La Palabra

Las influencias del entorno familiar y barrial en la música*

De niño tuve la influencia directa de dos personas que eran músicos más o menos amateurs. Un padre que era de la era del Rock & Roll y otro padre que era de la generación anterior, gardeliano total. El primero me regaló un casete de Los Beatles, y el segundo uno del Polaco Goyeneche. 

Cómo se dio la elección de instrumentos 

Pasé por varias etapas hasta llegar al bandoneón, que lo agarré definitivamente de grande, ya con veinte años. Primero integré un coro infantil, luego tuve una corta experiencia con el fueye a los ocho años, después estudié cuatro años de piano en el conservatorio, hasta que apareció la guitarra y el rock, a principios de los años noventa y ahí se acabó todo… o ahí comenzó todo, tal vez. 

Dónde acudir a estudiarlos 

Cuando empecé a tocar guitarra, siempre eléctrica tuve la suerte de que en mi ciudad natal, Villa María, existiera una escuela de música dirigida por Raúl “El Kuki” Soria, donde había un plantel de músicos de jazz, rock, folklore progresivo como Marcelo Aranda, el Flaco Jack, el Pucho Ponce, la Coqui Dutto, que además era mi profe de coro de toda la vida y el Cacho Aiello, que nos alentaron enormemente a seguir por estos caminos muchas veces sinuosos y desparejos.  

Momento de considerarse profesional de la música 

Yo siempre fui músico, más o menos desde que tengo memoria siempre estuve armando escenarios y cantando. Pero desde el momento en que me di cuenta que podía conseguir dinero para comprar comida y pagar un alquiler empecé a dedicarme a ello profesionalmente y eso fue cuando ya viviendo en Buenos Aires, y ya teniendo el fueye -que era de mi viejo, el tanguero- decidí ir a tocar a la calle Corrientes. Antiguamente llegar a tocar en la calle Corrientes era lo más prestigioso, está escrito en muchos tangos. En el año dos mil uno hacer eso era algo totalmente necesario.  

Cuando llegó el tango y por qué lo elegí  

Como te dije antes, uno de mis padres era bandoneonista y tanguero, yo nací literalmente bajo una foto de Gardel. Después como joven de los años noventa me desarrollé en el blues y el rock nacional, siempre Charly, Fito y el Flaco como faros, pero el tango siempre estuvo ahí desde la cuna y por momentos rechazado por mí, por ese motivo.  

Ser parte de la Orquesta Típica Fernández Fierro  

Yo tenía una amiga, Delia, que vivía con El Ministro, uno de los fueyes de la Fierro. Un día nos encontramos en un festival de tango de BA y me dice: “Se fue un pibe de la Fierro, les digo que te llamen”, y así a los pocos días El Ministro me escribió el mensaje que estaban buscando bandoneonista, me fui a probar y quedé. Para estar en la FF había que tener primero muchas ganas de romper todo, cierto grado de locura y tener mucho aguante. 

Fijar la mirada en Francia. Cuándo. Por qué. Para qué. 

Tengo una hija, Roma, con una francesa y decidimos ir a pasar algún tiempo allá para compensar, y acá estamos desde el dos mil doce. No me fui por la crisis, al contrario, si mal no recuerdo Argentina estaba en un momento bastante bueno en esa época. 

La labor desempeñada en París  

En Buenos Aires yo había fundado Derrotas Cadenas, cuarteto que hoy sigue muy bien cuidado por Bruno Giuntini y Juan Pablo Marcó. Además tocaba en La Orquesta Metafísica del pianista Sebastián Volco y un par de meses antes de mi partida filmamos dos videos en dúo, “por las dudas”, ya que él estaba también por viajar pero a EE.UU. A la semana de llegar a París, Volco vino de visita por una semana y terminó apoderándose del sillón de nuestro departamento, y así armamos el dúo Volco & Gignoli con el cual trabajamos desde entonces y tenemos un segundo álbum a punto de salir. Además de eso he tocado con varios grupos y solistas, como el cantautor francés Benjamin Biolay y he sido arreglador y bandoneón de los Ex Gotan Project, Muller & Makaroff.  

Creación de TAXXI Tango XXI. El concepto de tango abordado 

TA -Tango- XXI -Siglo 21-. Es bastante obvio, pero no tanto, porque siempre lo tengo que explicar… Dicen que deberíamos llamarlo Uber!!! Para mí el tango es como comer o respirar, pero no el tango viejo, el pasado… sino la esencia vital del tango. Yo soy del palo de Pugliese, de Discépolo, de los hermanos Expósito, y obviamente de Piazzolla, del tango que tiene que reflejar un contexto social, buscar la herida y mostrarla. Pero también buscar la luz porque no podemos hacer como el cliché de los años cuarenta donde el tipo lloraba por la mina o cantarle siempre al reviente, a lo que es feo y sucio. También se puede buscar mejorar y curar esas heridas a través del tango y abrirlo para que sea una música cada vez más universal. 

El primer trabajo discográfico del grupo 

Cuando llegué a París, nuestra primera vivienda estaba situada en la Calle Saint Denis, que es un antiguo camino romano de entrada a la vieja Lutecia, la París de hace dos mil años. Al parecer siempre hubo allí prostitución y mercaderes, y supongo que bares… al igual que los sigue habiendo hoy en día. Es un lugar maravilloso, lleno de vida, muy intenso. Mi ventana daba a la calle y al parecer una de las chicas de mi puerta, Sonia, escuchaba el bandoneón y un día me pidió si podía tocar para la misa de Julie, la rubia de la esquina que había fallecido hacía pocos días, y así un lunes por la mañana salimos en procesión hacia la iglesia donde nos recibieron dos monjas, el cura y unas sesenta prostitutas. Por experiencias como ésa, o como recorrer la barra de algunos bares de esa calle decidí llamar “Sweet Saint Denis” a nuestro primer álbum. “Sweet” suena como “Suite”, una suite musical pero en realidad es más “Dulce San Denis”, como un nombre de Sex Shop. Mi colega Sebastián Rossi aportó su magia en la composición de Julie, cuya letra es en francés pero vale la pena agarrar un traductor y ver qué dice. 

*El texto pertenece a la entrevista realizada por Raúl Vigini a Pablo Gignoli

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