Editorial

Los salmones y el ambiente

Cuando la crisis aprieta el zapato de la mayoría de los argentinos, las prioridades parecen reordenarse porque tratar de salir adelante en nuestra vida cotidiana es la primera consigna. Es usual que en tiempos normales donde la oferta laboral es mayor, los sueldos alcanzan para cubrir las necesidades básicas e incluso para darse esos pequeños grandes gustos como comprar un auto nuevo o hacer un viaje familiar. Precisamente cuando no tenemos esas preocupaciones como en la actualidad, sobre como hacemos con un sueldo más chico para pagar las boletas de los servicios públicos, los impuestos y la compra del supermercado o los remedios, es que levantamos la vista y nos involucramos con otro tipos de causas, como las de defensa del medio ambiente.

Así, el contexto de la economía en general y su impacto sobre nuestro estado de ánimo y en especial sobre nuestro bolsillo define cuál será la agenda de cada uno de nuestros días. En crisis, nos enfocamos en las cuestiones personales, en tratar de resolver un problema tras otro y ser administradores de los escasos billetes que llegan a nuestras manos. En períodos de bonanza, en tanto, participamos de los temas que atraviesan transversalmente la sociedad y que nos debieran importar siempre, como la ecología y el medio ambiente, más ahora que el cambio climático emerge como una amenaza real para todo tipo de vida en el planeta.   

Por tanto, cuando las cosas andan mejor, prestamos atención a las luchas que inician organizaciones ecologistas, como es el caso de Greenpeace. Ya hemos abordado sus cruzadas contra la contaminación provocada por las petroleras y su universo de empresas proveedoras en torno al yacimiento de Vaca Muerta en la provincia de Neuquén. O a las acciones para resistir los desmontes en territorio chaqueño o salteño con el objetivo de ganar tierras para la agricultura, pero que con el tiempo al cambiar el curso de las aguas pluviales generan inundaciones en llanuras que se traducen en pérdidas millonarias para la actividad económica pero también para las familias. 

Ahora Greenpeace salió a hacer una nueva denuncia. ¿Sabías que una industria contaminante puede llegar muy pronto a las aguas puras de Ushuaia? planteó como disparador de esta nueva causa ambientalista. Argentina planea empezar a criar salmones dentro de enormes jaulas en el canal de Beagle, un lugar único por su fauna marina advirtió en la nueva campaña de concientización y por la que también trata de colectar adhesiones para resistir esta empresa que pone en riesgo un ecosistema natural. ¿Cuál es el peligro? La producción en cautiverio de esta especie esconde una realidad que no se ve: concentración de heces, desechos plásticos, fierros, redes, químicos, antibióticos y miles de pescados muertos terminan en el mar. Estas consecuencias no deseadas que usualmente se esfuerzan por ocultar afecta los fondos marinos, la pesca artesanal y a los animales locales.

Ante este proyecto, la organización ambientalista salió a pedir apoyo para poder frenar la instalación de la industria del salmón en el fin del mundo que cada día está más cerca. En el marco de su estrategia, solicitó a los argentinos que firmen por una #PatagoniaSinSalmoneras. ¿Por qué esta actividad conocida como salmonicultura puede llegar al sur de nuestro país? El gobierno nacional argentino firmó un acuerdo con el de Noruega para instalar centros de cría de salmón en la provincia de Tierra del Fuego.

En la reciente visita que los reyes de Noruega hicieron a la Argentina y Chile, activistas de Greenpeace se movilizaron para manifestarse en contra de estas iniciativas dañinas para el ambiente. Por caso, frente a la Municipalidad de Santiago de Chile donde los reyes noruegos recibieron la llave de la ciudad los militantes verdes mostraron pancartas con el lema “Bienvenidos reyes, pero sus salmones no”, en español y en su idioma, para hacer ver las graves consecuencias que puede provocar esta industria en el canal de Beagle.

En este sentido, desde la organización ambientalista señalaron que casi la totalidad del salmón que se consume en Argentina es importado desde Chile. Pero allí tampoco se pesca, se cría en cautiverio, en las mismas jaulas que llegarían a la provincia argentina de Tierra del Fuego. Esta actividad, denuncia Greenpeace, contamina los mares chilenos desde hace más de 30 años. Ahora, el canal de Beagle, en Ushuaia, puede convertirse en una nueva zona de desastre pero todavía está a salvo y debe seguir así a partir del compromiso de los argentinos en esta causa. Los habitantes de Tierra del Fuego ya se están movilizando en contra de la salmonicultura aunque se requiere una ley que prohíba la instalación de salmoneras en la provincia. "No permitas que las salmoneras envenenen Ushuaia" es la consigna de Greenpeace para emprender esta nueva cruzada que tiene como objetivo "frenar la llegada de esta industria contaminante a nuestra ciudad más austral".


Autor: REDACCION

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