La Palabra

Las letras de mis melodías

Allá por octubre - chamamé

Allá por octubre una noche de magia

yo te conocí…

Llegaste a mi vida como de repente

ternura y jazmín…

Y entonces la vida cantó en mi guitarra

ardiente y feliz…

Y desde esa noche yo quiero cantarte

porque despertaste el amor que hay en mí.

 

Muy fuerte golpeaste en la puerta de mi alma

con tu dulce voz…

Fue el golpe más lindo que tuvo mi vida

y mi corazón…

Porque desde siempre mi ser te anhelaba

y en esta canción…

Te grito te quiero, te quiero, te quiero

mujer esperada mi luna y mi sol.

 

Y así sos vos, agua clara y tierra

que llegas de lejos como flor temprana

a quien nadie espera.

De tu tibia piel, me aroma el perfume

como aquella noche, allá por octubre

que te conocí.

Letra: Mateo Villalba y Música: Jorge Toloza

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Eterna acordeona - chamamé

Vengo recordando las horas aquellas

de tantos momento que viven conmigo

y guardando esas noches de dulce bohemia

junto a aquellas canciones que llevabas contigo.

 

Los tiempos lejanos que ayer disfrutamos

por todos los pueblos cuando recorrimos

esas musiqueadas que fuimos sembrando

y que iban abrazadas junto a nuestro destino.

 

No te he de olvidar gran amigo fiel

siempre compartimos los años de ayer

tu vieja acordeona Ernesto Montiel

aun sigue viviendo en el cielo también.

 

Ninguno ha podido echar al olvido

tu estampa de criollo caballero sincero

el tiempo apurado también ha querido

añorar las canciones que abraza tu recuerdo.

 

Yo quiero cantarle a tu eterna acordeona

aquélla que toda la gente escuchaba

su voz correntina que se oye hasta ahora

aunque la hayas dejado en el adiós de tu alma.

Letra: Oscar Valles y Música: Jorge Toloza

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Mi pueblo - chamamé

Desde mi misma raíz

hoy te ubico en mi memoria

y entre dolido y feliz

quiero meterme en tu historia.

 

Tus callecitas de tierra,

tus ranchos y tus casitas,

cuánto recuerdo se encierra

en esas maltrechas citas.

 

Las veredas arboladas,

el saludo del vecino,

qué de queridas jornadas

a través de mi camino.

 

Las lluvias que me mojaron,

la comezón de los soles,

son cosas que me dejaron

humedeces y arreboles.

 

Los vehículos andantes,

la gente con su ajetreo,

son testigos palpitantes

que en mi interior siempre veo.

 

El mandado al almacén,

la yapa del caramelo,

el ir a mirar el tren

o el marche a cortarse el pelo.

 

Los juegos de plazoleta,

los amigos ya en distancia,

todo vierte su secreta

melancólica fragancia.

 

La escuela y la señorita,

las fiestas patrias radiantes,

todos vienen a la cita

aunque sea por instantes.

 

Y en el cuenco de la mano

una lágrima vertida

me retorna del arcano

lo más feliz de mi vida.

Letra: Alcides Decio y Música: Jorge Toloza

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