Editorial

La tierra y el clima

Contrariamente a todas las informaciones que se han venido difundiendo en los últimos años respecto a las condiciones climáticas, con el resultado a la vista de su acción de deterioro sobre el planeta en que vivimos, esta vez se conoció una buena noticia. La cual, ojalá no sea aislada sino el comienzo de un ciclo inverso al anterior.

Es que según lo informó el Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México, el sol estaría próximo a ingresar en una etapa de baja actividad, lo que permitiría el inicio de un período de inercia en el calentamiento que viene experimentando la tierra desde hace tiempo, cuyos efectos ya se encuentran a la vista, con transformación de grandes regiones que se han vuelto áridas, la suba del nivel de los mares y, en especial, el calentamiento de ambos cascos polares con el consabido deshielo de los mismos.

De todos modos, la novedad si bien es positiva, no debe ser tomada con exagerado optimismo, como que allí estarían las soluciones para todos los problemas que tiene el planeta en este momento. Nada de eso, ya que si bien la caída de actividad solar reduciría los efectos de calentamiento del planeta, eso es cierto, no lo es menos que la situación continuará siendo preocupante, y aunque en menor escala, el problema continuará vigente y seguramente avanzando, aunque en forma mucho más lenta.

De acuerdo con estos estudios, la actividad del ciclo solar 24 que recién tuvo comienzo, y la del ciclo 25 que se extenderá entre 2020 y 2029, la actividad solar estará en caída, y por lo tanto los resultados más directos de ese fenómeno, será un menor recalentamiento de nuestro planeta.

Es que los estudios han ido avanzando aceleradamente en este sentido, asegurándose que se obtuvieron más logros en los últimos diez años que en todo el tiempo anterior, con la comprobación de la participación muy alta que tiene el sol en el clima, y de modo especial en el calentamiento, variando los índices de acuerdo a la alta o baja actividad en el mismo. Se estima que a medida se vaya avanzando con estos estudios, se podrá llegar a tener conocimiento del comportamiento del clima con una anticipación de hasta decenas de años, lo cual permitiría tomar prevenciones con la anticipación suficiente como para aminorar sus efectos adversos.

Las estimaciones científicas establecen que de mantenerse la actual actividad solar, cuando se llegue al año 2030 la suba de la temperatura global del planeta estará 1,2 grado más que en la actualidad, lo cual podría sufrir una modificación en los cálculos como consecuencia del conocimiento que se tiene ahora de la reducción de actividad que registraría el sol. De confirmarse, como se confía, la baja de estimación de recalentamiento al año 2030 sería de un 40 por ciento menor, es decir, una buena noticia.

Es que si este menor recalentamiento obedece a razones naturales, en caso de ser acompañadas por medidas que se tomen por parte del hombre, la perspectiva podría modificarse sustancialmente en el futuro. Justamente, y más allá de esta caída de la actividad del sol, se requiere de una fuerte decisión en que los foros y organizaciones mundiales comiencen a tomar medidas con la responsabilidad que el momento exige, y que por sobre todas las cosas, que se cumplan. En todas las "cumbres del clima" que se han venido realizando en las últimas décadas, se hacen diagnósticos, se admite el problema, pero nunca se termina haciendo nada realmente efectivo, sino que por el contrario, cada nueva cumbre termina ampliando los plazos establecidos en la anterior.

La falta de responsabilidad del hombre en cuanto al cuidado y preservación de su hábitat es realmente alarmante, ya que ni siquiera se logra limitar la emanación de gases con efecto invernadero, que según todos coinciden, son los causantes del deterioro de la capa de ozono que protege a la tierra de los rayos ultravioletas que emite el sol. Se opta en cambio, por parte de algunas de las grandes potencias, con Estados Unidos a la cabeza, de la protección de sus industrias, en lugar de la conservación del planeta en que vivimos. Se comprueba de tal modo, que no hubo sobre la tierra ningún otro ser viviente tan destructor como el hombre, que en verdad está haciendo añicos al planeta, y aún así no hace nada por remediarlo.

Autor: Redacción

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