Suplemento Economía

Más medidas y contramedidas

Cuando repasamos la ingeniería de la medida tomada por el gobierno en

cuanto al blanqueo de capitales mediante los CEDIN y los BAADE,

descubrimos que es más fácil planear que implementar. Cuando

hablamos de políticas públicas (de cualquier orden: nacional, provincial

y municipal) se entiende que las mismas siguen (debieran) una serie de

pautas o lineamientos teóricos establecidos y aceptados:

1. Diagnóstico

2. Diseño

3. Implantación

4. Difusión

A su vez, la pauta de implantación comprende una serie de pasos o etapas que bien podrían resumirse de esta manera:

1. Se identifica una necesidad o un problema irresuelto.

2. Se realiza diagnóstico, se identifican las causas del problema.

3. Se identifican y formulan las posibles alternativas.

4. Se toma la decisión (política), se prepara un proyecto, se definen objetivos.

5. Se dirigen las actividades.

6. Se difunde las actividades y logros.

Ahora bien, el éxito de cualquier política implementada se deberá a varios y diversos factores, y por más que el diseño sea “perfecto” si se erró en el diagnóstico inicial o en la implementación lo más probable será que el resultado no sea el esperado.

El escaso grado de aceptación de los CEDIN fueron una clara muestra de esta situación, la minuciosa ingeniería del instrumento tropezó con la falta de expectativas positivas que a la postre definieron el fracaso de la medida; y es que el inversor argentino no es fácil, prefiere dólares aunque Estados Unidos este al borde de la quiebra que invertir en equipos, máquinas y tecnología.

De los 4.000 millones de dólares que esperaba el gobierno blanquear se logró menos de un 10%, y sin un lineamiento concreto funcionarios de primera línea hicieron declaraciones contradictorias cuanto menos llamativas. Es que cuesta pensar que la relevante decisión de diferir el vencimiento del blanqueo no haya sido analizada y prevista antes del 30 de septiembre.

Finalmente desde el ejecutivo la presidente decidió la prórroga por tres meses más del famoso blanqueo de capitales, una decisión que busca sin dudas revertir las deterioradas expectativas pre electorales.

La jugada es arriesgada, pero a menos de un mes de las elecciones no es el momento de titubeos, el propio viceministro de economía Kicillof reconoció "la presidenta nos hizo una consulta a mí y a Mercedes Marcó del Pont y coincidimos en que era razonable y conveniente prorrogar el blanqueo, para que no esté sujeto a toda esa hojarasca electoral que tiende a crear clima de desazón y peligro de crisis".

Parece ser que las expectativas y el humor de la gente son cruciales para el éxito de cualquier medida económica, componentes más difíciles de estimar y que escapan de un simple cálculo matemático, a tenerlo en cuenta entonces.

Autor: REDACCION

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