BRASILIA, Brasil, 11 (AFP). - Brasil, uno de los países más afectados por la pandemia de la Covid-19, registró ayer otras 331 muertes y el total de fallecidos llegó a 150.023, según datos recopilados por un grupo de medios de prensa con las autoridades de salud.

De acuerdo a ese mismo consorcio, creado cuatro meses y que recoge en tiempo real los datos de las secretarías de Salud de los 27 estados del país, el número de contagios llegó a 5.073.483.

Tras el primer caso el 26 de febrero y la primera muerte el 16 de marzo, el país vio subir los números hasta pasar por un reporte de 1.000 muertes diarias durante casi dos meses, que empezó a ceder en agosto (932) y en septiembre (752).

En tanto, el promedio de infecciones diarias bajó de 40.659 en agosto a 30.000 en septiembre y a 27.200 en lo que va de octubre.

Esos datos fueron divulgados en el inicio de un fin de semana prolongado, ya que mañana será festivo en el país y las autoridades sanitarias esperan que miles de brasileños aprovechan para volcarse al turismo en playas y montañas.

La barrera de los 150.000 fallecidos fue superada en medio de una rápida desescalada en todas las regiones del país, que fue muy criticada por muchos especialistas que alertaron de que, si bien la virulencia de la pandemia se redujo, aún permanece alta en casi todo el territorio nacional.

En Sao Paulo, el estado más afectado por el virus en Brasil, las autoridades anunciaron otra relajación de las medidas de aislamiento social al autorizar, a partir de este mismo fin de semana, la reapertura de cines, teatros y museos.

Lo mismo sucedió en Río de Janeiro, la segunda región del país más impactada por el coronavirus, que retomó prácticamente todas las actividades económicas, las clases en escuelas primarias y secundarias, además de liberar la práctica de deportes al aire libre.

Aunque decidida por alcaldes y gobernadores, la reapertura fue promovida por el presidente de Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro, uno de los líderes mundiales más escépticos frente a la gravedad de la pandemia, que en julio pasado también contrajo lo que en alguna ocasión calificó de "gripecita".

Ayer, como hicieron miles de brasileños, Bolsonaro aprovechó el fin de semana prolongado y viajó con su familia a la playa de Guarujá, en el litoral del estado de Sao Paulo.