ESTAMBUL, 2 (AFP-NA). - Las autoridades turcas buscaban
el domingo al hombre que mató a 39 personas, de las cuales al
menos 15 de ellas extranjeras, al abrir fuego contra una famosa
discoteca de Estambul, donde cientos de personas celebraban el Año
Nuevo.
El ataque marca un sangriento inicio de año en Turquía, tras un
2016 en el que el país se vio sacudido por numerosos atentados y
un golpe de Estado fallido.
El atacante empezó a disparar a la 01H15 del domingo (22H15
GMT del sábado) en el famoso y exclusivo club Reina, situado a
orillas del Bósforo, donde 700 o 800 personas festejaban el Año
Nuevo.
La televisión NTV afirmó que el atacante había disparado entre
120 y 180 veces durante unos siete minutos sembrando el pánico, lo
que hizo que incluso algunas personas se lanzaran a las gélidas
aguas del estrecho para escapar a la matanza.
El primer ministro turco Binali Yildirim calificó de
"infundadas" las informaciones aparecidas en la prensa según las
cuales el asaltante iba disfrazado de Papá Noel, y explicó que el
agresor había dejado el arma en el lugar de la masacre y había
"aprovechado la anarquía" del momento para huir.
"Las operaciones de búsqueda del terrorista están todavía en
curso. Espero que sea capturado rápidamente", declaró el ministro
del Interior, Suleyman Soylu, que habló de "atentado terrorista".
Según el último balance provisional de las autoridades, 39
personas murieron, de las cuales al menos 15 extranjeros y 65
resultaron heridas en este ataque que aún no ha sido reivindicado
y que el gobierno de momento no ha achacado a ningún grupo en
particular.
Aunque por el momento, los responsables turcos no han precisado
las nacionalidades de las víctimas extranjeras, habría al menos un
ciudadano belgo-turco, una franco-tunecina, una israelí, tres
jordanos, dos tunecinos, tres libaneses, varios saudíes, un libio,
dos indios y varios marroquíes, según las respectivas autoridades
nacionales.
PRIMEROS DETALLES
Los viandantes dejaban flores y velas bajo la mirada de una
decena de policías armados con metralletas que seguían custodiando
el lugar en la noche del domingo, constató una periodista de la
AFP.
Una lona azul cubría la fachada del establecimiento, frente al
cual había un charco de sangre.
Antes de entrar y de abrir fuego en este club nocturno, muy
frecuentado por extranjeros, el asaltante abatió a un policía y a
un civil que se encontraban delante de la discoteca, precisó el
gobernador de la ciudad, Vasip Sahin.
"Es un ataque terrorista", insistió Sahin en una rueda de
prensa.
"De una forma salvaje e implacable, ametralló a la gente que
simplemente había venido a celebrar el Año Nuevo", declaró el
gobernador.
Las autoridades habían anunciado un despliegue de 17.000
policías en Estambul en el marco de los festejos del Año Nuevo.
"Habíamos venido para pasar un buen rato, pero todo se
transformó en caos, en una noche de terror", explicó a la AFP
Maximilien, un turista italiano que hacía la cola en la entrada
cuando llegó el agresor.
El futbolista Sefa Boydas, otro de los asistentes a la fiesta,
contó a la AFP que, conforme avanzaba para escapar de la
pesadilla, "las personas se pisoteaban las unas a las otras".
SEMBRAR EL CAOS
El ataque suscitó una ola de reacciones de indignación en el
mundo. Washington, Moscú, París y Berlín, así como el papa
Francisco, lo condenaron con firmeza.
En su primera reacción a la matanza, el presidente Recep Tayyip
Erdogan afirmó el domingo que este atentado busca "destruir la
moral del país y sembrar el caos tomando deliberadamente por
blanco la paz de la nación y los civiles con estos ataques de
odio".
"Turquía está determinada a seguir luchando hasta el final
contra el terrorismo", añadió el mandatario.
Turquía ha sido objeto de varios ataques vinculados con la
rebelión separatista del Partido de los Trabajadores del Kurdistán
(PKK) o atribuidos al grupo yihadista Estado Islámico (EI) que han
golpeado especialmente Estambul y Ankara.
La agencia de noticias Firat, cercana al PKK, citó a su líder
Murat Karayilan diciendo que ninguna fuerza kurda estaba implicada
en el ataque.