La problemática de las adopciones es realmente seria en nuestro país, puesto que las gestiones y tramitaciones burocráticas son tantas y tan tediosas, que colman la capacidad de amor y paciencia de miles de familias que desisten del intento, al verse limitadas tanto por las exigencias como el paso del tiempo, soliendo llevar muchos años el poder concretar positivamente una gestión de esta naturaleza.
En buena medida, la situación quedó claramente reflejada con este reciente caso -aún en vías de resolución- ocurrido en la provincia de Santa Fe al realizarse una convocatoria pública y nacional para la adopción de tres hermanistas de 9, 13 y 16 años de edad, ya que fueron 266 familias interesadas, con origen en 22 provincias del país, dispuestas a ofrecerle la posibilidad de un futuro mejor a estas tres niñas que quedaron al desamparo afectivo, y además, permitiendo que las mismas sigan unidas por sus lazos de amor además del biológico. Cuando se abrió este registro, las nenas sólo dijeron que de la familia que las adoptare querían "amor y cariño, nada más".
A esta metodología, exitosa por cierto, se recurrió una vez agotada la posibilidad del Registro Unico de Aspirantes a la Guarda con Fines Adoptivos (RUAGA) de nuestra provincia y la red federal de registros, buscando así darles la ocasión a las tres hermanitas de integrarse a un verdadero hogar, que además las aleje definitivamente de la violencia familiar en la cual vivían en su núcleo familiar de origen. Las 266 familias inscriptas, son más que elocuentes sobre el resultado obtenido, el que ahora deberá tener su desenlace final en cuanto a su destino.
Pero además, tal cantidad de interesados en la triple adopción, y además en representación de todas las provincias argentinas, pone de relieve un tema que es la verdadera esencia de la adopción en la Argentina: lo dificultoso que resulta concretar un trámite de esta naturaleza, admitiéndose que deben existir estrictos controles, tiempos de prueba y adaptación, pero todo termina haciéndose tan lento y dificultoso, que muchas de las gestiones terminan resultando una frustración, tanto para las familias como para los potenciales adoptados. Se restringe también a muchísimos niños la chance de poder integrarse a un hogar en el cual recibirían no sólo amor y cariño que con tanta necesidad demuestran, sino también adecuada alimentación, vida sana, buenas costumbres y hábitos de vida, junto a una educación adecuada y posibilidad de desarrollo integral de sus existencias.
Hace unos días, siempre sobre este tema, se conoció un informe que señala que "las adopciones en Santa Fe están en franco ascenso", lo cual es sin dudas una buena noticia. Se consigna que en dos años la cantidad de niños y niñas adolescentes en situación de adoptabilidad que pudieron encontrar una familia se quintuplicó, ya que en 2016 hubo un promedio de 4 casos mensuales, en tanto que en 2017 se elevaron a 8, y que en lo que va del presente año se elevaron a 22, habiéndose acumulado 88 casos en los primeros cuatro meses de 2018. Además en el mismo lapso creció exponencialmente la cantidad de adopciones de adolescentes, que antes no se concretaban y se limitaban a recién nacidos. Sólo en cuatro meses de 2018 ya hubo 14 adopciones de chicos y chicas de entre 12 y 15 años, un escenario que la autoridades provinciales consideran un "verdadero cambio de paradigma".
Desde el RUAGA se destacó el aumento en la cantidad de adopciones a "las mejoras que se le han introducido al sistema, basado en la disminución de los trámites, la agilidad del proceso, la transparencia y la difusión de los casos a través de los medios".
Es muy positivo que esto ocurra y especialmente en nuestra provincia, aunque este caso de los 266 inscriptos para las tres hermanitas, procedentes de todas las provincias argentinas, pone de relieve que en otros distritos debe seguir esa pesada carga burocrática existente para diligenciar una adopción, lo cual lleva a recurrir a otras metodologías para concretar un proceso de tal naturaleza.
Resulta también muy interesante, como incorporación práctica al sistema de adopción, este contacto que debe existir entre el Estado y la comunidad, para que todos los niños que están aguardando en esta a veces angustiosa espera, puedan contar con la oportunidad lo más pronto posible.