A pesar de los insistentes llamados de la ONU, a través del Comité de Descolonización de la ONU, para que la Argentina y el Reino Unido busquen a través de un acuerdo pacífico y negociado poner fin a la disputada por la soberanía de las islas Malvinas, no hay demasiadas esperanzas para avanzar en esta dirección ante la negativa de los habitantes del archipiélago y la falta de voluntad para el diálogo del gobierno de Londres.
El mejoramiento en las relaciones diplomática entre ambos países abre un amplio posibilidades de abanico de incrementar el intercambio comercial o fomentar la cooperación, pero por ahora ni siquiera contempla la opción de poner sobre la mesa la discusión en torno a la soberanía de Malvinas.
En esta dirección se pronunció recientemente la primera ministra británica, Theresa May, quien afirmó que mantiene "más cálidas" relaciones con la Argentina a partir de la gestión del presidente Mauricio Macri, pero al mismo tiempo les prometió a los habitantes de las Islas Malvinas que "nunca" negociará la soberanía del archipiélago. "Les puedo asegurar que una cosa nunca cambiará: nuestro absoluto compromiso con el pueblo y la soberanía de las Falkland Islands (Islas Malvinas)", afirmó la mandataria europea en su tradicional mensaje de Navidad a los isleños.
La líder conservadora ratificó que la cuestión de la soberanía de las islas del Atlántico Sur "no está en debate" y señaló que "mientras ustedes deseen el derecho de ser parte de la familia del Reino Unido, defenderemos ese derecho y una parte valiosa de nuestra familia es lo que seguirán siendo".
Asimismo, May sostuvo que a partir de la negociación de un vuelo adicional que conectará Malvinas con Córdoba, el
archipiélago estará "más accesible que nunca", lo que "impulsará el desarrollo económico". Con declaraciones que flexibilizan los vínculos entre ambos países, la primera ministra expresó que "casi 40 años después del conflicto (bélico de 1982), el nuevo vínculo aéreo, los equipos de hockey sobre hielo conjuntos y el apoyo brindado a las familias de los argentinos caídos en la guerra, todo apunta hacia relaciones más cálidas con sus más cercanos vecinos", haciendo mención al trabajo humanitario para identificar a soldados caídos en la Guerra de Malvinas y al viaje que hicieron los familiares para visitar el Cementerio de Darwin.
Sin intenciones de complicar los avances en el campo de la diplomacia sino todo lo contrario, May también destacó que cuando mantuvo un encuentro con el presidente Macri, al convertirse en la primera jefa de gobierno británica en visitar Buenos Aires, "fue un placer enfocarse no sólo en lo que separa, sino también en lo que se puede lograr juntos", al tiempo que destacó que "la relación entre ambos gobiernos está cambiando". La mandataria conservadora adelantó que están en marcha conversaciones por la cuestión pesquera con la Argentina, lo que no tiene lugar hace 14 años, y sostuvo que en 2019 habrá "más discusiones con la Argentina" bajo los lineamientos del comunicado conjunto que ambos países firmaron en 2016.
También destacó que con el abandono de Gran Bretaña de la Unión Europea, Londres "fortalecerá" sus vínculos "alrededor del globo, trayendo más grandes oportunidades no sólo para el Reino Unido sino también para los territorios de ultramar" como es el caso de Malvinas, a quienes los británicos denominan Falklands.
Lejos quedaron aquellas emociones de miles de argentinos que en 1982 salieron a las calles de todas las ciudades a celebrar la recuperación de las islas a través de un sorpresivo desembarco de las Fuerzas Armadas. Menos de tres meses después el dolor y la angustia se apoderó de todo el país a causa de la derrota militar ante los británicos y la pérdida de cientos de vida de jóvenes soldados que debieron pelear ante un ejército mejor preparado y con mayor equipamiento para el combate, que se dio en un terreno hostil, desértico y frío.
Después a esta secuencia interminable ligada a Malvinas se suman cuestiones que generan repercusiones en el ámbito diplomático -que estresan la relación entre ambos gobierno o bien le quita tensiones-. Como el caso del embajador argentino en el Reino Unido, Carlos Sersale, quien debió pedir disculpas por el polémico tuit en el que reconoció como "máximas autoridades" de las Islas Malvinas a funcionarios británicos, luego de que sus expresiones generaran rechazo de todos los espacios políticos y le valieran una citación a la Cámara de Diputados para dar explicaciones e incluso pedidos de renuncia. Fue un evidente error que exige una reprimenda, aunque habrá que esperar para ver si finalmente su descuido tuitero le cuesta la dimisión del cargo.