Información General

Las leyes espirituales de la religión budista

Por Ing. Hugo N. Bruno*

Existen muchas religiones en la India. El budismo, basado en la espiritualidad, es una de ellas, aunque con un porcentaje bajo de fieles. De todos modos, en la ciudad de Buenos Aires se estima que hay alrededor de 50 mil personas que se han convertido al budismo y que asisten en mayor o menor medida a 20 templos que existen en la ciudad capital.  
Se afirma que el objetivo del budismo es alcanzar un estado de iluminación, de felicidad duradera o "budeidad" al que se llega por buscarse a uno mismo. La herramienta práctica de uso cotidiano es la meditación para entrenar la mente y desarrollar la sabiduría.
A los niños le enseñan en las escuelas budistas cuatro leyes básicas, como un primer paso hacia una formación espiritual más profunda. Estas leyes se ilustran con la siguiente metáfora: “Ningún copo de nieve cae alguna vez en el lugar equivocado”.

Primera ley: La persona que llega es la persona correcta.
Es decir que nadie llega a nuestras vidas por casualidad, todas las personas que nos rodean, que interactúan con nosotros, están allí por algo, para hacernos aprender y avanzar en cada situación.

Segunda ley: Lo que sucede es la única cosa que podía haber sucedido. 
Nada, pero nada, absolutamente nada de lo que nos sucede en nuestras vidas podría haber sido de otra manera. Ni siquiera el detalle más insignificante. No existe el: “si hubiera hecho tal cosa…hubiera sucedido tal otra...”. No. Lo que pasó fue lo único que pudo haber pasado, y tuvo que haber sido así para que aprendamos esa lección y sigamos adelante.
Todas y cada una de las situaciones que nos suceden en nuestras vidas son perfectas, aunque nuestra mente y nuestro ego se resistan y no quieran aceptarlo.

Tercera ley: En cualquier momento que comience es el momento correcto. 
Todo comienza en el momento indicado, ni antes, ni después. Cuando estamos preparados para que algo nuevo empiece en nuestras vidas, es allí cuando comenzará.

Cuarta ley: Cuando algo termina, termina.
Simplemente así. Si algo terminó en nuestras vidas, es para nuestra evolución, por lo tanto, es mejor dejarlo, seguir adelante y avanzar ya enriquecidos con esa experiencia.

* Hugo N. Bruno es Ingeniero, habiendo sido Profesor Consulto de la UTN. En la actualidad se dedica a escribir sobre temas de divulgación. 

Autor: REDACCION

Estás navegando la versión AMP

Leé la nota completa en la web