Editorial

Los motores en silencio

Mientras en los Estados Unidos, el país más afectado por la pandemia, volvieron las competencias automovilísticas, en el Viejo Mundo ya se elaboraron los calendarios para que se ponga en marcha la actividad mecánica.

En el país del Norte de nuestro continente, el ruido volvió con la NASCAR Cup Series, primero sin espectadores y en las dos últimas fechas con una cantidad reducida de público en los escenarios.

Después se sumó la IndyCar, también con gradas vacías y con el anuncio de la Indy 500 con aficionados en las tribunas para el mes de octubre, según lo manifestado por Roger Penske, el nuevo propietario del IMS.

Por estos días, la FIA dio a publicidad un certamen atípico, de solamente ocho Grandes Premios -todos en Europa- para la Fórmula 1 y se definirán en los próximos días las pruebas que completarán la temporada del WRC.

Algo similar ocurre con el MotoGP y el Superbike, los dos campeonatos más importantes del motociclismo en todo el planeta, que en ambos casos tienen pendientes de confirmación a las fechas de Argentina.

En nuestro país, en tanto, ya se habilitaron diferentes autódromos para realizar pruebas, haciéndolo en primer término el de Comodoro Rivadavia y poco después los misioneros de Oberá y Posadas.

Luego fue el turno de Rafaela, donde ya estuvieron girando motos y karting, respetándose los protocolos sanitarios, que son imprescindibles para que la actividad pueda desarrollarse sin objeciones.

El deporte motor, al margen de esas contadas excepciones, sigue virtualmente parado, con todas las dificultades que supone una paralización tan extensa.

Se efectuó oportunamente un relevamiento, que aportó cifras significativas al establecerse la cantidad de personas que están vinculadas de una o de otra manera al deporte motor.

Pilotos, dirigentes, preparadores, chasistas, proveedores de distintos elementos de competición, son algunos de los protagonistas de una actividad que es popular en un país "tuerca" como el nuestro.

En lo que nos toca más de cerca, en obvia referencia a las categorías zonales y provinciales, el futuro es tan incierto como el de las expresiones nacionales.

El distanciamiento social no es una tema de resolución sencilla para los clubes organizadores y atenta decididamente contra sus intereses económicos. Está claro que la venta de entradas es el principal recurso de las instituciones y resulta lógico pensar que nadie quiere asumir riesgos evitables.

Hubo quienes especularon con el regreso de la actividad para septiembre o incluso para octubre. Eso sucedió hace un par de meses, pero la realidad, lamentablemente, hoy es más compleja que cuando se realizaron esas predicciones, que no fueron otra cosa que una expresión de deseos.

"La cosa va para largo", señalan con resignación, quienes están impacientes a esta altura de las circunstancias, por la vuelta del "ruido".

Esa sensación, que muchos extrañamos, parece estar alejándose a partir del preocupante crecimiento que se viene dando en los casos de coronavirus, especialmente en la Capital Federal y en la provincia de Buenos Aires.

Es obvio, que todo lo que sucede hoy en los centros más poblados, donde se reportan prácticamente el noventa por ciento de fallecidos y contagiados, repercute en el resto del país.

Se podrá decir que en varios distritos, la circulación es inexistente, más allá de algunos informes un tanto desalentadores que se conocieron en las últimas jornadas, pero en ese aspecto, el panorama no varió sustancialmente.

Por ahora, el movimiento en pista es muy limitado en los circuitos que fueron habilitados por los gobiernos provinciales.

Se fijaron horarios, una cantidad determinadas de personas y la aplicación del protocolo por parte de quienes tienen la posibilidad de despuntar el vicio.

Está perfecto que se impongan y se respeten esas medidas sanitarias, aunque se trate de una actividad que no tiene ningún tipo de contacto físico entre los aficionados que la practican.

Todas las circunstancias que intentamos describir, son lo suficientemente claras y contundentes en este tiempo de pandemia.

Después, se podrá especular con alguna fecha para que hombres y máquinas puedan acelerar en cualquiera de los niveles de nuestro automovilismo.

Por ahora, nadie está en condiciones de precisar cuándo y de qué manera, el deporte motor podrá reanudar sus campeonatos, que en algunos casos, se interrumpieron y en otros ni siquiera pudieron comenzar.

La impaciencia es muy grande, porque nadie llegó a imaginarse que el parate sea tan prolongado y que amenaza con extender por tiempo indeterminado.

Como en todas las disciplinas, en el automovilismo también las ilusiones hoy son más fuertes que las realidades. Será cuestión de esperar que vuelva a encenderse la luz verde. No queda otra. 

Autor: REDACCION

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