Al silencio de la Policía rafaelina, del Ministerio de Seguridad de la Provincia y de la Fiscalía Regional de Rafaela, los familiares y amigos del joven Jorge Molina, quien murió el lunes pasado cuando fue embestido por un móvil policial que circulaba a gran velocidad en contramano en barrio Villa Dominga de esta ciudad, le respondieron con una marcha de silencio para exigir justicia. 
A casi una semana del siniestro, nadie sabe ni siquiera el nombre de pila del agente policial que estaba al mando de la camioneta VW Amarok que atropelló a Molina en la esquina de Lavalle y 14 de Julio. Tampoco si fue suspendido o cual es su situación. Y este secretismo hace sospechar de una maniobra para eludir las responsabilidades. 
Ayer poco después de las 14, más de un centenar de personas se concentraron en la Plaza 25 de Mayo, donde pronunciaron una oración por Jorge Molina, quien tenía una activa participación en la Iglesia evangélica Jesucristo Fuente de Vida. Después la columna avanzó por la mano sur de bulevar Santa Fe hasta llegar a la Jefatura, en cuya puerta de hierro dejaron fotos de la víctima de ese accidente que, para sus familiares y amigos, fue un homicidio. 
Los carteles que exhibieron los manifestantes le daban un fuerte sentido a la caminata silenciosa, apenas matizada por los aplausos. "Justicia por Jorge", "¿Quién nos cuida de la Policía?", "Y por mi amigo quién responde?", "No al abuso de poder" fueron algunos de los mensajes que se pudieron leer. 
También hubo abrazos, hubo llantos y lágrimas por Jorge, un joven que tocaba teclados y que tenía una peluquería en Humberto Primo, donde también hubo una movilización de vecinos. 
El patrullero que atropelló a Molina pertenece a la Policía de Acción Táctica, un organismo que está por fuera de la Unidad Regional V de Policía. Ese organismo impulsa un sumario interno para establecer la responsabilidad del conductor mientras la Fiscalía Regional lleva adelante una investigación penal. Pero nadie sabe porqué ese vehículo policial avanzaba en contramano a alta velocidad. Se necesitan respuestas para la familia de Molina y para toda la comunidad.