Editorial

Los conflictos limítrofes

Para los analistas internacionales Sudamérica es una de las regiones del mundo con menor conflictividad entre los países. Con la guerra entre Perú y Ecuador de mediados de los años 90 se cerró la etapa de los conflictos armados o escaramuzas a gran escala, más allá de que continúan existiendo diferendos en materia de soberanía territorial que aún no han sido resueltos. 

Por tanto, las hipótesis de conflictos armados entre nacionales se han reducido sustancialmente en tanto la inseguridad ligada al narcotráfico explica los aumentos de niveles de violencia en grandes ciudades de la región, como Caracas o Río de Janeiro o San Pablo. 

De todos modos, persisten tensiones entre algunos países que se dirimen en tribunales internacionales, como el que protagonizan chilenos y bolivianos. La semana pasada, la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de la ciudad holandesa de La Haya consideró que Chile no tiene la obligación de negociar un acceso soberano al océano Pacífico para Bolivia, un revés para el presidente boliviano, Evo Morales, quien aseguró que su país nunca renunciará a esta demanda. "Por 12 votos contra 3, la República de Chile no está obligada jurídicamente a negociar un acceso soberano al océano Pacífico para el Estado plurinacional de Bolivia", señala el fallo, leído durante más de una hora por el presidente del tribunal, Abdulqawi Ahmed Yusuf.

Tras desmontar uno a uno los argumentos de Bolivia en su demanda presentada en 2013 sobre una eventual obligación jurídica de Chile, la CIJ recomienda, sin embargo, "continuar su diálogo" en un "espíritu de buena vecindad" para abordar el "enclaustramiento de Bolivia".

La disputa territorial entre Chile y Bolivia se remonta a 1879, cuando Bolivia perdió su salida al Pacífico tras la guerra que mantuvo con Chile, la cual concluyó con la firma del Tratado de Paz y Amistad de 1904, sobre el derecho de libre tránsito de mercancías bolivianas -sin impuestos ni restricciones- hacia y desde puertos del océano.

Las reacciones al fallo no se hicieron esperar. En Santiago, el presidente chileno, Sebastián Piñera, celebró que el tribunal pusiera "las cosas en su lugar" y denunció que su par boliviano creó "falsas expectativas" y "grandes frustraciones a su propio pueblo".

Por su parte, Morales, que se desplazó hasta La Haya para presenciar el fallo -algo poco usual en jefes de Estado-, relativizó el resultado y subrayó que, "si bien no hay una obligación de negociar, hay una invocación a seguir continuando el diálogo".

En Antofagasta, ciudad del norte de Chile que Bolivia perdió en el siglo XIX, y que Morales dijo recientemente que volvería a ser parte del territorio boliviano, un centenar de personas, con banderas y trajes típicos, celebró la resolución que ha tensado las relaciones entre los vecinos en los últimos cinco años.

El agente chileno ante la CIJ, Claudio Grossman, destacó que las "pretensiones" de Bolivia "fueron de una manera muy rigurosa rechazadas" y que el gran triunfador de la jornada fue el "derecho internacional" plasmado en el Tratado de 1904 firmado entre los dos países por el que Bolivia perdía 120.000 km2 de territorio, entre ellos sus 400 km de costa, en la Guerra del Pacífico (1879- 1883).

La Paz defendía en La Haya que Chile se había comprometido a lo largo del último siglo a negociar una acceso marítimo soberano para acabar con el enclaustramiento de Bolivia, que es junto a Paraguay, el único país de América sin costa.

En lo que sigue, Chile espera que Bolivia respete el fallo, sin descartar la posibilidad de sentarse a negociar formas de mejorar el actual acceso al mar que tiene Bolivia pero sin ceder soberanía. "Bolivia debe reconocer y aceptar este fallo. Es muy claro y contundente. En la medida que lo reconozca, podemos abrir canales de comunicación, intensificar, avanzar", dijo el canciller chileno, Roberto Ampuero.

Los dos países carecen de relaciones diplomáticas desde 1978, por lo que un buen punto de acercamiento podría ser reconstituir los vínculos formales, según los analistas.

Chilenos y bolivianos enfrentan todavía un segundo proceso en la CIJ, por el uso de las aguas del Silala. Para Chile, que presentó en 2016 la demanda, es un río internacional, mientras que Bolivia lo considera un manantial que le pertenece.

Al mismo tiempo, Chile enfrenta una demanda de Perú por el control de 37.000 km2 de una zona de 90 mil km2 de mar territorial en su frontera (zona conocida en Perú como Triángulo Exterior), alegando, entre otras razones, la inexistencia de un tratado de límites, algo que ha sido negado por el Gobierno chileno, por lo que la disputa quedó en manos de la Corte de La Haya.

Por último, la hipótesis de conflicto por las islas Malvinas tampoco está resuelta aún más allá de que parece improbable un enfrentamiento armado. Desde la guerra de 1982, la disputa por la soberanía se mantiene en el ámbito diplomático de la ONU aunque sin un punto final. 


 

Autor: REDACCION

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