No suele suceder que una cantante dedique su arte a la lírica y a lo popular simultáneamente. ¿Cómo resulta la entrega compartida?
En principio estudiar canto me llevó al canto denominado lírico, porque aquí no había instituciones que dediquen la enseñanza de la técnica vocal -bien hecha- a la música popular. De a poco fui entrando en el universo de la ópera de la música de cámara del oratorio y me empecé a fascinar, me enamoro de las obras del repertorio académico que abordo, así que agradezco haber entrado a esta formación, si no, no hubiera disfrutado también de cantar liedes, operas, música de cámara. En este repertorio aprendí a respetar el registro que me pertenece. Ahora fue y a veces es muy difícil dejar de lado ciertas críticas no? Quienes hacen popular te escuchan como lírica y al revés, también, aunque las generaciones más jóvenes vienen sin esos prejuicios y eso está bárbaro. Luego para la música popular hay un trabajo interminable. Creo que es más difícil trabajar la técnica aquí -que es la misma-, porque la música popular se desarrolla en un ámbito sonoro diferente a la música académica. No puedo cantar Yupanqui en mi registro de soprano aguda, pero tengo que respetar mi registro, y a la vez buscar una tonalidad y sonoridad acorde a lo que Yupanqui escribía y quería decir. Esa parte es la más complicada.
La docencia es otra de las formas de mi propuesta con la música. Desde qué lugares lo concreto
Bueno, muchos años di clases particulares, y luego tuve un proyecto en conjunto con otros docentes que complementábamos contenidos en función del canto popular. Hoy trabajo específicamente en la UADER en la cátedra de Folklore y Tango de la Licenciatura en Canto Popular y en el Liceo de Santo Tomé, en el Ciclo de Formación del intérprete en canto. Una vez que empecé a dar clases me pareció importante seguir estudiando más. Me gusta trabajar por épocas y regiones folklóricas, a partir de compositores e intérpretes que dejaron mensajes claros, los chicos van conociendo Aníbal Sampayo, Buenaventura Luna, Chango Rodríguez, de la mano de varios intérpretes. Hay que buscarle la vuelta porque es un sonido, que no están acostumbrados a escuchar. Pero de a poco se va evidenciando que es música que está en el cuerpo y en alguna parte de la memoria cultural de cada estudiante, se van enganchando y en algún momento recuerdan haber escuchado o cantado ese repertorio con la familia. Luego desde allí abordamos a las composiciones que les siguieron, obvio.
En un cantante casi siempre el momento del disco es muy importante. Cómo se dio en mi caso
La grabación me suele estresar más que el vivo, siento la necesidad de estar con más atención a cada detalle. Tomamos con Cacho Hussein la modalidad de hacer dos o tres tomas juntas, una atrás de la otra y luego elegir una y trabajar sobre ella alguna parte que nos haya dejado conformes. Esa ha sido una forma de relajar un poco más la grabación y hacerlo más parecido al vivo. De todas maneras es como siempre me suena que hay algo que corregir, la afinación me preocupa mucho, termino consultando al técnico de grabación o a mis compañeros si escuchan lo mismo que yo. El primer disco fue gracias a un premio del FNA allí había estado Lilian Saba de jurado, no la conocía todavía personalmente cuando me enteré me quise caer de espaldas, es una pianista/compositora a quien admiro muchísimo. Que felicidad grabar ese disco, se lo dediqué a mi mamá, fue muy fuerte. Horacio Castillo iba a ser el director musical, estábamos felices él también había ganado un premio en el mismo certamen. Lamentablemente no pudo ser, me dejó un gran vació su ausencia. El disco salió con la alegría de estar acompañada de grandes amigos y Pancho Torres que lo grabó, rescató una toma en vivo para que Horacio esté en ese disco, así que Horacio está allí tal como lo planeamos desde el principio. Y es La voz de cualquiera. De allí cada disco es una síntesis de repertorio hecho junto a los afectos compartidos, incluso con quienes son responsables del estudio, que son siempre músicos, es muy importante.
Con qué propuestas estoy viviendo el presente
Actualmente anda rodando Canción en el viento, el disco homenaje a Armando Tejada Gómez, dado que las giras se suspendieron se han reemplazado por notas radiales vía telefónica o internet, pero nunca detenido. Cuando se reactiven los espectáculos ahí rodaremos por varios lugares. Por otro lado preparando un espectáculo con títeres que abarcará el Romancero español con instrumentos y voz relatora cantada. Además la re-puesta de repertorio para adultos de María Elena Walsh. También un repertorio con un dúo de amigos de Buenos Aires que ya les iremos contando. Y además la gira para el 2021 por Holanda con música de argentina para formación de cámara. Tengo invitación a cantar nuevamente la opera Bastian y Bastiana de Mozart y está dando vueltas Puccini. Sin mencionar proyectos académicos del ISM del departamento de investigación de música popular. ¿Es mucho no?
Una mirada futura para mi camino profesional
Me imagino pudiendo andar con nuestra música y compartirla con músicos de otros lugares, eso es siempre muy emocionante, conectarte desde la música propia alguien que vive en Holanda por ejemplo y abrazarse a través de interpretar juntos una zamba, es hermoso. Creo que me imagino además cantando mientras pueda ser una herramienta de transmisión de nuestra música, aportarle mi estudio y mi trabajo para su difusión, ¡y para seguir disfrutándolo por supuesto!
Momentos destacados de mi trayectoria
Conocer a las Madres de Plaza de Mayo, ellas me invitaron muchos años seguidos a ser la voz del Himno en los actos, eso me llevó a ser parte de la Delegación de Santa Fe en Cosquín que luego fue por otros lugares. Tocar con Horacio Castillo, me enseñó a hacer música desde otro concepto. La Cantata a Urquiza con letra del poeta Martí y música de su hijo para orquesta de cámara solistas y coro. Haber sido invitada a cantar con Serrat en su gira Antológica en mi ciudad. La gira por Holanda con la formación de trío y el homenaje a la Misa Criolla fue muy importante, mucha gente nos fue a ver y nos esperaban a los dos años cuando volvimos, allí el puente fue el barítono Frank Hermans que luego se convirtió en un amigo. Cantar el rol principal en la opera Amahl de G. Menotti. Cantar en el encuentro de músicos populares de Rosario compartiendo esa noche el escenario con Juan Falú, allí conocí a Laura Hatton -ex Buenos Aires 8-, Rodolfo Gorosito, Willy González. El trabajo con el Dúo y fundamentalmente Canción en el viento, creo que he llegado a lugares impensados y conociendo a gente maravillosa que nunca me hubiera imaginado.
Una anécdota con final feliz para compartir con los lectores
Como muchos saben me encanta indagar por la música ancestral, tuve la suerte de tomar contacto con Miriam García, sucesora de Leda Valladares, ella me comentó en una ocasión del encuentro de vidaleros y quichuistas en Fernández, Santiago del Estero. Cuando llegamos ahí estaban los vidaleros y quichuistas pasando uno detrás de otro en el escenario, de todas las edades, también Rubén Palavecino. En un momento se hace una rueda en el lugar de baile y se ponen a cantar con las cajas, ahí estaba también Eva Sulca, tenía vergüenza de sacar mi caja pero quería tocar con ellas, la saqué me puse atrás y toqué despacito, me sentía parte de esos parches sonando, tenía unas ganas bárbaras de meterme a la rueda ¡pero no llegaba la invitación! Cuando terminó siguió la cosa en el escenario, escuchamos un vidalero que cantaba sin micrófono porque no alcanzaban, te imaginas, un escenario en un lugar abierto al lado del ferrocarril, era Fidel Ferrandez, vidalero de allí. Cuando bajó lo fuimos a saludar, a sacarnos fotos con él y con otros, para el recuerdo. Y él nos invitó a pasar a saludarlo por su casa al otro día para hablar más tranquilos. Por supuesto allí estuvimos, nos presentó a su mamá Elena, ella nos adoptó, enseguida nos dio la bendición en quichua y nos pidió que volvamos pronto. Ahora debemos ir a visitarla todos los años y Fidel se convirtió en un amigo que nos recibe en la casa, la última visita estuvimos cantando una chacarera compuesta para él, una zamba para la mamá Elena y además su patio estuvo con copleras que me invitaron a cantar a viva voz con ellas, una de ellas Delia Velis, ¡y se dio la invitación! ¡La felicidad!
Con qué logros me quedo después de una vida dedicada a cultivar música y canto
Me quedo con los afectos. Con quienes tomaron clases conmigo y aún me dicen profe, con los amigos, los colegas que me llaman para desearme suerte en la próxima presentación. Me quedo con los que aún me llaman para tomar clases particulares, eso habla de una tarea que va creciendo y ofreciendo respuestas a quienes se quieren formar en el canto. Me quedo con la sorpresa de alguien llamando o escribiendo porque escuchó lo que estoy haciendo y se conmovió. Con las mesas largas que hacen nacer algún proyecto, o que festejan uno realizado. Con eso fundamentalmente: con los afectos.
Un balance de lo transcurrido
Mirando hacia atrás quizás corregiría eso de hacer otra carrera en lugar de entrar directamente a la música. Pero si fuera así quizás no sería madre de otro músico, eso me enseñó a organizar prioridades a mirar la vida de otra manera, a sentir diferente todos los vínculos afectivos. Por otro lado el canto también le ha dado otro sentido a mi vida, y sigue dándoselo, nuestra voz va revelando novedades mientras pasa el tiempo y eso es fascinante. La madurez frente a la vida, las relaciones con los demás, la mirada del mundo: todo eso me lo dio el canto y con él toda la gente que me acompañó y me acompaña en este camino.
*El texto pertenece a la entrevista realizada por Raúl Vigini a Nilda Godoy