Editorial

Los desafíos de Biden

Joseph Biden Jr., el presidente electo de los Estados Unidos, pronunció el fin de semana un nuevo mensaje cargado de optimismo de cara al futuro del gigante norteamericano.

El ex senador por el estado de Delaware entre 1973 y 2009, antes de asumir la vicepresidencia en los dos períodos que Barack Obama estuvo al frente de la Casa Blanca entre 2009 y 2017, sostuvo que "Estados Unidos tendrá que prepararse para volver a liderar el mundo".

Si bien reconoció que "el desafío es enorme, no tengo dudas que nuestro pueblo tiene la capacidad suficiente como para alcanzar la meta que nos propusimos como futuro gobierno".

Biden, de 78 años, tendrá como vicepresidenta a Kamala Harris, ex procuradora general del estado de California entre 2010 y 2017, para ser desde ese último año senadora, hasta que fue convocada para integrar la fórmula demócrata.

Harris se convertirá en la primera vicepresidente mujer, afroamericana y asiático-americana, de un gobierno que deberá atender varios frente de complejidad extrema.

La pandemia del COVID-19, que reportó números alarmante en el país, que hoy encabeza las estadísticas en cantidad de muertes y contagios, es solo uno de esos problemas, que reclama una solución en el mediano plazo.

La campaña de vacunación masiva, que justamente se inició ayer, no es un dato menor en las terribles circunstancias que vive el Coloso del Norte.

Biden y quienes habrá de acompañarlo en su gestión lo saben. Tanto que fue uno de los ejes de una plataforma electoral, que también incluyó, como rol trascendente, la economía, deteriorada por el coronavirus, que provocó la recesión más grande de los últimos setenta años.

Si bien el actual mandatario Donald Trump y quien lo sucederá en esa función son prácticamente de la misma generación, tienen ópticas diferentes sobre el tema de las relaciones internacionales.

Cuando el republicano llegó a la Casa Blanca, en las elecciones de 2016, lo hizo con la promesa de llevar adelante un proyecto que entusiasmo a la mayoría de los estadounidense: "América Primero".

La referencia, obviamente, apuntaba a los americanos de su país. En definitiva, aplicó esa política, declarándole la guerra comercial a los poderosos, de modo especial a China, que penetraba cada vez con mayor fuerza en el mercado de una nación que empezaba a sentirse molesta por el crecimiento del gigante asiático.

Trump, en una decisión polémica y cuestionada por todas las organizaciones ambientalistas, retiró a su país del "Acuerdo de París", sobre un tema muy sensible, como el del cambio climático, además de no respetar distintos convenios firmados por la administración de Obama.

Particularmente, los relacionados con las políticas migratorias y el vínculo de Estados Unidos con Cuba, que se vio reflejado en durísimas sanciones en lo comercial y también en lo político.

Trump, durante la pandemia, retiró a su país de la Organización Mundial de la Salud, por entender que sus informaciones no eran confiables y por no haber condenado el ocultamiento de la enfermedad por parte de China.

Biden deberá efectuar un "revisionismo" de todas esas cuestiones, para tratar de retomar los diálogos que se interrumpieron en los últimos tiempos y después comenzar a poner en marcha su plan de reactivación de los sectores que en 2020, como consecuencia de la pandemia, fueron los más afectados.

Biden dejó en claro que refleja los valores de los Estados Unidos a la hora de reinsertarse en el mundo, pero asumiendo el liderazgo que siempre le fue reconocido y que en la actualidad no ejerce en plenitud.

El futuro jefe de Estado apuesta fuerte por la recuperación de instituciones que creó y paralelamente lideró, como la ONU, el Bando Mundial, la OTAN y la OEA, entre otras, en una época de esplendor para la nación.

"Algunas de esas organizaciones fueron atacadas sistemáticamente por Trump y es hora de volver a fortalecer nuestra relación, porque será la única manera de liderar el mundo, no para retraerse de él", sostuvo Biden.

Antony Blinken, designado por Biden para ocupar el cargo de Secretario de Estado, no dudó en afirmar que "Estados Unidos es la última mejor esperanza en la tierra".

Históricamente quedó demostrado que hay costos cuando EE.UU. adopta un rol activo en el plano internacional, pero que también los hay cuando no lo hace y deja vacíos.

Cuando esto sucede, los costos deben compararse con aquellos resultantes de la intervención de los otros actores involucrados. Y el Presidente electo, ya puso de manifiesto, que no está dispuesto a pagar esos costos tan elevados.

La pandemia le está demostrado a Estados Unidos que no es conveniente que industrias o cadenas de suministro estratégicas dependan tan fuertemente de China, como vino ocurriendo en los últimos años en un país que pretende recuperar el liderazgo de la mano de Biden.

Autor: REDACCION

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