Suplemento Economía

Las reformas de fondo, para después de octubre

FOTO ARCHIVO TRIBUTARISTA. César Litvin cuestiona el impuesto de Ingresos Brutos de las provincias.

Los mercados y el empresariado están convencidos de que las

reformas de fondo en la economía volverán a sufrir demoras y

quedarán finalmente para después de los comicios del 22 de

octubre.

Hacen ese pronóstico porque entienden que tras las PASO la

clase política quedará como siempre entrampada en la pelea

electoral para la elección decisiva que delineará la relación de

fuerzas en el Congreso desde el 10 de diciembre.


La escasa actividad exhibida por el Parlamento este año, al

calor electoral, le da más aire a ese pronóstico.

Al mundo de los negocios le gustaría que el escenario fuese

otro, porque considera que cuanto más rápido se avance en las

reformas pendientes, más alta será la chance de consolidar el

proceso de salida de la recesión, que si bien ya es un hecho en

la mayoría de los sectores de la economía, necesita robustecerse.


El establishment viene manteniendo algunas diferencias con un

gobierno al que respalda: critica, por ejemplo, que se haya

dejado escapar el dólar justo en las semanas previas a las

elecciones, porque eso metió un ruido innecesario.

El BCRA tomó nota de esas tensiones y desembolsó más de USD

1.600 millones para ponerlo debajo de los $ 18.


Ahora resta saber qué hará con las tasas: este martes vencen $

535.000 millones de Lebacs y en el mercado apuestan a que habrá

otra suba para evitar que los pesos vayan a meter más presión

sobre el dólar.

Incluso, aseguran contar con una artillería pesada por si tras

los comicios crece el ruido en el mercado financiero.


REFORMAS PENDIENTES

El empresariado pretende que tras avanzar sobre la industria

del juicio, se adecuen las leyes argentinas a las nuevas formas

de contratación laboral y a las tecnologías de punta.

En la vereda de enfrente, el sindicalismo se prepara para

resistir esos embates: la CGT se movilizará el 22 de agosto a la

Plaza de Mayo en rechazo del rumbo económico y ese día explicará

cómo sigue el plan de lucha, en medio de presiones para un paro

nacional.


Los gremios consideran que la reforma que se teje en el

Ministerio de Trabajo es "más de lo mismo": aumentar la

indefensión de los trabajadores y, sobre todo, reducir el poder

de los sindicatos.

"Esto ya lo vivimos en el 2000 con (Fernando) De la Rúa",

largó uno de los dirigentes cegetistas que está más cerca de

Cristina Fernández y cuyo sector fue uno de los más golpeados por

el nuevo modelo económico.


El razonamiento del veterano dirigente alude a la reforma

aprobada hace 17 años por iniciativa de la Alianza, y que terminó

siendo uno de los arietes principales para la renuncia a la

vicepresidencia de Carlos "Chacho" Alvarez, luego de trascender

el escándalo de las coimas en el Senado para empujar esos

controversiales cambios.

En el gobierno aseguran que en lugar de avasallar los derechos

de los trabajadores, la reforma impulsada no hará más que

"beneficiarlos".

Como ejemplo, señalan que se impulsará un blanqueo laboral

para tratar de bajar la altísima tasa de trabajo en negro.

Se estima que 4,5 millones de empleados está en esa condición,

por lo que habrá exenciones y beneficios impositivos a quienes

blanqueen personal.

También se estudia un agresivo plan de pasantías y becas para

jóvenes, y tener en cuenta cambios de fondo que se están

produciendo a nivel laboral y social, e incluyen el teletrabajo o

´home office´.

Además, se está terminando de confeccionar un mecanismo para

reducir los aportes y contribuciones con el fin de que las pymes

tengan un menor costo laboral.


En el gobierno machacan con la idea de la "competitividad", un

término que hasta ahora causó fuerte rechazo entre los

principales sindicatos, porque lo emparentan con la

"flexibilización laboral" en perjuicio del trabajador.



REACTIVACION, POR

AHORA NO PARA TODOS

"Hay que reducir más los impuestos, porque la gente y las

pymes sienten una presión insoportable", dijo Mauricio Macri para

dar una pista de hacia dónde intentaría ir el gobierno.

Pero la Argentina es un país federal en materia impositiva, y

Nación, Provincias y Municipios tienen potestad de fijar tasas

casi a discreción.

Y eso genera algunos problemas, como que algunos distritos

terminen elevando alícuotas o inventando gravámenes más allá de

lo razonable.


El tributarista César Litvin puso como ejemplo Ingresos

Brutos, al que consideró un "impuesto perverso, el peor que hay

por su efecto cascada sobre toda la cadena de comercialización",

y lamentó que durante 2016 "once provincias lo hayan aumentado".

Ese tributo genera, en promedio, el 70 por ciento de los

ingresos propios provinciales", mientras los distritos tienen

gastos cada vez mayores.

A esto se suman las tasas en algunos casos desopilantes que

aplican los municipios con afán recaudatorio, y por supuesto el

impuesto al cheque, que aplicó Domingo Cavallo en el 2001 con la

promesa de que duraría 8 meses y pero los gobiernos sucesivos

decidieron dejar para aprovechar su enorme efectividad

recaudatoria. Ese gravamen sí que "llegó para quedarse".

Para impulsar cualquier reforma de fondo el gobierno

necesitará sumar legisladores en la elección de octubre.

A esto se suma que Cambiemos espera poder anunciar hacia fin

de año que no sólo se volvió a crecer, sino que el empleo ya dio

la vuelta y el impacto del pesado ajuste del 2016 terminó de ser

revertido.

El "semáforo" del gobierno sobre el comportamiento de las

principales variables económicas refleja que sólo el consumo de

los supermercados se mantendría en territorio negativo mientras

el resto de las actividades ya cambió a verde.

Los principales sectores que traccionaron la economía entre

junio y julio fueron asfalto, con una recuperación del 74%;

ventas de propiedades porteñas, 41%; producción de laminados,

31%; y patentamientos de autos, 26%.

Las que todavía no arrancan son las ventas en supermercados,

que caen 3% y constituyen un indicador clave para medir la

temperatura del bolsillo.

También los permisos de edificación, lo cual indica que aún

los desarrolladores no ven un escenario decisivo de recuperación

económica; y el empleo.

Es que si bien se crearon 140 mil puestos de trabajo en los

últimos doce meses, apenas alcanzó para compensar las cesantías

del 2016, y aún no logra atender las necesidades de los 200 mil

jóvenes que ingresan por año al mercado laboral, según datos de

la OIT.

Ahí se juega en buena medida el futuro de la Argentina, que

por ahora sigue exhibiendo fuertes nubarrones en el horizonte. 

Autor: José Calero

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