SAN PABLO, 13 (AFP-NA). - Más de 580.000 brasileños
indignados por el megaescándalo de corrupción en Petrobras
marcharon nuevamente el domingo en Sao Paulo, Brasilia y decenas
de otras ciudades contra el gobierno de Dilma Rousseff, pero
fueron menos numerosos que el mes pasado.
En Sao Paulo, donde tuvo lugar la mayor protesta del 15 de
marzo, habían este domingo unas 275.000 personas, dijo
la policía. Los organizadores no han dado estimaciones oficiales,
pero hablan informalmente de entre 600.000 y un 1,2 millón de
manifestantes.
El mes pasado, en todo el país, la policía calculó más de 1,7
millón de manifestantes (de los cuales un millón en Sao Paulo),
una cifra bastante superior a la de este domingo.
"Queremos abrir un lugar a la indignación del pueblo brasileño
(...) Nuestro foco es que Dilma salga del poder con un proceso
dentro de la ley. Puede ser su renuncia o un impeachment (juicio
político), pero que salga. Fue elegida en octubre, sí, pero ahora
el pueblo quiere su salida", dijo a la AFP Janaina Lima, portavoz
del movimiento Vem Pra Rua (Ven a la calle), de 30 años, desde lo
alto de un camión de sonido que avanzaba por una repleta avenida
Paulista.
Como en la anterior protesta, muchos manifestantes de todo el
país visten la camiseta amarilla y verde de la selección brasileña
y reclaman el impeachment de la presidenta que comenzó su segundo
mandato hace poco más de tres meses.
Un sondeo de Datafolha mostró el sábado que el 63% de los más
de 2.800 consultados estaba a favor de abrir un juicio político
contra la presidenta por el caso Petrobras, aunque también una
mayoría (64%) cree que, aún en ese caso, Rousseff tampoco sería
apartada de su cargo.
Los expertos jurídicos aseguran que no hay elementos que
permitan la destitución de Rousseff y ningún partido político de
peso está impulsando esa vía.
Trece senadores, 22 diputados, dos gobernadores, el tesorero
del PT y exfuncionarios son investigados por la corrupción en
Petrobras, que movió unos 4.000 millones de dólares en la última
década.
Rousseff, con la popularidad casi por el piso, enfrenta
asimismo dificultades tanto en los frentes político como
económico, con una economía casi estancada y una inflación que
alcanzó el 8,13%.