Editorial

Mar Argentino al borde del colapso

Por momentos estamos en un estado de conmoción, aturdidos como un boxeador que recibió un golpe que lo mandó a la lona en medio del ring, por la pandemia del coronavirus que no nos deja reaccionar y recuperar el control de las cosas y de nuestro destino como humanidad. En cierta medida, la enfermedad siempre está un paso adelante y así será hasta que la ciencia no desarrolle una respuesta que la neutralice, por lo que no hay más alternativa que recurrir a medidas de manuales antiguos, como la distancia social, y la separación de quienes contraen el virus que nos remiten a los viejos leprosarios. Así está el panorama en el planeta Tierra, que de todos modos sigue lidiando con otros problemas más allá del Covid-19, como el maltrato que hace el hombre con los distintos ecosistemas. 

La problemática ambiental ha cedido terreno en la agenda pública tanto de los gobiernos y de los medios de comunicación, pero eso no significa que se hayan solucionado o desaparecido los inconvenientes. La contaminación, la sobreexplotación de los recursos naturales y el calentamiento global como resultado de una industria poco amigable con el medio ambiente mantienen su poder de fuego intacto, que solo se tomó un respiro cuando la mitad de la población mundial se confinó en sus hogares por temor al coronavirus.  

Ahora la organización ecologista Greenpeace advirtió una vez más que el Mar Argentino está amenazado por el descontrol pesquero al límite de la zona económica exclusiva argentina y la exploración sísmica de hidrocarburos, lo que está llevando al Atlántico Sur al borde del colapso. Los impactos de la sobrepesca y la industria petrolera provoca una gran pérdida de la biodiversidad marina, así como de una reducción drástica de una de las especies más codiciadas por los pescadores, la merluza común o hubbsi.

A través de las acciones que la organización desarrolla en el marco de la campaña de protección del Mar Argentino, se busca visibilizar el estado de vulneración en el que se encuentra el Mar Argentino. La coordinadora de esta iniciativa, Luisina Vueso, sostuvo que luego de un patrullaje en el barco Esperanza de Greenpeace, se lograron captar imágenes submarinas al límite de la zona económica exclusiva argentina que evidencian un desequilibrio en el ecosistema marino, similar a un bosque arrasado después del desmonte. A la intensidad de la actividad pesquera, que convierte el fondo marino en un desierto, se le suma la exploración petrolera, responsable de generar bombardeos acústicos tan potentes como el despegue de de un cohete espacial.

La organización ambientalista señaló que estos disparos no solo afectan a los mamíferos y aves, sino que también a las poblaciones de peces. Los impactos representan una disminución de la viabilidad y crecimiento del huevo y reducción de las tasas de captura. Por otro lado, Greenpeace recalcó que estos bombardeos submarinos, que son parte de la práctica de exploración petrolera, son el segundo mayor contribuyente de ruido subacuático causado por el hombre, solo detrás de explosiones nucleares y de otro tipo en pruebas militares.

En este contexto, Greenpeace citó un estudio científico cuyos resultados muestran que luego de exploraciones sísmicas por parte de la empresa Pan American Energy en el 2009 en el golfo San Jorge, zona principal de cría de una de las especies de peces con mayor presencia en el Mar Argentino, como la merluza hubbsi, la población de peces disminuyó significativamente, reduciéndose su captura hasta un 70% de sus tasas habituales. 

Por otro lado, Greenpeace afirmó que la merluza también se ve vulnerada por la intensidad de la sobre pesca a 200 millas náuticas del Golfo San Jorge, también al límite de la ZEE, donde se concentran más de 400 buques de flotas principalmente surcoreanas, taiwanesas, españolas y chinas, utilizando las técnicas más destructivas de pesca, sin respetar temporadas, obstruyendo los tiempos naturales de concentración de juveniles y de la reproducción de la especie.

Finalmente, la organización ecologista lamentó que pese a esta emergencia ambiental que atraviesa nuestras aguas, a finales de 2019 y a espaldas de los argentinos, se firmó un acuerdo que junto con resoluciones previas otorgó a la industria petrolera más de 1 millón de kilómetros cuadrados de la superficie marina para exploración sísmica hasta el 2025 y bombardear casi toda la plataforma continental. Por tanto reclamó que el gobierno deje de ignorar los impactos ambientales que atraviesa el Mar Argentino y que además priorice el abandono a los combustibles fósiles.



Autor: REDACCION

Estás navegando la versión AMP

Leé la nota completa en la web