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Las Marras: Una obra con nueve mujeres que traspasan la escena y emocionan al público

LAS ACTRICES Y EL DIRECTOR. Juntos en el escenario que los vio brillar.
Crédito: FOTO N.GRAMAGLIA

La obra de teatro Las Marras se presentó en el Teatro Lasserre y causó un gran revuelo; lo que en principio sería de solo una o dos funciones, terminó siendo de cinco funciones con una gran cantidad de público. Cabe destacar que encabezaron esta producción las actrices del taller de teatro del CCR bajo la dirección y escritura de Martín Werlen. Con frescura y humor, el ciclo fue de emoción absoluta, lo que demuestra una comunidad cada vez más comprometida a apreciar el teatro rafaelino.

Gloria (Analía Ferrari), Rosi (Mabel Vazquez de Novoa), Lucía (Ana Mantaras), María (Liliana Sosa), Adriana (Silvia Zerbatto), Encarnación (Graciela Schiavi), Chuchunca (Susana Bartomioli) y Paula (Carina Chamorro) son amigas y en una de sus reuniones, estallan las confesiones, las risas y las revelaciones. En una noche especial, comienzan a jugar al “Marro”, un juego que saca a la luz sus secretos más oscuros. Amparo (Sonia Ibarra), la psicóloga de Gloria, guía el juego desde una mirada Freudeana, poniendo a prueba la amistad y la complicidad de las protagonistas. Con diálogos chispeantes y situaciones hilarantes, cada una muestra su corazón.

LA OPINIÓN buscó la palabra de estas nueve actrices y también del director, quienes muy contentos hicieron un balance del estreno y sus funciones.

¿Cómo fue trabajar todas juntas?

-Fue un lindo proyecto. Muy lindo grupo. A todas nos gusta hacer lo que estamos haciendo.

¿En qué les enriqueció actuar en la obra?

-Fundamentalmente hacer un equipo y conocernos, de lo cual salió la obra que salió porque trabajábamos todas juntas. No había ningún roce de nada y nos llevábamos espectacular. Y después, todo el eco que tuvo la obra es lo que nos hace sentir felices como estamos ahora. Fue como la selección de fútbol: todas para una y una para todos.

Martín Werlen: La obra fue una evidencia de que si queremos y si trabajamos en equipo lo podemos lograr. Creo que nos dejó como aprendizaje correr nuestros egos, nuestras prioridades y enfocarnos en el objetivo común, en el objetivo grupal que era estrenar y contar esta historia. Y trabajamos muchísimo, ensayamos un montón. La obra es larga, tiene mucha letra, tiene muchos momentos y creo que como enseñanza nos dejó esto de que podemos contra todo, nos miramos, decimos que sí, que el compromiso está firme y le damos para adelante. De eso es un claro ejemplo esta obra.

La amistad, ¿pueden decir que traspasó un poco la escena?

-Sí, la amistad siempre estuvo primero. En el momento que estamos acá siempre nos contamos cositas o chistes. Somos muy compañeras, cada una tiene una historia en su casa y a veces se necesita un tiempito para descargar y volver. Antes de empezar a ensayar todas nos escuchamos. La empatía es fundamental en un grupo humano. Ponernos en el lugar del otro. No siempre estamos bien, no siempre es con el mismo estado de ánimo. Los demás no tienen la culpa, pero al contenerte la carga es más liviana y vos si asumís un compromiso y venís a gusto y sabés que te contienen, entonces decís, bueno, seguimos adelante con este proyecto y lo vamos a hacer.

¿Qué se llevan de estas mujeres como aprendizaje o reflexión?

-Que son mujeres fuertes. Que a pesar de lo que todos están viviendo en su casa, en su vida, en lo cotidiano, vienen acá, se olvidan de todo y actúan. Y también que nunca es tarde para cambiar. Nunca. A pesar de que todo lo que les pasa, obviamente... siempre hay algo nuevo que saca cada una. Si pudiéramos, vendríamos todos los días.

¿Cómo trabajaste tu rol como director con tantas actrices en escena?

M. W: Bien, muy cómodo. A mí me gusta trabajar con mujeres. Creo que tienen como una energía muy especial para crear arriba del escenario. Y recibo de ellas siempre mucha apertura, mucho respeto. También son mujeres que crean mucho sobre el escenario. Tienen mucha creatividad y eso me ayuda mucho en mi tarea. Pero estuve muy cómodo y muy feliz también de poder contar esta historia y de que ellas puedan encarnar a estas mujeres que son jodidas, pero que a la vez son atrevidas porque se animan a ir por más, que es muy difícil hoy romper la cáscara y salir afuera.

¿La historia surgió en el taller o era una historia previa en la que ellas justo cayeron al dedo?

M. W: Más o menos. Yo tenía una idea y con el taller necesitábamos o teníamos el deseo de hacer una comedia. Ahí fuimos trabajando y adaptando un poco la idea con esta comedia y transformamos la historia que quedó.

¿Y los personajes para cada una? ¿Cómo fuiste encajándolos?

M. W: No sé, creo que van naciendo. Van saliendo. Yo también hago como un pequeño trabajo previo y voy como leyendo necesidades o lo que pasa en el escenario. Tiene que ver también con la creación que ellas aportan. Yo me llevo mucha info de eso y un poco ahí van naciendo los personajes que eran personajes que tenían, o que tienen mucho dolor, pero que desde la comedia blanquean ese dolor. Entonces tenían que ser como muy bien definidos y lo recontralograron.

¿Y el guión?

M. W: El guión yo quería que se junten una noche a jugar, no sabía bien a qué y bueno, se me ocurrió el título y a partir del título el nombre del juego. El año pasado tuve un año de terapia heavy analizando mis vínculos, sobre todo mis vínculos de adolescencia y volqué todo eso en este guión. Si bien no cuenta mi historia literal, hay mucho de mi historia en estos diálogos en este libro.

¿Y ustedes, trabajar con Martín?

-Espectacular. La calidad humana que tiene es excelente. Imaginate con todas estas mujeres... En un momento le dije, Martín, si tenés que retarnos, retanos, porque yo es la primera vez que trabajo con él y lo veo tan bueno... por ahí te sale el personaje y por ahí no, o nos olvidamos la letra. Él te sugiere.

M. W: Hay que dejar madurar, hay que dejar que el actor juegue, que el actor proponga. Como cuando uno hace una masa. Van los ingredientes, se va mezclando, se va mezclando. No tiene mucho sentido que yo apure un proceso que se va dando solo. Y tiene que ser natural porque también en algún punto hacemos arte. Entonces, si yo meto toda mi mano en esa masa, siento que la voy a arruinar. Hay como una cuestión amorosa de la relación del elenco, pero también hay mucha técnica teatral. Uno la va incorporando inconscientemente en los ejercicios, en el ensayo, entonces cuando uno empieza a montar la obra, ya hay como un camino medio recorrido, que es toda la técnica, todo lo teatral está. Bueno, hay que ir como armando todo el cuadro para que se vea. Hay una frase que se usa en el teatro que primero no estaba de acuerdo pero después sí, que es: "La orquesta suena como el que peor toca". Sí o sí tiene que ser un trabajo grupal y todas tienen que ser en excelencia porque si no se tira por la borda todo lo previo. Lo que creo que también da frutos en esta obra porque somos un grupo que no somos egocéntricas o egoístas.

-Creo que tratamos siempre de ayudarnos una con la otra. Lo que queremos es que la obra salga bien. La selección del director es importante sobre los personajes y después cada uno acepta el personaje. Incluso te pregunta si te sentís cómoda y demás. La tranquilidad cuando salís de ver la gente, mucha risa, la gente la disfruta. Lo que pasa es que la gente ahora es lo que necesita, ir al teatro y pasarla bien.

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