Editorial

Mayor desempleo en mujeres

No es un secreto la discriminación laboral que han sufrido y siguen padeciendo las mujeres, aunque más allá de lamentar esta situación, es bueno destacar la creciente visibilización que ha ganado la problemática en los últimos años que permite al menos crear esfuerzos para reducir la grieta. Es decir, mostrar la situación de injusticia es un paso necesario para avanzar en estrategias y acciones que emparejen las posibilidades entre hombres y mujeres a la hora de acceder a un trabajo. En el "mientras tanto", la pelea se da entre otros terrenos en el ámbito parlamentario, como fue alguna vez el cupo femenino para la conformación de listas de candidatos a cargos legislativos y que más acá en el tiempo derivo en la ley de paridad a nivel nacional, que todavía no se ha replicado en todas las provincias. Además, la semana pasada en la Cámara de Diputados de la Nación se dio media sanción a un proyecto impulsado por la cordobesa Soledad García para establecer un cupo femenino y de la juventud en la conducción de mutuales y cooperativas. Y en la provincia de Santa Fe pisa fuerte una iniciativa para que las comisiones directivas de los clubes cumplan con el criterio de paridad de género en su composición. 

La brecha en las tasas de actividad y empleo entre mujeres y varones en el mercado laboral argentino se ubica en torno a 20 puntos porcentuales en un contexto en el que también hay diferencias salariales, indicó un estudio elaborado por el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), en colaboración con la ONU. El informe señaló que la disparidad se profundiza dado que tienen mayores probabilidades de encontrarse desempleadas, subocupadas o de trabajar en la informalidad o en sectores menos dinámicos a la vez que subrayó que acceden menos a puestos de decisión, tanto en el sector privado como público.

En ese sentido, advirtió que persisten brechas de unos 20 puntos porcentuales en las tasas de actividad y empleo de mujeres y varones y precisó que en la actualidad, el 55% de las mujeres de entre 16 y 59 años están empleadas, en contraposición con 75% de los varones de la misma edad. De acuerdo al documento, actualmente, la brecha se estabilizó en torno a 20 puntos porcentuales, un nivel equivalente al de 2003. Consideró que ello da cuenta de la permanencia de la brecha en el tiempo en un contexto en el que, además, los niveles de empleo agregados no mostraron cambios demasiado notorios.

Con relación al salario, dio a conocer que, según los últimos datos disponibles, en promedio, el de los varones es un 24% mayor que el de las mujeres. Las brechas entre mujeres y varones en el empleo en la Argentina y en la región latinoamericana han tenido una evolución muy similar a la de la participación laboral, hecho que se explica, principalmente, por la alta correlación entre ambos indicadores, evaluó el sondeo. Asimismo, analizó que las mujeres registran su mayor nivel de empleo entre los 30 y los 50 años, al tiempo que los varones ingresan antes al empleo.

El reporte resaltó que mientras los varones aceleran su incorporación al mercado de trabajo desde la adolescencia tardía, las mujeres muchas veces continúan en mayor medida su trayectoria educativa o comienzan a dedicar una importante parte de su tiempo al trabajo no remunerado y de cuidados en el hogar".

Por otra parte, la fragilidad laboral, entendida como el déficit de empleo y la precariedad de los puestos existentes, alcanzó los 39,7 puntos en el segundo trimestre de 2019, el nivel más alto de los últimos cuatro años. Así lo sostiene el 

Indice de Fragilidad Laboral (IFL) que difunde la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET), que además consigna que el crecimiento de ese indicador -en línea con la evolución reciente de la actividad económica- se ha intensificado en los últimos cuatro años y, particularmente, en el último. La dinámica se repite en todas las dimensiones que componen el índice de fragilidad laboral: en los últimos tres años el déficit de empleo creció un 25%, la precariedad laboral un 6%, y el indicador que mide la evolución de los ingresos de los hogares y su distribución un 5%, según el reporte.

También, señaló que al examinar el diferencial de fragilidad entre varones y mujeres, éstas se ven más afectadas por el deterioro en las condiciones del mercado de trabajo de los últimos años: entre las mujeres el IFL arrojó un valor de 39,3 puntos en 2019, un 15% superior al nivel de 2018. Entre los varones, en cambio, alcanzó 38,2 puntos, siendo un 11% mayor al nivel de fragilidad del año previo.















 

Autor: REDACCION

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