Creer o reventar, en un planeta cuya superficie está cubierta en un 70 por ciento por agua, los conflictos que se avecinan en el mediano plazo serán por este recurso estratégico que es sinónimo de vida. En realidad la pelea será por el acceso y el control a las fuentes de agua dulce, que alcanza apenas el 3,5 por ciento del total del agua existente en la Tierra. El ex vicepresidente del Banco Mundial, Ismail Serageldin, predijo en 1995 que "las guerras del próximo siglo serán por el agua", una profecía inquietante que muchos minimizaron y descartaron mientras que otros consideraron muy en serio y se pusieron a trabajar en silencio en planes para garantizarse el control de este líquido elemento.
El cambio climático, la deforestación, las guerras, el crecimiento de la población, el uso en la producción de alimentos y en algunos casos el despilfarro han puesto bajo una seria amenaza el suministro de agua dulce en el planeta.
Si bien el calentamiento global ha provocado un aumento de las mareas, también está amenazando el suministro de agua de 3.200 millones de personas en todo el mundo, indica un nuevo informe de la ONU. La circulación de agua de lluvia que generan los glaciares proporciona agua potable a decenas de millones de personas. Pero una pérdida récord de masa glaciar está provocando una mayor escasez de agua. En este marco, se espera que la escorrentía de los glaciares alcance su máximo a nivel mundial para fines de siglo y luego disminuya. Según el informe, el número de personas que viven en lugares con agua insuficiente se disparará casi un 60% en los próximos 30 años.
Ese mundo inquietante que nos espera en el futuro comienza a perfilarse a partir de una noticia confirmada esta última semana: el agua comenzó a cotizar en el mercado de futuros de materias primas de Wall Street, como un commodity más como el petróleo, el oro o los granos, debido no sólo a su importancia estratégica sino a su escasez en el planeta. El precio del vital líquido fluctuará tal como lo hacen el petróleo, el oro o los granos, según informó CME Group, que lanzará contratos futuros vinculados con el agua, con referencia del precio contado de California.
Así, dada su escasez y su importancia para la vida humana, el agua se ha convertido en un elemento estratégico tanto para la subsistencia como para su aplicación en la producción de alimentos. El precio del agua en California se ha duplicado en el último año, según el índice Nasdaq Veles California Water Index que elabora el CME Group. Expertos aseguran que su llegada al mercado de materias primas permitirá una mejor gestión del riesgo futuro vinculado con este bien.
Según CME Group, agricultores, empresas, fondos o municipios podrán protegerse o especular ante los cambios en el precio del agua. Estos contratos son los primeros de su tipo en Estados Unidos y fueron anunciados en septiembre, cuando la Costa Oeste del país fue devastada por el calor y los incendios forestales.
China y Estados Unidos son los principales consumidores del mundo de agua, y unas 2.000 millones de personas viven en países con graves problemas de acceso al agua. De acuerdo con un informe -alarmante por cierto- de la ONU, se calcula que en los próximos años, dos tercios del planeta podrían experimentar escasez de agua y millones de personas se verán desplazadas por ello.
Aunque el índice está basado en los precios de las principales cuencas fluviales de California, donde la escasez del agua ha aumentado, este valor podrá ser usado como referente para el resto del mundo en los mercados del agua.
Desde hace años, muchas naciones libran guerras por el acceso, el control y el dominio de las fuentes de agua dulce. Las guerras entre Pakistán y la India por los glaciares en la región de Cachemira, en la cordillera del Himalaya, los recientes choques fronterizos entre la India y China, la ocupación china en el Tíbet, los últimos enfrentamientos entre palestinos e israelíes, entre sudaneses y las guerras entre tribus en la región centroafricana, son apenas algunos de los ejemplos de las batallas por el agua.
No hace tantos años, cuando Rafaela comenzó a sufrir la falta de agua potable por los límites del acueducto que trae el recurso desde el acuífero de la zona de Esperanza, hubo discusiones políticas por el acceso la líquido vital. Ahora, Santa Fe y Santiago del Estero discuten por el escaso nivel de agua del Río Salado que perjudica a la ciudad de Tostado, amenazada por quedarse sin agua potable. Este año Argentina debió reclamar a Brasil porque retenía el agua en sus represas perjudicando al Río Paraná, que sufrió una bajante histórica.
A no creer que los conflictos por el agua se producen en tierras lejanas. Ahora bien, ¿el acceso al agua potable no es un derecho humano? ¿O ya es una cuestión de los mercados?