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Los arquitectos de la generación dorada

POR NÉSTOR CLIVATI

El martes pasado en el Salón de Conferencias del Hotel La Cañada de la ciudad de Córdoba, el Grupo SanCor Salud presentó una nueva edición del programa (REC) Crear y, en esta oportunidad, tal encuentro tuvo como protagonistas a los entrenadores que, a lo largo de casi dos décadas, estuvieron al frente de lo que se llamó “La Generación Dorada”; sin dudas, la camada más brillante en la historia del básquetbol de nuestro país y una referencia indiscutida a nivel mundial.
Bajo la consigna de “trabajo en equipo, liderazgo saludable y competitividad” Rubén Magnano, Sergio Hernández y Julio Lamas compartieron sus experiencias primero, en una conferencia de prensa para los medios invitados y luego, en el auditorio anexo al hotel, acompañados por una concurrencia que colmó la capacidad de dicha sala y siguió el hilo de las exposiciones con atención y momentos de cerrados aplausos, frente a las reflexiones profundas y creativas de estos referentes del baloncesto en nuestro medio.
Cuando se recuerda ese tiempo tan prolífico en logros deportivos y reconocimiento a un estilo de juego, Argentina obtuvo 17 títulos bajo tal apelativo de Generación Dorada; la primera referencia es a su mentor Rubén Magnano que logró dar un salto de calidad con un grupo de jugadores de extraordinarias condiciones, que ya habían sido reclutados por Guillermo Vecchio en temporadas anteriores.
En 2001, para el Campeonato Sudamericano de Valdivia (Chile) y el Campeonato FIBA Américas disputado en Neuquén -que fueron ganados de punta a punta por Argentina-, la Selección comenzaba a formar una base de grandes jugadores que ganaron campeonatos y medallas en la mayoría de los torneos que disputaron y que duró más de una década. Con los años, se la conoció como la "Generación Dorada", debido a la cantidad de medallas obtenidas. En esas plantillas, entre 2001 y 2014, formaron parte jugadores de gran jerarquía, como Emanuel Ginóbili, Pepe Sánchez, Fabricio Oberto, Luis Scola, Andrés Nocioni, Hugo Sconochini, Alejandro Montecchia, Carlos Delfino, Walter Herrmann, Leonardo Gutiérrez, Pablo Prigioni y Rubén Wolkowyski, entre muchos otros. El primer entrenador y mentor de esta plantilla ganadora fue desde 2000 hasta 2004 Rubén Magnano. Luego, fue Sergio Hernández quien tomó la conducción del equipo entre 2005 y 2010, finalizando un ciclo exitoso Julio Lamas, quien dirigió a la selección entre 2010 y 2014. Todos ellos ganaron títulos. Para muchos, se trató del "mejor equipo de la historia del deporte argentino".
Estos entrenadores dejaron su huella indeleble en ese ciclo estelar y, en el caso de Oveja Hernández, lo prolongaría hasta los juegos Olímpicos de Japón realizados el año pasado, alcanzando otro hito dos años antes, al jugar la final del Mundial en China siendo derrotado ese equipo argentino por los españoles.
Un período de dos décadas que marcó a fuego a esta disciplina en el corazón de todos.

“ESA CÉLULA LLAMADA CLUB ES LA QUE PERMITE LOS SUEÑOS”
La experiencia de encontrarnos en una conferencia de prensa con estos arquitectos de la Generación Dorada a agenda abierta, terminó redondeando un verdadero privilegio; nunca antes se habían encontrado en una acto público estos entrenadores por los que pasó la posta a lo largo de esos gloriosos 20 años y en los cuales, todos ellos ganaron títulos y en momentos de importantes desafíos, se presentaron asistiéndose en lo mutuo, ya que en los Juegos de Beijing 2008, Lamas acompañó a Hernández en el cuerpo técnico y el bahiense devolvió el gesto poco frecuente en la elite mundial, al sumarse en un rol secundario para la cita en Londres en 2012.
La nutritiva charla y la interminable agenda de preguntas tenderían al infinito, por lo tanto, solo reflejamos algunos trazos, por ejemplo, los referidos a la importancia de los clubes y a la sucesión de ese tiempo estelar del deporte de nuestro país.
Rubén Magnano, radicado en Córdoba y sin contrato de momento, defendió el rol de las instituciones en el actual contexto: “Siempre es esperanzador lo que pueda hacer nuestro básquetbol, muestra clara fue la medalla de plata en China, yo me puse feliz de que ese equipo se haya sacado la mochila de la comparación, algo injusto como difícil de sobrellevar”.
Siguiendo con las preguntas referidas a la actualidad de nuestro básquetbol, fue Julio Lamas, por estos días ligado al cuerpo técnico de Abel Balbo como entrenador de fútbol en Central Córdoba de Santiago del Estero, el que tomó luego las riendas en la exposición: “Tenemos los problemas estructurales que toda actividad padece en estos tiempos en nuestro país, atravesamos un subdesarrollo en ese sentido. Sin embargo, es fantástico que en los deportes con pelota, los resultados superen largamente la oferta de un soporte adecuado y en el caso del Básquet, que perdure el talento de la tradición. Les recuerdo que Argentina fue campeón del mundo en la década del 50, pero las dificultades de la planificación a corto y mediano plazo, atentan contra el buen desarrollo deportivo”.
Esa secuencia fue cerrada por Sergio Hernández, fuera de la actividad hoy y esperando alguna propuesta seductora. Oveja fue algo más exceptivo: “No creo que hoy seamos potencia como el fútbol, el hockey o acaso el rugby. No obstante, entiendo que este deporte, pese a todas las carencias, sigue teniendo un nivel de organización y competencia en todos los estamentos desde infantiles hasta la Liga Nacional, que pocos pueden acreditar; sí coincido con Julio que no tenemos estructura para el alto rendimiento ni proyecto deportivo como nación”.
Definiciones que vienen del mundo del conocimiento y de la autoridad bien entendida de estos colosos de nuestro deporte, que paradójicamente, ninguno de ellos se encuentra activamente ligado al Básquetbol, toda una metáfora de la Argentina.

Autor: REDACCION

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