CARACAS, 20 (AFP-NA). - Nicolás Maduro llamó al
diálogo a la oposición al asumir este viernes la presidencia de
Venezuela con la promesa de preservar el legado del líder Hugo
Chávez, una vez aplacada la crisis política que se desató cuando
sus adversarios desconocieron su ajustada victoria electoral.
Junto a un enorme retrato de Chávez, Maduro, de traje oscuro y
corbata roja, juró ante la Asamblea Nacional para gobernar por
seis años y recibió la banda presidencial de manos de María
Gabriela, una de las hijas del mandatario, fallecido el 5 de marzo
de cáncer.
"Lo juro por el pueblo de Venezuela, lo juro por la memoria
eterna del comandante supremo que cumpliré y haré cumplir esta
Constitución", dijo Maduro, con la Carta Magna en la mano
izquierda, de pie ante el presidente de parlamento, Diosdado
Cabello, mientras sonaban en Caracas cacerolazos de los opositores
y estallaban fuegos artificiales lanzados por sus seguidores.
Maduro, un exconductor de autobús y exsindicalista de 50 años
que llegó a ser canciller y vicepresidente, ganó por 1,8 puntos
porcentuales las elecciones del domingo, ante lo que el opositor
Henrique Capriles desconoció los resultados y se desató una
tormenta política.
"Llamo a quienes sean políticos de la oposición (...) los llamo
a conversar en los distintos escenarios que se pueda conversar. Yo
estoy dispuesto a conversar hasta con el diablo, hasta con el
nuevo Carmona si es necesario", dijo en su discurso refiriéndose a
Capriles, a quien compara con el empresario Pedro Carmona, que
asumió por unas horas el poder en el golpe de estado que sufrió
Chávez en abril de 2002.
El delfín de Chávez tomó posesión en un clima más relajado
luego de que el Consejo Nacional Electoral (CNE) aceptó el jueves
ampliar al 100% la auditoría de las urnas, lo que dejó por ahora
satisfecha a la oposición.
Una veintena de gobernantes asisten a la ceremonia de
investidura, entre ellos Raúl Castro (Cuba), Dilma Rousseff
(Brasil), Cristina Kirchner (Argentina) y Mahmud Ahmadinejad (Irán).
Miles de seguidores del gobierno, vestidos de rojo, festejaban
afuera de la Asamblea: "¡Chávez vive, la lucha sigue!", gritaba la
multitud.
"Es el legado del presidente, apoyarlo a él es apoyar al
Comandante supremo. Maduro es la continuidad del proceso
revolucionario", declaró José Rendó, un electricista de 38 años.
El heredero de Chávez tomó posesión tras recibir en Lima el
apoyo de los mandatarios de la Unión de Naciones Suramericanas
(Unasur).
Pese a los cuestionamientos de la oposición, Latinoamérica,
excepto Paraguay, avaló su victoria. Sin reconocer el resultado de
la elección, Estados Unidos apoya un recuento de votos, aunque
abogó por que no se "cierren las puertas" entre ambos países.
BAJA LA TENSION
Tras una semana de alta tensión, con brotes de violencia que
esta semana dejaron ocho muertos y cacerolazos, el CNE, que por
ley verificó el 54% de las urnas el día de la elección, decidió
que realizará una auditoría sobre el 46% restante, pero en base a
una muestra.
Aunque no implica el recuento total "voto a voto" como
reclamaba, Capriles, gobernador del estado de Miranda (norte) de
40 años, aplaudió la decisión del CNE.
"¡Vamos Venezuela, la lucha sigue por la verdad!", escribió en
su cuenta de Twitter Capriles, quien perdió por 11 puntos ante
Chávez en las elecciones de octubre pasado y ante Maduro logró
captar el voto de cientos de miles de chavistas.
Capriles nunca habló de fraude, sino de irregularidades en unos
3.200 casos. De encontrarse anomalías de peso en la auditoría, que
tardará 30 días, puede optar por impugnar la elección.
"Ha pasado la tensión, en un primer round que gana la oposición
porque ha logrado presionar al gobierno a una auditoría que no
tenía prevista, aunque al mismo tiempo el gobierno ha ganado
legitimidad", declaró a AFP el analista Luis Vicente León.