Sociales

Libros y autores: Sensible despedida a El Saber

por Hugo Borgna


Es un verdadero despropósito que la lengua, esa que tanto y tan generoso espacio encontró en El Saber, ubique a la palabra “adiós” en la parte de arriba de una enumeración solo porque lo ordenan las leyes de la escritura; el insobornable orden alfabético despide desde antes de concebir un comienzo.

Si los libros son una familia con inagotables parientes cercanos, qué decir entonces si vivieron gracias al palpitar surgido de un nombre con importante resonancia latina, “Domina”, y de una familia que acompañó afectuosamente a “Vicente”.

Si las vidas se miden en el sonoro espacio que estaciona en sucesivas generaciones, su presencia se multiplicó también en activos estudiantes desde el nacimiento del Instituto Superior del Profesorado, y de los ávidos lectores que llegaron a conocer los secretos que revelaron también el pensamiento de autores, también de comunicativas generaciones.

Si logra crear un sentimiento colectivo en torno a un edificio que dio amparo y protegió a los libros de la lluvia, el viento y la ignorancia, también es parte del palpitar de una librería.

No es nuevo decir que los libros tienen alma. El espíritu del conocimiento quedó esparcido en la ciudad a través de templos del pensamiento, conocidos sintética y popularmente como “librerías” que fueron cumpliendo esa misión y lo siguen haciendo, con vocación docente y espíritu abierto.

Es triste percibir que algo se ha cerrado, que las palpitantes hojas se pregunten angustiosamente por qué, mientras ocultan lágrimas angustiadas entre autoritarias tapas.

El alma de la cultura, de la información y del saber, está reflexionando sobre su futuro, a pesar de un presente amplio en las familiares librerías, pero la vida está hecha de sentimientos que permanecen.

Más de uno pasará por ese local y no necesitará leer el escueto y dolido mensaje en A 4, para resguardar entre sus mejores recuerdos que “aquí estaba” ese espacio de hermandad entre seres sensibles.

Ningún emprendimiento de esta naturaleza va a pasar al olvido. Los que siguen funcionando seguirán rindiendo homenaje al hombre pensante y sensible y, como es también suya la tarea de formación, acompañarán a El Saber como idea en este presente poblado desde ahora de una ausencia. Pero queda el espacio creado, lleno de avidez, que no podrá ignorarse.

Todo es aporte a la vida. El agradecimiento fijado en la puerta, es correspondido por todos.



Autor: REDACCION

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