Sociales

Marta González vuelve al teatro


La actriz vuelve a protagonizar “El show de los cuernos” a tres meses de haber sido intervenida quirúrgica por un derrame cerebral. Durante el verano, se sometió a un tratamiento de quimioterapia

Es martes por la mañana. Marta González se despierta temprano. Desayuna y aprovecha que es un lindo día para salir a caminar. Cuando regresa a su casa, suena su celular. “Hola, ¿cómo estás? Acabo de volver de una caminata. Me falta mucho para llegar a los 10 mil pasos que me aconsejó la nutricionista. Pero lo estoy intentando...”, dijo la actriz a Teleshow.

La artista de 74 años se prepara para retomar la gira teatral a tres meses de haber sufrido un accidente cerebrovascular. El 15 de junio, Marta se descompensó en plena función del espectáculo El show de los cuernos, en el teatro Picadilly. Preocupadas por su salud, sus compañeras de elenco llamaron a una ambulancia.

“En ese momento me dolía mucho mucho la cabeza -recuerda-. Era consciente de que decía furcios, pero les aclaraba a mis compañeras: ‘Todo el mundo hace furcios en la vida’. No tenía noción de lo que me estaba pasando. En primera instancia, me atendieron en el Sanatorio de Los Arcos, y después tuve la suerte de ir a la Sagrada Familia”.

En la clínica le diagnosticaron una malformación arteriovenosa congénita, según cuenta. “En general cuando tenés este problema te abren la cabeza. Pero a mí me atendió un neurocirujano intervencionista premiado mundialmente (en referencia el doctor Pedro Lylyk), y los intervencionistas no te operan, te intervienen. Yo entré a la sala, que parecía la NASA, y me hicieron una intervención inguinal”, precisa la actriz.

“¿Si tuve miedo? La verdad es que yo no sé si soy inconsciente o no, porque no tuve miedo. En verdad, yo no le tengo miedo a la muerte. Eso es por mi fe: pienso que la muerte no existe, que es un tránsito. Entonces, eso te hace más llevadero las complicaciones que puedas tener”.

La recuperación fue rápida. Y esta semana recibió el alta definitiva, aun cuando debe seguir tomando medicación preventiva y someterse a controles. “Yo me sentía bárbara; a mí lo que más me jodía era no poder manejar. Eso me costó mucho porque tenía que depender de mi nieta y mi hija. Pero ya puedo manejar, estoy bien, voy a volver a trabajar. ¡Imaginate lo feliz que estoy!”, dice.



Autor: REDACCION

Estás navegando la versión AMP

Leé la nota completa en la web