Sin duda que la problemática de la inseguridad atraviesa todas las agendas de gestión política pero también de campaña, según se advierte en la actual carrera electoral de la Provincia de Santa Fe. Autoridades locales y provinciales en ejercicio cuestionan resultados o defienden estrategias y acciones según el lado del mostrador que se ocupe, mientras quienes competirán en las urnas buscan sacar réditos principalmente a través de la crítica y después mediante una actitud propositiva, es decir presentando proyectos para mejorar el servicio de seguridad cuya responsabilidad máxima es de la Provincia.
El crecimiento de las bandas que comercializan drogas, el aumento de los robos en la vía pública a través de la modalidad del arrebato, a mano armada en comercios o bien en las viviendas que momentáneamente quedan desocupadas consolidan la sensación de inseguridad que sienten muchos santafesinos. Rafaela en este caso no es la excepción: la crónica policial cotidiana ofrece pruebas incontrastables sobre la continuidad de la delincuencia, que en algunos casos pone en riesgo la vida misma. Como el caso de la mujer que el jueves pasado circulaba en bicicleta frente a la Plaza 25 de Mayo y que, tras el robo de su cartera en forma violenta por un motochorro, se cayó fuertemente sobre el empedrado, sufriendo cortes profundos y fracturas que le dejan huellas notorias en el cuerpo y un temor difícil de administrar.
Pero también es cierto que la violencia en el seno de las familias o entre vecinos ha derivado en muertes por motivos banales. Con la película "Relatos Salvajes" se han retratado escenas de la vida que, lamentablemente, se han normalizado y que reflejan lo que puede suceder en la realidad cuando las personas estallan, se salen de control y están dispuestas a involucrarse en un conflicto que hasta le puede costar la vida.
Es reciente el caso de dos conductores que murieron en la ciudad de Santa Fe tras haber resuelto a balazos una discusión que se inició con un incidente de tránsito. Una de las víctimas era un joven policía y el otro un hombre que se encontraba prófugo de la justicia por un homicidio ocurrido hace ocho años.
Por tanto, la Policía debe redoblar los esfuerzos para prevenir los delitos a través de la presencia en las calles. ¿Ahora cómo se hace anticipar esos repentinos momentos de furia que determinan en un instante el destino de una vida? "Hoy hay distintas formas de abordar la complejidad de una sociedad en lo que hace a la violencia, el delito y la prevención, que es lo que más nos interesa", reconoció el gobernador, Antonio Bonfatti, el lunes al encabezar un acto en el que egresaron 1.130 agentes de la Policía Comunitaria, una fuerza que presenta un nuevo perfil en lo que hace al servicio de seguridad, pues sus integrantes deben establecer vínculos estrechos con el vecino.
La incorporación de estos nuevos efectivos es un nuevo intento del Gobierno provincial de fortalecer la estructura de seguridad en el territorio. "Hoy como nunca, la Policía de Santa Fe tiene equipamiento adecuado, móviles y se van incorporando nuevas tecnologías permanentemente", destacó Bonfatti buscando reducir al mínimo las quejas por falta de medios, tal como acontecía en años anteriores. De esta forma, la estrategia para recuperar seguridad es contar con policías bien preparados que entiendan que son servidores públicos, con mejores salarios y con recursos y equipamiento para cumplir eficazmente su labor.
Durante el discurso que pronunció en el acto, Bonfatti planteó nuevamente lo que la sociedad espera de los nuevos policías. "Se han graduado como servidores públicos, como también lo es un trabajador de la salud, un maestro de escuela y tantos otros que, en representación del Estado, tienen que dar respuesta a la sociedad", sostuvo.
Al mismo tiempo, la Municipalidad de Rafaela reforzó su plantel de agentes de la Guardia Urbana, el organismo creado hace casi diez años para asistir al vecino en innumerables cuestiones -una especie de RIM corporizado- pero que debió dedicarse a atender asuntos de seguridad a medida que la problemática se agudizó en los últimos años.
Como reacción colectiva ante el crecimiento de la inseguridad en la ciudad y la demanda social, los gobiernos local y provincial lograron consensuar la implementación de saludables acciones de prevención, en los que la Policía cumple un rol central pero que también recibe la colaboración de agentes municipales y de la Gendarmería Nacional. Se trata de los denominados operativos de saturación, que transmiten tranquilidad al vecino que observa a los policías desempeñar sus tareas en la calle y no esperar sólo en las comisarías. Lo que aún falta profundizar es la lucha contra el narcotráfico en la ciudad, que hasta ahora generó insignificantes avances teniendo en cuenta que desde el Gobierno de la ciudad se insiste en que muchos vecinos conocen el lugar donde se venden drogas.