Editorial

La salida del Euro

Por estos días, Europa está convulsionada por las crisis que atraviesan varios de los países que conforman la Unión Europea. Esos conflictos internos, a su vez, amenazan con “llevarse puesto”, en términos económicos y sociales, al continente entero, y por qué no a buena parte del mundo también. En ese marco, hay una discusión que comenzó a ganar terreno, y que hoy concentra el análisis de la mayoría de los especialistas.

¿Se puede salir del Euro? Esa es la pregunta que se hacen muchos. Hasta hace horas nada más, la posibilidad de volver a las pesetas, los dracmas o las liras, resultaba poco menos que de “ciencia ficción”. Pero la realidad ha superado todas las estimaciones, y el tema ha dejado de ser un tabú para los economistas, que ya imaginan cómo habría que proceder, teniendo como prioridad evitar que la población entre en pánico.

Ahora bien, ¿cómo se produciría el cambio? En primer lugar, las autoridades monetarias de la Eurozona deberían dejar de considerar al euro como moneda común, iniciando procedimientos que devendrían en una nueva emisión de moneda de parte de los bancos centrales nacionales. De este modo, las fábricas nacionales de moneda dejarían de imprimir euros y se pondrían manos a la obra con sus propias divisas durante meses.

De acuerdo con algunas informaciones periodísticas provenientes del Viejo Continente,

algunos bancos centrales europeos se preparan ya para reimprimir sus monedas locales. Sin embargo, Irlanda ya salió oficialmente a desmentirlo.

Más allá de esto último, si finalmente se decide salir del euro, se podría producir un problema mayúsculo en los países cuyas monedas son más débiles, como la peseta

o el escudo portugués, y que podrían devaluarse rápidamente bajo la presión de los mercados. Paralelamente, el marco alemán se dispararía.

Esto no haría más que provocar el pánico de unas poblaciones cuyos ahorros podrían perder 50% de su valor, según varios estudios. Y si retirasen en masa su dinero de los bancos, se produciría un colapso absoluto del sistema financiero de ese país, algo que los argentinos conocen, y muy bien.

Por eso, una de los debates es cómo realizar la salida. Algunos dicen que es mejor actuar por sorpresa. Otros, en cambio, consideran que es más aconsejable explicar primero la idea a la población.

“Todo debería decidirse secretamente en una noche y que al día siguiente los mercados y los bancos permanezcan cerrados al menos durante doce horas para impedir a todos sacar su dinero", considera Franco Bruni, profesor de la universidad italiana Bocconi de Milán. Sin embargo, no sería tan sencillo. "La dificultad es que esta es una economía muy grande. ¿Cómo fabricar suficientes billetes en secreto?", se pregunta Gayle Allard de la IE Business School de Madrid.

Del “otro lado del mostrador”, para el profesor de Economía Eduardo Martínez Abascal, sería necesario "hacer una campaña de comunicación espectacular, para decir hemos llegado a la conclusión que hay que volver a la peseta y las ventajas serán esto, esto, esto...". El catedrático español remarca que una divisa débil tiene sus ventajas. Así, "Grecia podría vender al exterior a mitad del precio; pasando a las dracmas, volvería a ser un país barato y así llenar el país de turistas", afirma.

En este sentido, Allard señala que "un efecto maravilloso" al salir del euro "es que recuperas tu tipo de cambio, puede caer tu moneda y puedes empezar a exportar". Sin embargo, existe el riesgo, previene Bruni, de que cada país intentase ser más barato que su vecino emprendiendo una "carrera de devaluación".

Tener una moneda más débil, conllevaría otras reacciones negativas. Por ejemplo, los productos importados como el petróleo se volverían muy caros, crecería la inflación, habría una pérdida de poder adquisitivo y, por ende, una caída del nivel de vida. Algunos estiman que a algunos países les llevaría entre 10 y 15 años normalizar la situación.

Otro gran interrogante tiene que ver con la deuda pública. ¿Seguiría siendo en euros, empujando al Estado a la suspensión de pagos? ¿O se convertiría a la moneda local, lo que enfurecería a los mercados?

Alejada durante mucho tiempo de crisis importantes, como las que supieron sacudir a muchos países, entre ellos Argentina, Europa se debate entre sostener el euro o volver a las monedas locales. Las recetas son muchas, y reina la incertidumbre. Aunque hay una certeza. Cualquiera sea la decisión final, los costos serán altos.

Autor: Redacción

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