Es mi terruño, nací el día 8 de octubre de 1942 en el departamento 5 del edificio que está en la mitad de la cuadra con la numeración 1900 de esta avenida. A mis 75 años sigo viviendo en el mismo departamento y el dormitorio que comparto con mi esposa es la habitación donde abrí los ojos por primera vez.
Con el paso del tiempo la fisonomía del barrio fue cambiando y quedan muy pocas cosas de los años de mi infancia. Recuerdo que Independencia era toda adoquinada, desde Ingeniero Huergo donde nace hasta Avenida La Plata donde pasa a llamarse Juan Bautista Alberdi. Desde Huergo hasta la Avenida Entre Ríos era angosta, de una sola mano, y a partir de allí comenzaba la doble mano. Era fascinante ver las chatas cargadas de madera tiradas por cuatro o seis caballos cuando se detenían en el cruce con Entre Ríos, esos animales llegaban cansados, echando espuma por la boca, algunos de esos carros y sus caballos eran guardados en los corralones que teníamos en el vecindario, uno estaba situado en la calle Combate de los Pozos casi esquina con Estados Unidos, el otro, a la misma altura estaba en la calle Sarandí.
La calle se mantenía limpia por el trabajo de un barrendero municipal que hacía su trabajo desde Entre Ríos hasta Pichincha, lo llamábamos El Turco (así le decíamos a todos los de origen árabe). Hacíamos los mandados, en la esquina de Pozos e Independencia estaba el almacén de don José Vago, viejo gruñón pero buena persona, cruzando la calle estaba la papería y carbonería del tano Francisco, sobre nuestra vereda estaba -en el local que pertenece a nuestro edificio- la sastrería de un italiano de apellido Miraglia, una estación de servicio y taller mecánico donde ayudábamos al encargado nocturno José Adrián Tucci (El Cholo) secando y moviendo los coches que él lavaba, despacho de pan del gallego Rosendo López, lindando con nuestra casa había un conventillo con una parra que nos proveía unas ricas uvas, a ese terreno pertenecía un local de venta de camas de un señor Micheli, y dentro del terreno del convoy había un galpón en el que funcionaba una fábrica de cajas de cartón.
Pasando ese local estaba la vinería La Superiora y, a continuación en el frente de otro conventillo más grande la mercería del turquito (era armenio), unos metros más adelante había otra carbonería y continuaba la zapatería del turco don José Giulian (también armenio), ya en la esquina de Sarandí la tintorería La Victoria que aún funciona como tal. En esta esquina y cruzando la calle estaba la farmacia Doyen, de la familia Lío. Yendo por esa vereda hacia Pozos había otra mercería y a continuación la librería de Roberto Di Primio (pianista) que fue mi primer maestro de música, después seguía la casa y consultorio del Doctor Rodríguez dentista y visitante consuetudinario del hipódromo de Palermo, este hombre tenía un Lincoln ‘39 que cuando arrancaba despedía una lluvia de chispas, lo llamábamos la cañita voladora. Y por fin antes de llegar a la papería de Francisco, una cantina y la panadería italiana de la familia Rizzo.
Desde Pozos hacia Entre Ríos por la vereda de enfrente había un taller de máquinas de cine, otro taller, de don Pedro Monmany se dedica a la reparación y bobinado de motores eléctricos, a mitad de cuadra estaba el Cine Perla donde veíamos películas en continuado y ya en la esquina de Entre Ríos estaba Bonafide y en el piso superior del edificio en la misma ochava la peletería del señor Breitel del cual su hijo mayor, Jorge, era mi compañero de escuela.
En la intersección de estas avenidas (Entre Ríos e Independencia) se dividen cuatro barrios la esquina sudeste es el comienzo de Constitución, la noreste de Monserrat, la noroeste Balvanera y la sudoeste San Cristóbal. En la noreste aun están el bar Gardel y el mercado San Cristóbal al cual también íbamos a comprar, recuerdo que en el primer piso estaba la señora Elena que vendía pollos, gallinas y huevos, uno le pedía un pollo y ella lo sacaba de la jaula, lo mataba y lo pelaba y así lo traíamos a casa. De este lado (noreste) estaba el bar Julio y a continuación sobre Entre Ríos la pizzería Stevin, que hacía las delicias del barrio, en fin, no faltaba nada.
Por Independencia circulaban los tranvías 23, 46, 48 y 97, por Pozos el 63 que iba de Palermo a La Boca, y volvía hacia Palermo por Sarandí, por ésta venía de Constitución hacia Caseros el colectivo 69 que después fue el ómnibus 169 de la Corporación de Transporte y por Independencia el colectivo 139 que pasó a ser el ómnibus 109. Por Entre Ríos también circulaban tranvías pero no recuerdo los números, solamente el 50 que hoy es el ómnibus 50 con más o menos el mismo recorrido, asimismo circulaban dos de las líneas tradicionales de colectivos la 12 y la 6.
El ensanche del tramo Huergo Entre Ríos comenzó en 1978.
*El texto fue escrito especialmente para el Suplemento Cultural “La Palabra” del sábado 21 de julio de 2018