LA HABANA, 20 (AFP-NA). - Empeñado en impedir el regreso
del capitalismo a Cuba, Raúl Castro gobernará hasta 2018 junto con
la vieja guardia del Partido Comunista, que postergó su esperada
renovación al término de su Séptimo Congreso este martes en La
Habana.
El mayor órgano de decisión de Cuba ratificó el mando de la
isla y apenas introdujo pequeños cambios en el selecto y poderoso
Buró Político, lo que sepultó cualquier expectativa de cambio
profundo tras la reconciliación política con Estados Unidos.
Cerca de cumplir 90 años, Fidel Castro, líder de la Revolución
Cubana, asistió a la clausura y pronunció un discurso con aires de
despedida en el que confió en la continuidad del legado
revolucionario después de su muerte.
Aparte de esto, este congreso -que en teoría se celebra cada
cinco años- será recordado por sus escasos anuncios, pese al
ambiente de transformación que rondaba la isla por cuenta, además,
de la cautelosa apertura al sector privado iniciada por Raúl
Castro en 2008.
"Agradezco (...) haber sido elegido por segunda vez primer
secretario del Comité Central del PCC, con la certeza de que mi
misión principal es defender, preservar y continuar perfeccionando
el socialismo cubano y no permitir jamás el retorno al
capitalismo", dijo el mandatario al cierre de cuatro días de
deliberaciones.
Tal como se esperaba, Castro, de 84 años, ratificó su decisión
de dejar el gobierno en 2018, pero mantendrá las riendas del PCC
junto con compañeros de la gesta revolucionaria de 1959 y sin
abrir espacio a otros actores políticos dentro del sistema de
partido único.
"El Congreso acordó mantener en la dirección del Partido a un
reducido grupo de veteranos de la generación histórica con elevada
edad y que por su larga trayectoria revolucionaria gozan de
autoridad ante el pueblo", justificó el mandatario en una
intervención transmitida en diferido por la televisión estatal.
Las reuniones se llevaron a cabo sin acceso a la prensa
internacional.
"LOS FANTASMAS
DE FIDEL Y OBAMA"
En el discurso de clausura, Castro dijo que persistirá, "sin
prisas, pero sin pausas", en la actualización del modelo
socialista, que implica una flexibilización de un sistema
económico en que el Estado controla el 80% de la actividad.
Sin embargo, "la revolución jamás encontrará solución a sus
problemas de espaldas al pueblo, ni con la restauración del
capitalismo, que conllevaría a la aplicación de terapias de choque
a las capas de la población con menos recursos", ratificó Castro.
"Las modestas expectativas que muchos tenían para este Congreso
resultaron justificadas", declaró a la AFP Michael Shifter,
presidente del centro de pensamiento Diálogo Interamericano.
El experto consideró que pese a los esfuerzos de Raúl Castro de
"moverse lentamente hacia una mayor apertura", los "fantasmas de
Obama y Fidel estuvieron presentes".
Lejos del tono amable que marcó el primer año del acercamiento
entre Estados Unidos y Cuba, el congreso de los comunistas graduó
de nuevo a Washington como "el enemigo" y el propio Castro
advirtió, en el discurso inaugural, sobre los nuevos métodos -"más
difíciles de combatir"- contra la Revolución Cubana.
Fidel Castro, por su parte, reapareció ante las cámaras 12 días
después de haber sido visto en público.
"Pronto seré ya como todos los demás. A todos nos llegará
nuestro turno", dijo el dirigente quien lucía de buen semblante
vestido con una camisa y una chaqueta azul deportiva.
Además de Raúl Castro, el PCC ratificó en su puesto de segundo
secretario del partido al médico José Ramón Machado Ventura (85
años).
El Buró Político, entre tanto, fue ampliado de 14 a 17 miembros
pero mantuvo casi la totalidad de los elegidos en 2011 al tiempo
que aumentó, de una a cuatro, el número de mujeres.