Editorial

Más de la Argentina de siempre

Incorregibles es un términos que bien podría utilizarse para describir a una gran mayoría de los políticos argentinos, que no aciertan en las soluciones para un país que siempre se las ingenia para estar un poco peor a pesar de que, a priori, cuenta con recursos para alcanzar indicadores de desarrollos económico, social e institucional por encima de los que hoy devuelve el espejo del país. Uno de los insumos básicos para la planificación en todos los niveles, desde el ámbito privado hasta el público, consiste en generar previsibilidad y mantener inalterables las reglas de juego, algo que es imposible en estas tierras a la luz de lo que siempre sucede. 

Cuando se buscó favorecer las inversiones petroleras en el campo de Vaca Muerta, en Neuquén, que requieren millonarios desembolsos de dinero, el Estado dispuso una serie de beneficios con el objetivo de alentar a las empresas a aventurarse en la explotación de los recursos energéticos. Pero a raíz de la crisis económica y en especial la necesidad de caja del gobierno de turno, se modificó la matriz inicial, no se pudieron mantener las ventajas ofrecidas y por tanto las corporaciones petroleras perdieron la rentabilidad esperada.  

Al cambio en las reglas de juego en el sector petrolero ahora se le suma el campo, que en menos de dos meses asiste a un aumento de la presión fiscal vía retenciones a las exportaciones. Al Gobierno nacional no le cierran los números, incrementó el gasto social y por tanto ahora debe salir en busca de recursos de los sectores productivos en nombre de la solidaridad. Mientras el gasto político no hace sacrificio alguno más allá del promocionado congelamiento de dietas de legisladores y de sueldos de funcionarios de primera y segunda línea de distintos niveles de Estado. 

Esta vez el Gobierno nacional subió 3 puntos porcentuales los derechos de exportación de soja de más de mil toneladas. De todos modos, a esta altura nadie puede garantizar que a medida que se realicen las asambleas de productores, que ya dejaban ver su creciente malestar, no se gesten medidas de fuerza para rechazar la decisión del Presidente y resistir su aplicación. Cada vez que en la historia reciente llegamos a este punto se refrescan las imágenes de los chacareros a la vera o sobre las rutas, un paisaje de 2008 para pelear contra la famosa Resolución 125 que pretendía instaurar retenciones móviles y que finalmente no pudo superar el filtro del Congreso por el voto del entonces Vicepresidente y titular del Senado. 

Cabe aquí recordar un informe elaborado por la Sociedad Rural Argentina, presentado en enero pasado, en el que se advertía que el aumento de las retenciones y de los impuestos provinciales y tasas viales redujo la rentabilidad en la producción agrícola. La entidad rural mostró un estudio de impacto que se realizó para la campaña agrícola 2019/20, buscando analizar las variaciones del componente impositivo para las decisiones de inversión entre los momentos de siembra y los de cosecha, el horizonte temporal en el que se realiza el negocio agrícola.

En el caso del trigo, el documento señala que el cambio de reglas de juego encontró al productor con las decisiones de inversión ya tomadas. El productor al momento de sembrar estimó que los impuestos representarían un 88% de su resultado, y luego del cambio de reglas de juego, el peso de los impuestos pasó al 97%. Esto significa que para los que vendieron sus granos luego de cambio impositivo, los aumentos de impuestos le redujeron su resultado económico un 75%. Lo mismo le pasó al resto de los cultivos de invierno, como la cebada.

En el caso del maíz, el peso de los impuestos en el resultado del productor pasó de 81% en septiembre de 2019 a 94% en diciembre de 2019. Esto significa que, para los productores que vendan sus granos luego de los cambios impositivos, su resultado económico se verá reducido en un 68%, casi dos tercios del resultado que esperaba cuando sembró. Para el girasol, el peso de los impuestos en el resultado del productor pasó de 85% en septiembre de 2019 a 97% en diciembre de 2019. Esto significa que para los productores que vendan sus granos luego de los cambios impositivos su resultado económico se verá reducido en un 80%, por causa de los impuestos su resultado será tan solo una quinta parte de lo que estimaba obtener cuando decidió llevar adelante la siembra.

En relación a la soja, el informe puntualiza que el peso de los impuestos en el resultado del productor pasó de 87% en septiembre de 2019 a 94% en diciembre de 2019. Esto significa que, para los productores que vendan sus granos luego de los cambios impositivos, su resultado económico se verá reducido en un 54%, un poco menos de la mitad del resultado que esperaba cuando sembró.

El documento aclara que las reglas de juego tributarias tuvieron un cambio significativo respecto de lo que ocurría al momento de la toma de decisiones empresariales de los productores.




Autor: REDACCION

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