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Marcelo Alejandro Farías, el músico que toca el alma de la gente

FOTO ARCHIVOMARCELO FARÍAS. Listo para uno de sus shows.

POR FIORELLA MARTINA
Cantante, pianista y docente, Marcelo dedica gran parte de su vida a la música. La lleva a las escuelas, a los shows que realiza con su grupo, a todos los lugares en donde se le permita mostrar su pasión. Es muy querido en la ciudad y sus alumnos se quedan con un grato recuerdo del profe Marcelo, como muchos le dicen. Es que encontrarse con gente que ama lo que hace, no sucede siempre. Su experiencia permite que nos animemos, que lleguemos a conocer, desde la emoción, algo que no habíamos sentido antes. Su particularidad, su manera de transmitir aquello que lo hace feliz; la música es un pilar, una fuente inagotable de buenos momentos y abrirse a escucharlo, es abrirse a descubrir sentimientos nuevos.
Las pantallas nos dividen, pero encontramos en este diálogo con Marcelo, un momento en común, un disfrute especial. “Desde chico siempre escuchaba música. En mi casa, mi papá tenía un tocadiscos y yo tenía curiosidad. Incluso en la casa de mi abuela había uno, en esa época era furor. La curiosidad era ir a agarrar esos discos, ponerlos y escuchar música. Así pasaba horas y horas. Siempre me gustó. Les pedía a mis padres que me regalen discos de vinilo y uno de los primeros que tuve fue el de José Luis Perales. Siempre me gustó la música romántica de los cantantes españoles. Me pasaba horas en la pieza escuchando”, recuerda.
Es en la niñez donde se genera el primer acercamiento al arte, donde se vislumbra que algo especial sucede. Marcelo comenzó su camino desde muy pequeño, un camino que lo llevaría lejos, aunque en ese entonces, él no lo supiera. “Empecé a estudiar música en la academia de Silvestre Scalenghe, a los 16 años. Estudiaba órgano, teoría y solfeo. Después empecé en la Escuela Municipal de Música “Remo Pignoni” donde hice toda mi Formación Profesional Instrumental. Fueron 8 años completos, con un título habilitante que nos daría la herramienta para dar clases. Tenía una muy buena formación. Yo estudié siempre acá en Rafaela. La docencia me gustaba mucho, antes de terminar empecé a dar clases”, afirma.
En cuanto a la enseñanza, Marcelo nos relata sus premisas al dar clases y el compromiso con los alumnos. “A mí me gusta mucho trabajar con chicos. Esa edad entre los 6 y los 12, pienso que se pueden exprimir más cosas. Nosotros no generamos músicos, sino que brindamos un acercamiento a la música para que a través de ella el chico se desarrolle emocionalmente. Se trabaja la atención, la memoria, los sentimientos… está relacionada con un todo. La docencia me permitió eso, acercar la música desde ese lugar. Siempre trabajé desde una canción, a veces los llevo al piano, los dejo que toquen las teclas, que se encuentren con la vivencia del sonido. Traté de transmitir esa idea porque lograba cosas muy interesantes con los chicos”. Como docente, brinda la oportunidad de experimentar con los instrumentos, de disfrutar desde lo lúdico algo sumamente importante para el desarrollo de las infancias.
Sin embargo, Marcelo también se dedica al canto. Le abren las puertas varios comedores y miles de salones de baile lo reciben con los brazos abiertos. “Empecé después de la docencia. Tenía esas ganas de cantar y de expresarme. Tomaba clases con Antonio Fassi y una vez en unos conciertos que armaba él para sus alumnos, me enfrenté a la experiencia. Después formé el grupo, empezamos a tocar primero en Rafaela, íbamos a los comedores. Hoy en día hemos visitado muchísimas localidades. Es una alegría poder llevar la música a diferentes lugares. A mí siempre me gusto cantar melódico, aunque también me gusta cantar cumbia, cuarteto. Pero cuando hago música melódica llego a mi propio corazón y ahí creo que llego al corazón de la gente”, reflexiona.
Lo que sucede en los shows en vivo es muy particular: el público canta al unísono, baila al ritmo de sus canciones, se hace escuchar. La euforia en ese momento compartido, la alegría de estar ahí, presentes. “El fin de semana me paso algo especial. Se acercó una abuela y vino a cantar con nosotros. Esa es la parte que más disfruto, cuando uno genera desde el escenario algo diferente en la gente, me emociona mucho. Mi intención es generar algo, eso es lo que busqué siempre tanto como docente y como músico. El secreto está en lo que brinda uno ahí, en la conexión, en ese mensaje. La gente disfruta, salta. Se puede llegar con la música desde diferentes lugares; desde lo festivo, la alegría, lo sentimental al escuchar lo melódico, tocar el alma”, relata.
Desde luego, la pandemia de Covid-19 afectó la posibilidad del encuentro. A pesar de esto, él  halló en la escuela, un lugar de unión. “En la escuela Juan Domingo Perón hicimos un video en plena pandemia sobre la canción de José Luis Perales, “Que canten los niños”. Explotó en las redes y fueron tantas las visitas que pusieron el video en la página de Cultura del Ministerio de Santa Fe. Este trabajo surgió de una combinación de la docencia y lo que yo podía brindar como artista. La gente estaba muy sensible también. Los chicos grababan desde casa con un celular, trabajábamos desde WhatsApp. Gracias a eso obtuvimos el reconocimiento de la Cámara de Senadores de la Provincia de Santa Fe. A la directora, quien me brindo la oportunidad de hacerlo, a Walter Colasso en edición y a mí como docente”, destaca.
Gestor de buenas ideas, Marcelo está en constante creación. Sus proyectos impactan de una manera favorable en el público que lo admira, que desea su éxito. De este modo, surgió el tributo a José Luis Perales — cantautor que admira desde muy pequeño — auspiciado por el Ministerio de Cultura de Santa Fe. “A veces en la vida todo está unido. Grabé el video de la canción “Te quiero” de él y lo subí a diferentes páginas de fans. Ahí obtuve un montón de apoyo. También lo subí en la página oficial de José Luis Perales y su equipo halagó el tema, que tenía un arreglo diferente en el inicio. Después hicimos un proyecto con Walter y presentamos la idea de hacerle un tributo. Se hicieron 4 videos que se publicaron desde la página y después lo compartimos en otros medios. Uno se disparó, lo empezaron a compartir muchísimo. En tres semanas, el tema tiene medio millón de visitas”. Con una velocidad propia de las viralizaciones en las redes sociales, todos los videos cuentan con miles de visitas, miles de personas que disfrutan estas canciones.
Marcelo tiene un alma creativa que impulsa y llega a lugares impensados. Desde las redes sociales, desde sus shows y desde las escuelas logra trasmitir aquello que ama y disfruta. “Nuestra idea era llegar a la gente y con esto nos motivamos para seguir adelante. Me siento muy satisfecho. Hay que disfrutar el recorrido de la vida”. Desde este diario, esperamos que sigan sus éxitos. 

Autor: REDACCION

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