críticas al Gobierno nacional por la falta de políticas de promoción para el sector lácteo siempre estuvieron a la orden del día. Los cuestionamientos, a esta altura, fueron tanto para los funcionarios del kirchnerismo como ahora lo son para los de Cambiemos por la falta de decisiones tendientes a recrear un modelo previsible y sustentable para los distintos jugadores del negocio. 

Sin embargo, una nueva herramienta institucional parece sacudir el tablero: la puesta en marcha el 15 de diciembre próximo del Mercado de Futuro de Leche. Por ahora no hay conclusiones sobre esta medida sino más bien incertidumbre porque todos esperan a ver cómo arranca y cómo funciona.

La Secretaría de Gobierno de Agroindustria, en colaboración con los mercados integrados MATba y ROFEX, y la Comisión Nacional de Valores están a cargo de la implementación de esta herramienta que, se prevé, facilitará al productor y a la industria cubrirse de las posibles variaciones futuras del mercado. Se destaca que el rol de los mercados a término es permitir desarrollar estrategias de cobertura de precio tanto a productores, que venden contratos de futuros, como a la industria, que fija el costo de su materia prima.

Para el secretario de Agroindustria, Luis Etchevehere, esta iniciativa modificará la forma de producir porque conocer el futuro mejora el presente de los productores, que van a poder simplificar sus costos de producción para adaptarse al mercado, y de los industriales que van a poder comercializar de una manera previsible, firmando contratos a un año o más. El funcionario consideró que con este cambio aumentan las posibilidades de generar empleo, de potenciar el arraigo rural, y de ingresar nuevas divisas por parte del sector.

De acuerdo a los detalles de instrumentación, cada contrato de futuro de leche cruda será de 5.000 litros que se podrá listar en pesos y en dólares, se liquidará por diferencia de precio (sin entrega física), contra el precio del mes anterior informado por la cartera agroindustrial. Esto permitirá, según explicó la Secretaría de Agroindustria, que los productores aseguren un precio por la proporción de su producción que ellos decidan. 

Al fundamentar la creación de este nuevo Mercado que entrará en vigencia en tres semanas, se destacó que dada la volatilidad del precio de la leche cruda y su alta participación en el costo de otros productos, hasta ahora resultaba muy difícil para una industria hacer contratos a un año. En este nuevo contexto, los futuros permitirán tener certezas en este aspecto, de la misma forma que ocurre en otras cadenas productivas.

Actualmente, la Secretaría de Agroindustria cuenta con un indicador que surge del precio promedio ponderado liquidado mes a mes, de un volumen del orden de los 800 millones de litros, que comprende más de 8.300 liquidaciones electrónicas con una facturación de más de 6.700 millones de pesos mensuales.

Del otro lado del mostrador, con esta nueva herramienta una cadena de supermercados podría comprar futuros de leche cruda y acordar con quien les fabrica las marcas blancas un costo industrial para los meses siguientes. De esta manera podría proyectar el precio al que venderá el producto con meses de anticipación.

Respecto a la actividad láctea en este 2018, de enero a septiembre de este año el volumen de la producción lechera creció un 28% por ciento y en un 24% en facturación en dólares con respecto al mismo período del año pasado. Se trata de estadísticas positivas que no se reflejan en el estado de ánimo de los actores de la cadena, en especial los productores.

Habrá que esperar, entonces, para ver en funcionamiento el Mercado de Futuro de Leche y si permite, en la práctica, dar mayor previsibilidad y transparencia al sector lácteo. No es buen punto de partida la falta de estabilidad cambiaria ni de precios que se advierte en la economía argentina. 









 

Autor: REDACCION

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