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"Matar a Pablo”, un manifiesto ideológico sobre la existencia

Crédito: FOTO GENTILEZA//LULI MONDINO MATAR A PABLO. Una lectura performática a cargo de Marcelo Allasino.

Por Susana Rizzotto - El jueves 4 de abril del 2024, tuve la dicha de ser testiga de una lectura performática, a cargo del actor, dramaturgo, director, Marcelo Allasino, junto a un equipo de grandes artistas de Rafaela y la región -el performer Martín Molinaro, el fotógrafo Cristian Bonaudi, el músico Ale Delbono, la videorealizadora Daio Albanesi, la artista visual Lucía Berman, la fotógrafa Ruth Theler y el videorealizador Beto Bellezze-. La instalación performática cuenta además con valiosos aportes de Ramiro Rodríguez, Pablo Pellegrinet, Eduardo Schaberger Poupeau y Eugenio Fertonani.
Al ingresar a la sala, nos encontramos con una puesta en escena, que aconteció en diferentes sectores del salón principal de exposición del Museo de Bellas Artes de Rafaela (Complejo Viejo Mercado), fotografías, instalaciones artísticas, proyección de videos, paredes llenas de escrituras y de dibujos, hicieron que el espectador, comience a sumergirse en la antesala de la creación de una obra.
Luego del recorrido, los espectadores toman asiento. El autor se acerca al atril, toma sus apuntes y comienza su lectura. Las palabras fluyen y salen a borbotones de su boca.
“Matar a Pablo” es un manifiesto ideológico sobre la existencia, sobre la vida y sobre el amor. Una obra que le costó salir a la luz. Un amor que no se pudo manifestar -o si- . Un grito que no pudo ser.
Y el día llegó, la obra salió a la luz, en un formato que le quedó perfecto, con su autor como lector y vocero de su propia historia, una amistad de hermanos, un amor que pudo ser confeso, un grito visceral y perturbador guardado durante años en lo más profundo de sus entrañas.
Y en ese lugar de exposición, que es estar en escena, Allasino está a salvo al desnudar su alma, exponer su ego, sus dudas, sus resentimientos, sus propias miserias que pudo balbucear a gritos. Habló sobre la amistad, el compromiso, el amor, la religión, la familia, las contradicciones de la vida, lo opuesto, que en esta historia, encajan como el yin y el yang.
Si esta obra no habla de amor, entonces cómo sería hablar de amor? Sobre el final el autor dice: “Esta obra no habla sobre el amor”. Y con una pregunta, que cierra el relato, seguido del apagón de fin de obra, nos muestra con certezas que el amor es más fuerte “¿Pablo, estás?”...
Mis emociones explotaban a cada instante, entre las risas y las lágrimas, mis pensamientos y mis sentimientos se mezclaban con la historia relatada, como si fuera parte de mi historia, como si también fuese mi manifiesto... hacerse cargo de tanto no es nada fácil, y Allasino lo hizo. Lo hizo por mí y por todas las voces que quieren gritar y no tienen la posibilidad de hacerlo.
Cito esta frase de Lee Strasberg: “Voy a dejar caer todas mis defensas, seré completamente vulnerable y expresaré todo mi ser totalmente, porque cuando estoy en escena -como estoy ahora- estoy a salvo”. Marcelo Allasino siempre va a estar a salvo, porque tiene el don de ser puro arte.
Reafirmo, más que nunca, el arte salva. 

Autor: Redacción

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