El debate en torno al perfil que tendrá el trabajo en un futuro cercano gana espacios en todos los foros internacionales, desde las organizaciones supranacionales como las Naciones Unidas hasta los gobiernos de todos los países. Se trata, sin dudas, de una preocupación en aumento puesto que se espera una reconfiguración de las relaciones laborales y en especial del tipo de tareas que deberán cumplir los trabajadores.
El Informe sobre el desarrollo mundial 2019: "La naturaleza cambiante del trabajo, en un mercado laboral que evoluciona con rapidez y está cada vez más determinado por la tecnología", la cantidad de robots que se utilizan en todo el mundo se incrementa con rapidez, lo que aviva los temores de que desaparezcan empleos.
Por su parte, un estudio de la Cámara Argentina de Comercio (CAC) enfocado en el comercio digital pone el foco en los cambios en las formas de consumo y de compra. Señala que la irrupción cada vez más vertiginosa de la tecnología trae aparejados múltiples cambios en la vida cotidiana. En materia de consumo, una de las modificaciones más significativas de los últimos tiempos es la aparición de las denominadas “economías de plataforma”.
Tras plantear el interrogante ¿qué son las economías de plataforma?, ensaya una explicación. Los avances tecnológicos lograron que cada vez más sectores de la economía comiencen a desempeñarse a través de plataformas digitales que sincronizan oferta y demanda en tiempo real, típicamente mediante la utilización de dispositivos móviles: es lo que se denomina “economías de plataforma”. Ya sea que se trate de la necesidad de desplazarse desde un lugar a otro, como la adquisición y entrega de un producto, esta tecnología ofrece la posibilidad de coordinarlo desde el lugar en que se encuentre el consumidor, con el único requisito de tener en su poder un dispositivo móvil con acceso a internet, y en algunos casos inclusive, con la posibilidad de abonar en efectivo posteriormente (por ejemplo, al momento de la concreción del viaje, en caso de que se trate de un servicio de transporte de pasajeros), sostiene el reporte de la CAC.
En este contexto, remarca que la disrupción tecnológica llegó a todo el mundo, con plataformas para múltiples sectores de la economía, incluso en algunos donde la comercialización no tiene mayores antecedentes. Ante cada demanda, la tecnología está encontrando la forma de contactar a aquel consumidor con alguien que está dispuesto a realizar el servicio u ofrecer el bien, en tiempo real.
Ahora bien, ¿cuál es la situación en Argentina y el marco regulatorio? A pesar de que aún no existen datos oficiales, las empresas que se radicaron en el país desde marzo de este año para ofrecer servicios de entrega de productos manifiestan haber invertido 10 millones de pesos entre infraestructura y capacitaciones, por las cuales ya se formaron a unos 20 mil
repartidores. De este modo, señalan que se produjo una importante generación de empleo a partir de la irrupción de la tecnología. Las aplicaciones tuvieron en general una buena recepción por parte de los consumidores, ya que ofrecen productos y servicios de una forma rápida, simple y económica.
Sin embargo, al mismo tiempo que las economías de plataforma se expanden velozmente en Argentina, se verifica que los marcos regulatorios no lo hicieron de igual manera, dejando lagunas sin legislación y otro tipo de situaciones que el legislador no pudo prever al momento de sancionarse la normativa vigente. El caso de Uber quizás se presente como el caso emblemático, pues cientos de conductores comenzaron a prestar servicios de transporte privado de pasajeros pese a que no está habilitado ni tributa impuestos, planteando un escenario de competencia desleal respecto a otros actores del ecosistema del transporte, como los taxistas.
Pero el crecimiento de estas plataformas fue acompañado de una conflictividad progresiva entre las empresas y los encargados de entregar los pedidos, lo que llevó a la conformación de una organización gremial (denominada Asociación de Personal de Plataformas) representante de los reclamos sobre seguridad e higiene y jornadas de trabajo, entre otros.
¿Qué hacer ante estas tensiones emergentes? De acuerdo al informe de la CAC, parece claro que estamos ante una nueva forma de trabajo de rápida expansión, que abre la incógnita respecto de cómo serán los nuevos vínculos laborales en el
futuro, y más aún, de cómo el ordenamiento laboral podrá regular correctamente estos escenarios. Existe bastante consenso de que el avance de la tecnología no es una amenaza para la creación de empleo a nivel agregado (aunque sí para diversos puestos que serán reemplazados o automatizados), ya que los empleos que desaparezcan serán compensados con la aparición de nuevas tareas. Sin embargo, pareciera conveniente no solo detenerse en el éxito por la cantidad de puestos generados, y prestar especial atención a la calidad de los mismos.
El boom de las economías de plataforma debe ser acompañado por una reformulación de los marcos laborales, para que éstos que protejan los derechos de los trabajadores, pero sin frenar los procesos creativos que se dan a partir de la inclusión de la tecnología.