Editorial

Latinoamérica urbana

La Latinoamérica rural es cosa del pasado, ya que en los últimos 60 se dio un proceso de urbanización acelerada, y además muy organizada, pero a consecuencia de la cual el 80% de los latinoamericanos viven hoy en ciudades, quedando expuestos a los vaivenes que implica la modernidad, como así también de carencia de servicios y en muchos casos de aquellos más elementales, como el agua y los de orden sanitario, como el sistema de cloacas.

Aunque tal vez no lo parezca, ningún otro territorio en el mundo tiene tan alta tasa de población urbanizada, constituyendo la contracara de enormes regiones con escasa densidad demográfica. Tal situación se registra aún cuando más de los dos tercios de las exportaciones de estos países se producen en las ciudades, consistentes en servicios e industrias, quedando el tercio restante para los productos primarios provenientes de la tierra y del subsuelo.

Estos son algunos de los datos centrales  del informe que lleva el título "El estado de las ciudades en América Latina", dado a conocer por ONU Hábitat, un programa de la organización mundial destinado a los asentamientos humanos, donde se califica de muy positivo el proceso de urbanización que tuvo Latinoamérica, a pesar  de las características "traumáticas y a veces violentas", que estuvieron enmarcadas por constantes degradaciones del medio ambiente.

Según los estudios y proyecciones que se realizaron, cuando llegue 2050 la tasa de urbanización en todo el mundo llegaría al 90%, pero en el caso concreto de Brasil y de América del Sur -se consigna el vecino país en primer término pues es en donde más aceleradamente se registra la urbanización demográfica- ese porcentaje se podría estar alcanzando en 2020, es decir, muchísimo tiempo antes que en el resto del planeta.

Lo cierto es que las ciudades crecen a un ritmo vertiginoso en todo el mundo, a veces hasta dos o tres veces mayor que sus propias poblaciones, debido a una ocupación horizontal de los terrenos urbanos. Un tema que es inconveniente para los especialistas de ONU Hábitat, quienes alientan que el crecimiento debe ser vertical, con lo cual se conseguiría limitar la extensión geográfica y aumentar la densidad demográfica en ese sentido, lo cual facilita el ofrecimiento de servicios y permite una mayor concentración en todo sentido.

Otros aspectos que hacen a las ciudades latinoamericanas, es que están ubicadas como de gran desigualdad y violencia, ya que son muy inequitativas en cuanto a sus habitantes, y por lo tanto aparecen catalogadas como las más peligrosas del planeta, advirtiéndose en las mismas, y con muchísima claridad, la división social existente. Un simple repaso a muchas de las ciudades más populosas de esta región, ofrece la vista de zonas menores de gran riqueza y en contraste, otras donde la gente vive agolpada en viviendas improvisadas y carentes de los servicios más elementales. Un ejemplo muy contundente es Río de Janeiro, que tiene zonas de gran belleza y con viviendas de enorme valor, que tienen como fondo las favelas, también conocidas como el más expresivo villas miseria.

De los 588 millones de latinoamericanos, 111 millones viven en asentamientos de emergencia, habiéndose estimado que el déficit de vivienda es de por lo menos 50 millones de unidades, y que la solución debe ser encarada de una manera muy precisa, ya que lo que se hace ahora en muchos países, corriendo los asentamientos más hacia la periferia, no hace otra cosa que agravar los problemas, pues la gente queda cada vez más lejos de sus trabajos y de las infraestructuras modernas. Y aún con con los planes de distribución de ingresos que se vienen implementando desde hace una década en ayuda de los habitantes de las grandes ciudades, hay 122 millones de habitantes urbanos que viven en la pobreza. En tanto que la economía informal, que deja al margen de cobertura social, tiene como principales afectados a los jóvenes y las mujeres.

Las ciudades calificadas como medianas concentran en América Latina la mitad de la población urbana, mientras que las grandes metrópolis reúnen en total 65 millones, aunque se encuentran bastante equilibradas respecto a los servicios y comodidades.

Uno de los objetivos que se sugiere en las conclusiones del informe, es que el objetivo debe ser eliminar las desigualdades, que actualmente son demasiado pronunciadas.

Autor: Redacción

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