Editorial

La voz de Malvinas

Sin dudas la opinión de los habitantes de las islas Malvinas en torno al futuro de la isla es importante. Pero ello no invalida que Argentina mantenga sus legítimos reclamos de soberanía.

En medio de las discusiones mantenidas durante los últimos tiempos entre Argentina y el Reino Unido, ayer se comenzó a vivir en la isla un momento histórico, donde los pobladores participan de un referéndum organizado para sumar una nueva voz al debate.

Los “kelpers” votan si están a favor o en contra de seguir siendo un territorio dependiente del Reino Unido y se espera que el resultado termine respaldando la postura británica en torno al tema. La consulta iniciada este domingo se prolongará hasta las 21:00 de hoy.

Según trascendió, las autoridades británicas de Malvinas preparan una serie de actos que llamen la atención de la prensa internacional sobre la postura de los isleños en el marco de la disputa. Entre otras cosas, se prevé una caravana de aproximadamente 50 camionetas que formarán la palabra "Yes" ("Sí") en una colina cercana a Puerto Stanley, la capital del archipiélago.

¿Qué va a pasar después? ¿Cómo deberá tomarse esta expresión de los isleños? En primer lugar, cabe destacar que la votación no es vinculante y carece de valor legal. Por lo que no define el debate de fondo.

Lo que Argentina debe seguir haciendo a partir de ahora es mantener su postura. El gobierno ya había salido a decir que el referéndum era un intento de manipulación y ahora deber velar porque esa estrategia inglesa tenga el menor efecto posible. De hecho está programado que el Congreso se expida en los próximos días en rechazo de lo sucedido en las Islas. El pedido de sesión especial, que cuenta con el consenso del oficialismo y de la oposición, podría ser tratado en la sesión ordinaria del próximo miércoles.

"Nos engañaríamos si pensáramos que Argentina va a cambiar (de posición) de la noche a la mañana", dijo a la agencia AFP Jan Cheek, miembro de la Asamblea Legislativa de las Malvinas, que los británicos llaman Falklands. El también miembro de la Asamblea Gavin Short había anunciado meses atrás que el objetivo del referéndum es "enviar un fuerte mensaje a la Argentina" respecto de la disputa por la soberanía de las islas.

En verdad, este tipo de opiniones no está mal tenerlas en cuenta. Pero no deben servir para que Gran Bretaña se siga negando a sentarse en una mesa de diálogo para abordar de manera conjunta el tema. Algo que viene siendo reclamado por toda la comunidad internacional y que hasta ahora sólo ha recibido una creciente militarización de las islas por parte del Reino Unido.

En este sentido, las Resoluciones emanadas de Naciones Unidas, dejan en claro cuáles son los modos de solucionar las disputas de soberanía, y en ningún momento hacen referencia a este tipo de referéndum, sino que instan a la reanudación de las negociaciones entre los países.

Más aún, el plebiscito llevado a cabo es contrario a todas a las resoluciones del Comité de Descolonización, que en su momento instó a las partes a abstenerse “de adoptar decisiones que entrañen la introducción de modificaciones unilaterales en la situación mientras las Islas estén atravesando por el proceso recomendado”.

La discusión de fondo radica en el principio de autodeterminación que gozan todos los pueblos del mundo. Un principio que en el caso de Malvinas carece del valor que puede llegar a tener en otros lugares, ya que no se trata de una población “nativa” sino más bien “trasplantada”.

Los especialistas en derecho internacional señalan que la libre determinación de los pueblos, corresponde aplicarla en pueblos sometidos a la subyugación, dominación o explotación de una potencia colonial. Algo que no sucede en Malvinas, donde existe dominación británica, sobre una población británica y que, obviamente, está conforme de serlo.

En Malvinas viven 2.563 residentes. Entre ellos, sólo 29 argentinos estuvieron autorizados para votar. Argentina debe respetar el modo de vida de sus habitantes. Pero no renunciar a los derechos que la razón le concede. Hacerlo significaría renunciar a lo que establece la propia Carta Magna, donde las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur son considerados partes del territorio nacional.

Autor: Redacción

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