En Cosquín hay otra plaza que convoca tanto como la del Festival. Es la de las artesanías, donde una Feria imponente ocupa todas sus calles internas y decenas de carpas albergan bajo sus mangas a cientos de mujeres y hombres talentosos en sus diversos rubros que les permiten demostrar sus habilidades manuales durante la segunda quincena de enero de cada año. Los mejores trabajos elegidos por un jurado especialmente designado en cada edición son adquiridos por la Comisión oficial organizadora como Premio adquisición y pasan a integrar el Museo del Artesano que va atesorando esas obras maestras. Numerosos rubros se dan cita cada vez para demostrar la hechura de cada trabajo y así los visitantes que la recorren pueden deleitarse, asombrarse, aprender, consultar, adquirir o resignarse para una nueva visita desde pequeñas alhajas hasta imponentes esculturas de asta, hueso, cuero, metales diversos, orfebrería, joyería y platería, cerámica, piedra semipreciosa, hilados, talabartería, cestería, soguería, luthería, entre otras materias primas nobles para ser trabajadas a la vista del público.