Editorial

La relación con Irán

En medio de las discusiones por el acuerdo firmado con Irán para avanzar en el juicio por el atentado a la AMIA, y a pesar de la aprobación que recibió el memorándum en el Congreso, uno de los temas que parece haber quedado para el análisis, y que merece ser tenido en cuenta al momento de entender la relación que Argentina viene manteniendo con dicho país, es la cuestión comercial.

El intercambio bilateral existente fue citado por la oposición como uno de los argumentos para cuestionar el tratado. Incluso, durante su discurso en la Cámara de Diputados, el diputado Ricardo Alfonsín afirmó que entre 2005 y 2010 “aumentaron un 1.400% las exportaciones".

En este sentido, el legislador criticó la defensa del acuerdo por parte del canciller, Héctor Timerman, quién había asegurado que no existe ningún acuerdo comercial con Irán. "No he hablado de otro tema más que el atentado a la AMIA”, había expresado. 

Más allá de la presencia o no de este tipo de convenios, lo cierto es que el intercambio bilateral aumentó considerablemente en el último lustro luego de su suspensión en 2004. Incluso, de acuerdo a un informe publicado por Chequeado.com, las relaciones dejaron en el período 1999-2004 grandes márgenes de superávit para nuestro país. Aunque los dichos de Alfonsín no son del todo exacto. 

En 2005 -el año mencionado por el radical-, los embarques fueron anormalmente bajos -U$S 200 mil- y por lo tanto poco útil como base de comparación. Pero respecto al año 2004, se duplicaron.

Es importante señalar que el momento de mayor plenitud para el intercambio se produciría a partir de la llegada de Cristina Fernández de Kirchner al gobierno. En 2007, 2008 y 2010 el comercio creció a tal punto que “Irán es el mercado de más relevante crecimiento en seis años para la Argentina”, señaló Marcelo Elizondo, director de la consultora Desarrollo de Negocios Internacionales (DNI) y ex director de la Fundación Exportar.

En 2011, las exportaciones a ese destino fueron de U$S 1.068 millones, según los últimos datos disponibles del Centro de Economía Internacional (CEI) del Ministerio de Relaciones Exteriores. Ese año, Irán tuvo el cuarto principal superávit comercial para la Argentina en el mundo (después de Chile, Holanda y Venezuela, que son los únicos que dejan mejor saldo comercial). Más aún: el superávit con Irán representó el 10% del superávit total de la Argentina con el mundo en ese año.

En 2012, un informe de la consultora DNI señala además que las exportaciones llegaron a 980 millones de dólares. De ese total, “más de U$S 700 millones de lo exportado está explicado por productos primarios (granos, como cereales o semillas oleaginosas) y el resto por manufacturados de origen agropecuario (MOA) de poco valor (harinas y aceites de oleaginosas)”.

Además de los productos primarios y las MOA, se exportan aparatos para tuberías, calderas y maquinaria de energía eléctrica, aunque en bajas proporciones (datos UNCTAD). La relación comercial entre ambos países exhibe un balance favorable para la Argentina, ya que nuestro país prácticamente no importa productos desde Teherán.

De todas maneras, cabe recordar lo sucedido en 2005 y 2006. Por entonces, el país se acomoda al nuevo perfil que Néstor Kirchner quería impregnar en materia de relaciones internacionales a su Gobierno y, en materia judicial, el juez Roberto Canicoba Corral había tomado una de las decisiones más trascendentes que ha tenido el juicio de la AMIA en todo este tiempo: el pedido de captura de ocho ex funcionarios iraníes y de un ciudadano libanés como presuntos responsables intelectuales del atentado.

Estos dos factores, determinaron que el comercio entre la Argentina e Irán estuvo suspendido. En una nota publicada en 2006 en el diario La Nación, el profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT), Juan Gabriel Tokatlián, plantea ambas hipótesis. 

"Si fue una decisión de Teherán, entonces Irán pretendía un distanciamiento lo suficientemente evidente para mostrar que jamás colaboraría con la Argentina en el esclarecimiento de lo sucedido en 1994. Si el Presidente (Kirchner) fue el que tomó la iniciativa, la lógica que pareciera explicar esta conducta es que pensaba que, al tener más interdependencia económica, el Ejecutivo tendría menos independencia política: diversos intereses materiales presionarían y harían difícil una eventual determinación drástica respecto a Teherán", explicó Tokatlián.

Sea cual fuera el motivo y quién tomó la decisión, la historia marca que en el momento de mayor avance de la justicia, las operaciones comerciales quedaron suspendidas. Hoy, el intercambio con Irán sigue a buen ritmo. ¿Qué pasará con la Justicia?

Autor: Redacción

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