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La Renga dejó la piel en un banquete multitudinario

PABLO OCAMPO - El banquete que La Renga le brindó a sus fieles seguidores, no se sirvió a partir de las 22.30 cuando el potente trío de Mataderos subió al escenario en Santa María de Punilla. La mesa se sirvió desde muy temprano en la linda jornada de sábado.
El humo de los “choris”, las banderas, las remeras negras con la estrella o con las leyendas de los viejos clásicos que sonaron en las cercanías al aeródromo de esta localidad junto a los temas de Alejado de la red, el nuevo disco, redondearon un marco acorde a la mística del show.
Los vasos con fernet, cerveza, vino y otras bebidas espirituosas acompañaron a los fieles seguidores de la banda, que se bancaron cerca de cuatro años sin poder estar presentes en los recitales del grupo más convocante de estas latitudes. / y si veo cual es el defecto/ tengo todos lo que tengo que tener”, consigna en su primera estrofa un Caso Perdido, el tema más escuchado de Alejado de la red y que explica de manera inmejorable lo que pasó. El sábado fue un día perfecto, porque la amistad, el amor y la pasión se reunieron para volver a estar en un banquete.
La banda tocó ante una multitud que disfrutó el día de sol y que se bancó escuchar poco de lo que surgía desde el escenario, porque el reencuentro era más importante que cualquier contratiempo técnico que pudiera presentarse.
Sigue La Renga como una máquina de convocatoria. Si bien se agotaron en pocos días las 45 mil entradas que la organización aseguró haber puesto a la venta, para los agentes de seguridad consultados la concurrencia estuvo por encima de las 70 mil personas. Pero el dato oficial de los organizadores llegó hacia el mediodía de este domingo: al ser consultado por VOS, José Palazzo, coproductor con La Renga, aseguró que el número de asistentes trepó a los 55 mil.
Pero más allá de cuantificar a la marea humana, la banda demostró que no les falla a sus fieles, a aquellos que cruzan el país para escucharlos y que no dejan de estar a su lado jamás.
Puede que sean “los mismos de siempre” o que se sigan multiplicando con cada disco. Lo cierto es que ellos están y la potencia del trío los alimenta con lo que sea que baje desde el escenario. Eso se les mete debajo de la piel y los hace vibrar.
Cada recital es como una experiencia única. Pueden que las canciones sean las mismas, pero el acomodar las cosas, las charlas con amigos, los buenos momentos, la “birra” y el asado son tan únicos como el show que los espera.
Pero si la previa fue tremenda como siempre, la hora del banquete fue mucho más allá de lo esperado.
Porque la banda hizo un repaso por sus clásicos más conocidos, además de presentar su último trabajo. Porque en realidad la cita fue para sentir un regreso a la “normalidad” y para que la gira nacional de La Renga empiece a rodar. Y como ocurrió en enero de 2015, cuando lanzaron Pesados Vestigios, otra vez fue Córdoba el lugar elegido para el puntapié inicial de una serie de conciertos.

LA RENGA, INTERGENERACIONAL
Sintieron la vibración purificadora de La Renga esas madres de hijos en brazos, esos padres de niños en hombros, esos locos amigos que se saben todas las canciones, esos veteranos con canas y esos pelos largos que nunca faltarán en el rock.
Y cuando Chizzo dijo “amigos, amigas, tanto tiempo sin vernos”, el estruendo de la gente hizo temblar las rocas de las sierras y la energía del ambiente fue un tremendo abrazo para todos.
Gustavo “Chizzo” Nápoli, Gabriel “Tete” Iglesias y Jorge “Tanque” Iglesias, prepararon junto a sus invitados un banquete para que nadie se fuese insatisfecho, porque fueron varios años de espera para los “rengueros”.
Se hizo demasiado largo el camino para volverse a reunir y aunque el Covid nos pegó a todos y dejó agujeritos en el corazón, los temas viejos y los nuevos los llenaron de pasión y recuerdos de aquellos que no pudieron estar.
Fueron más de 30 temas los que tocó La Renga. Ningún cuerpo estuvo quieto, el pogo fue una constante, la adrenalina corrió por las venas de todos y las gargantas enrojecieron con el canto forzado de los que quisieron hacer llegar sus voces Bien Alto.
Además de tocar todos los temas del nuevo disco, los viejos clásicos como A la carga mi rocanrol se impusieron por peso propio y llevaron a Chizzo decir “estoy muy emocionado”. Luego, y para que no se disipe el subidón, sonó Tripa y Corazón.
Después hubo tiempo para los sacudones de Motoralmaisangre, Nómades y Cuando vendrán.
“Qué ganas de volver a verlos y a escucharlos” dijo Chizzo, y la gente respondió con un aplauso cerrado. El líder devolvió gentilezas cantando Bien alto, como para que la adrenalina subiese al cielo mismo.
Los temas de Alejado de la red se fueron mezclando con clásicos de peso como El rito de los corazones sangrando y otras gemas rockeras bien atesoradas como Canibalismo galáctico y Arte infernal.
Oportunidad oportuna, Viva Pappo, El Viento que Todo Empuja y Hablando de la Libertad rodearon el final de una noche larguísima cargada de rock y de muchísima gente. Más de la habitual y menos de lo que esta banda puede convocar cuando decide tocar en Córdoba. LA VOZ

Autor: REDACCION

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