PARIS, 8 (AFP-NA). - El centrista proeuropeo Emmanuel
Macron, de 39 años, fue elegido este domingo presidente de Francia
-el más joven de su historia- evitando así que esta potencia
económica mundial cayera en manos de la extrema derecha de Marine
Le Pen.
Con el 64,5% de los sufragios según datos del Ministerio del Interior, este exbanquero
reemplazará al socialista François Hollande que renunció a
presentarse por falta de apoyo popular y del que fue ministro de
Economía, según estimaciones de institutos independientes.
"Esta noche se abre una nueva página de nuestra larga historia.
Quiero que sea la de la esperanza y la de la confianza
recuperadas", declaró Macron a la AFP.
El futuro presidente liderará una Francia muy dividida
políticamente entre las zonas urbanas (privilegiadas y
reformistas) y las desheredadas (tentadas por los extremos). "Defenderé a Francia y a Europa" anticipó sobre el perfil de su gestión.
Macron, que no parece recular ante los desafíos, tiene varios por
delante de gran calado como un desempleo endémico de 10%, la lucha
antiterrorista y la crisis de la Unión Europea (UE).
"Combatiré las divisiones que nos lastran", declaró en un
discurso solemne en su cuartel general de campaña, asegurando que
había escuchado "la ira, ansiedad y dudas" de sus compatriotas.
Aunque Marine Le Pen, de 48 años, pierde por amplio margen, no
es una derrota en toda regla para ella ni para su partido -el
Frente Nacional (FN)- que ha convencido a entre el 33,9% y el 35%
del electorado con promesas en contra de la inmigración y el euro.
No sólo eso, sino que se ha hecho un hueco entre las principales
fuerzas políticas del panorama nacional.
"Estaré al frente del combate" de las elecciones legislativas
de junio anticipó, donde espera superar con creces los dos diputados
actuales con una campaña contra la UE, la globalización, los
inmigrantes y las "élites" en un país corroído por el desempleo y
enlutado por una ola de atentados yihadistas.
Ambos candidatos mantuvieron una conversación telefónica
"breve" y "cordial" antes de que se conocieran las primeras
estimaciones oficiales, según el equipo de Macron.
Nada más conocerse la victoria, una explosión de alegría
recorrió la explanada del Louvre de París llena de militantes de
¡En Marcha! que agitaban la bandera nacional.
UN VENDAVAL
En apenas un año, desde que fundó el movimiento centrista ¡En
Marcha!, Macron se abrió paso en un país en el que dos grandes
partidos tradicionales de izquierda y derecha se alternaban en el
poder desde hacía medio siglo.
Se los llevó por delante en la primera vuelta con un programa
europeísta y liberal en temas económicos y sociales. Para la
segunda partía con una ventaja holgada, reforzada en el debate con
su rival, pero eso no le impidió un susto de último minuto, con un
pirateo informático masivo de documentos cuyo origen se desconoce
y que está siendo investigado por la justicia.
Para el mundo estas elecciones son un termómetro que mide la
fuerza de los populistas y toma el pulso a la Unión Europea tras
el triunfo del Brexit en el Reino Unido.
Alemania fue la primera en congratularse de "una victoria para
una Europa fuerte y unida", en palabras del portavoz de la
canciller Angela Merkel.
Al otro lado del Atlántico, el presidente de Estados Unidos,
Donald Trump, felicitó a Macron, declarándose "ansioso por
trabajar con él".