Editorial

Latinoamérica arriba

Muy buenas perspectivas se acuerdan a Latinoamérica, no sólo por el presente actual que viene siendo muy positivo en los últimos años, aun cuando casi todos los países -aunque en diferentes medidas y alcances- se encuentran en un proceso de reacomodamiento, sino especialmente por el futuro inmediato. Es que de esa manera lo ratifican no sólo las sensaciones, sino que muy especialmente los números, que se han transformado en la última década, recordándose por ejemplo que de una inflación de casi tres dígitos en la década del ´90 se ha pasado a una tasa promedio del 7% en 2010, aun cuando existen excepciones, entre ellas Venezuela y Argentina.

Continuando con el repaso de los números positivos, debe tenerse especialmente en cuenta que hace 20 años la deuda externa de la región era del 28% del PBI latinoamericano, en tanto que ahora representa alrededor del 10%, mientras que el ingreso per cápita pasó de los 5.200 dólares de los años ´90 a las 11.200 dólares del año pasado, significando un poderoso refuerzo del poder adquisitivo de la gente, lo cual viene dinamizando fuertemente el poder adquisitivo, razón por la cual el consumo, en sostenido crecimiento desde hace varios años, se ha transformado en un claro potenciador de la expansión económica de toda la región.

De acuerdo con las estimaciones del presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) Luis Moreno, en ocasión de hacer la presentación de su libro "La década de América Latina y el Caribe: una oportunidad real", además de esas cifras estadísticas ya mencionadas, afirmó por ejemplo que esta región tiene la oportunidad inédita de duplicar su PBI en un lapso de apenas 14 años, algo que se produciría por primera vez, ya que históricamente todos los ciclos de crecimiento en Latinoamérica, estuvieron seguidos de crisis, recesión y retrocesos.

Si bien se admitió que en estos años el crecimiento estuvo sostenido por factores externos, como ser el aumento de los precios de las materias primas y los flujos de capital extranjero, la diferenciación con otros ciclos de potenciación, es que esta vez se ven flujos de comercio global que es muy factible que se prolonguen durante varias décadas. Una prueba de ello, en cuanto a la diversificación que viene experimentándose en el comercio mundial, es que en los años ´90 Estados Unidos representaba el 60% del comercio de la región, mientras que Asia solamente el 10%, lo cual se ha modificado ahora con 40% el país del Norte y 20% los asiáticos.

Continuando con otros aspectos que hacen a esta región latinoamericana, digamos que si bien viene creciendo a un promedio de 4,8% anual desde hace tiempo "continúa siendo la más injusta del mundo" -sostiene el análisis- debido a la deficiente distribución de la riqueza, si bien se reconoce que los niveles de pobreza se han logrado reducir a un tercio de la población, cuando en 1990 la mitad era pobre.

Los cambios, en lineamientos generales, se registraron en la región porque "hubo un giro en la gestión fiscal y financiera", lo cual permitió superar bastante cómodamente la dura crisis financiera mundial de 2008, la cual en otros lugares del mundo, especialmente países de alto nivel de desarrollo, impactó muy fuertemente, al punto tal que aún en la actualidad se están sufriendo sus efectos, teniéndose claros y muy precisos casos en Europa (España, Grecia, Portugal), en tanto que en Estados Unidos, punto de origen de la burbuja financiera que explotó en los mayores bancos del mundo, cuando ya se parecía que se estaba saliendo de la durísima crisis, ahora volvió a aumentar la desocupación, dejando una perspectiva de gran incertidumbre por la forma en que se resolverá este problema, donde al parecer no son todavía suficientes los enormes aportes financieros que se hizo desde el Estado.

Uno de los costados débiles de Latinoamérica, es que si bien se ve beneficiada por los precios de las materias primas, no se aprovecha debidamente esa situación pues debería incrementarse fuertemente la productividad, en lo cual la región "ha estado estancada en los últimos 15 años", además de existir un claro retraso en materia de educación, ciencia e innovación, lo cual significa un retraso importante. En tal sentido, el titular del BID dejó en claro que "si bien en países grandes como México, Brasil y Argentina el gasto en educación es alto, los resultados que se obtienen son muy pobres".

Como para tener en cuenta muchas de estas precisiones, que aquí en cambio se niegan y rechazan.

Autor: Redacción

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