La situación de la petrolera estatal YPF es preocupante, pues en el mes de julio redujo 7,5% su producción, con la cual en los primeros 7 meses del año de enero a julio tiene un acumulado de 7,9% de pérdida. Se trata sin dudas de una situación que trae intranquilidad, más considerando que el país está en una afanosa búsqueda de recuperar su producción en lo que hace al combustible.
En el séptimo mes del año se extrajeron 2.332 millones de metros cúbicos de petróleo, mientras que ese mismo mes de 2016 la producción había sido de 2.521 millones. Considerando el completo de los siete meses la producción ascendió a 16.017 millones de m3 contra 17.401 de un año atrás.
En tal sentido el Instituto Argentino del Petróleo sostuvo que "se acelera la caída de la producción petrolera y se encamina a terminar el año con un volumen considerablemente menor al de 2016", tal lo sugiere el análisis del informe oficial distribuido por el propio Ministerio de Energía.
Una de las razones centrales para esta permanente baja de la producción es la caída de los precios internacionales, que estando en torno a los 50 dólares el barril, es un valor que no es suficiente para que las empresas inviertan en exploración y en recuperación secundaria. Un caso muy preciso y que describe la situación la constituye el anuncio de la empresa Tecpetrol del grupo Techint en reducir los desembolsos en un área de la provincia de Chubut en vista que la inyección de agua que requieren los pozos, consecuencia de su declinación productiva, incrementa los costos de tal manera que dejan de ser rentables. En el mes de julio la producción de dicha empresa se contrajo 19,8% y en los primeros siete meses lleva acumulada una baja de 27,5% muy significativa.
Cabe destacar que si bien el mencionado es un caso que describe claramente la situación, ninguna empresa escapa a estas condiciones, pues todas han reducido sus niveles de extracción. En el caso de YPF, que es la mayor extractora de la Argentina, en julio llegó a una producción de 1.058 millones de metros cúbicos, marcando una baja de 7,6%, en tanto que acumula en siete meses una producción de 7.242 millones con caída interanual comparativa de 6%.
En cuanto a la producción de gas, la empresa estatal registró un avance de 12,5% en julio, en tanto en el lapso de siete meses lleva un alza acumulada de 11%, mientras que la empresa Total que es la segunda operadora en importancia registró una baja de 1% en el mes y 2,4% en el acumulado anual. Sobre este fluido el Instituto Argentino de Energía sostuvo que al cabo del primer semestre en junio, tomando junio de 2016 en el año el aumento de producción fue de 1,8%, manteniendo la tasa de crecimiento, aunque con la salvedad que es menor de la que hubo en la comparación de 2015 con 2016, y que además la producción viene declinando en los últimos meses de este año, lo cual ocurre en el marco de la importante valorización del precio del gas en las tarifas, además de los altos subsidios que otorga el Estado a las petroleras productoras en el marco del Plan Gas, por el cual se abona a las productoras un precio más alto que el que se traslada a los usuarios, con la finalidad de estimular una producción que de todos modos no responde de la manera esperada.
Para tener una idea mucho más precisa sobre estos subsidios estatales a los productores de gas, de enero a julio del presente año se distribuyeron 17.682 millones de pesos, siendo nada menos que 8 veces más que lo que se había otorgado en igual período de 2016. Dadas estas cifras, en este momento el subsidio al gas representa el 28% del total que se distribuye desde el Estado, mientras que el año anterior explicaba apenas el 2,4% del total de los subsidios.
Queda, eso sí, la esperanza de Vaca muerta, que nos ubica en el mundo como el segundo país con más recursos de gas de esquisto, y el cuarto en petróleo no convencional, existiendo 400 pozos de fracking que convierten a esa desértica zona en la mayor explotación del mundo fuera de Estados Unidos. En cuanto al gas, hay un exceso de mala calidad estando prohibido venderlo y lanzarlo al aire, por lo cual se procede al quemado, viéndose el fuego en las torres que coronan cada uno de los pozos.