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Las ciudades después de la pandemia IV

Mientras pasan los días el futuro parece más incierto porque cambian los escenarios del mañana, con un enemigo que parece transformarse y moverse haciendo que la ciencia relativice con cierto énfasis sus hallazgos por encima de sus convicciones, pero aún así hay acciones que parecen marcar un rumbo medianamente sensato confiando a la aislación los pasos a seguir dejando atrás poco a poco a un largo y aflictivo aislamiento.

Y en eso parecen haberse encolumnados todos, armándose una cruzada en la que estamos concentrados y esperanzados todos quienes intentamos una salida a la vida.

Cuando hablamos de todos queremos decir cada uno en su lugar, cada cual en su puesto de trabajo, con avances y retrocesos, pero con humildad y perseverancia, en su bunker, casi como en una guerra donde la charlatanería queda desplazada por inoportuna y fuera de contexto.

Día a día las sugerencias van mutando al compás de investigaciones y estudios sobre una experiencia inédita. En este escenario, la Organización Mundial de la Salud​ informó que por el momento no se han encontrado pruebas concluyentes de que el virus se transmita por el contacto con objetos y superficies infectadas. Y otra vez irrumpen las dudas.

“Uno de los problemas que trajo esta pandemia es que se hace ciencia al ritmo de las noticias en vez de hacer noticias al ritmo de la ciencia. Y la OMS(Organización Mundial de la Salud) está capturada en este remolino, lamentablemente”, destaca el infectólogo y pediatra Fernando Polack como premisa de su análisis, y continua diciendo“La ciencia necesita acercarse lo más posible a la exactitud y para eso debe ser prolija, metódica y consecuentemente más lenta que las noticias”, para concluir advirtiendo, “La ciencia tiene idas y venidas, por eso es ciencia, no pretende una verdad absoluta sino que su tarea es avanzar constantemente en el conocimiento”. “Si seguimos tratando a la ciencia como si fuera una religión caeremos en problemas”.

En contraposición a la OMS, una investigación realizada por los Institutos Nacionales de Salud y varias universidades estadounidenses como las de California, Los Angeles y Princeton habían determinado que el virus puede llegar a vivir entre dos y tres días en plásticos o acero inoxidable. En otras superficies, como el cartón, perdura hasta 24 horas, en el cobre cuatro y en aerosoles hasta tres horas.

Este remolino del que habla Polack inevitablemente lleva a replantearse los nuevos hábitos aunque tampoco aparezca una respuesta certera sobre si hay que sacarse las zapatillas al ingresar al hogar, o si es necesario limpiar con lavandina bolsas, alimentos y otros objetos que lleguen desde afuera y qué pasa con la ropa, el teléfono celular o los billetes.

Más allá de la falta de certezas, la OMS mantuvo firme la recomendación de tomar medidas preventivas como la limpieza y desinfección de objetos para tranquilidad de la población y como protección contra otros virus.

En ese sentido trabajan todos los que deben crear formas para la vida, en las ciudades, en las viviendas, en las empresas, en el espacio público y semi-público donde la aislación y distancia son los más firmes parámetros a tener en cuenta para manejarnos en esta “nueva normalidad”.

En medio de la pandemia por el coronavirus, una de las grandes preocupaciones al salir a la calles es tener el elemento de protección para poder socializar por encima de las distancias establecidas por las normas y de los elementos fijos.

MARGstudio, Alessio Casciano Design y Angeletti Ruzza han diseñado un protector facial colorido e inflable que podría usarse para permitir a las personas socializar después del pico de la pandemia de coronavirus .

Los diseñadores italianos MARGstudio , Alessio Casciano Design y Angeletti Ruzza crearon el concepto, ya que querían encontrar una forma en que las personas pudieran regresar a los restaurantes o comer en las casas de sus amigos.

"El escudo está diseñado para todas las personas que desean volver a vivir la convivencia de un almuerzo, cena o bebida en un lugar público, cerca de amigos y familiares", dijo Annalisa Grasselli de MARGstudio.

"El objetivo principal del escudo es proteger a las personas y, al mismo tiempo, permitir la libertad de movimiento para comer y beber.

"Se diferencia de otras máscaras porque es una máscara en voladizo: dentro de la máscara diseñamos un 'espacio personal protegido' en el que puede tomar alimentos y bebidas", explicó Grasselli.



Autor: Esteban Soldano

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