Editorial

La política y la crisis social

Una y otra vez surgen informes sobre la situación socioeconómica de extrema gravedad que atraviesan millones de argentinos, que incluyen perspectivas nada alentadoras sobre lo que ocurrirá en los próximos meses, es decir que aumentarán las privaciones más allá de los esfuerzos que realicen los distintos niveles de gobierno a través de sus estructuras de asistencia social. Pobreza, indigencia y hambre le dan forma a una nueva crisis humanitaria fronteras adentro de la Argentina, en la que tantísimas familias no pueden cubrir sus necesidades básicas, como alimentarse, abrigarse y tener un techo bajo el cual poder con dignidad. 

El acuerdo alcanzado recientemente con los acreedores que tenían bonos emitidos bajo ley extranjera, que aceptaron ingresar al canje de deuda, generó una satisfacción fugaz que ya se evaporó si se tiene en cuenta que no hay una política que apunte a pagar la deuda interna con millones de argentinos atrapados en un círculo maldito de la pobreza. Si bien se necesitan urgentes acciones de asistencialismo como la entrega de alimentos o el refuerzo de comedores populares, en realidad lo que nunca se hace en la Argentina es concebir un plan de desarrollo económico y social duradero y sustentable que permita crear trabajo como política social insustituible. 

Los políticos argentinos, muy bien recompensados cada final de mes con los dineros que con sacrificio aportan los contribuyentes particulares y empresariales, no paran de exhibir escenas bochornosas mientras degradan cada día el valor de la palabra. Un Presidente que no puede resistir ni el más mínimo archivo y que en cierta medida pareciera haber vendido su alma a cambio de quedar retratado en la historia como jefe de Estado, más allá de la discusión si detenta o no el poder real. Se enfatiza la disposición al diálogo y a la búsqueda de consensos, pero se hace todo lo contrario en lo que constituye una ofensa a la democracia. 

Por momentos el país no parece tener cura si se atiende a lo que sucede en las clases dirigentes que rapiñan los recursos de los argentinos. La política mezquina nuevamente dejó en evidencia una grieta que se presenta, al menos en este tiempo revuelto, incurable para ingenieros, abogados, médicos, religiosos o brujos. Un gran país con el corazón partido en el que los funcionarios y legisladores pierden energías en discusiones estériles mientras millones de personas padecen necesidades. 

Mientras la Cámara de Diputados de la Nación debate si debe realizar sesiones virtuales o presenciales, Unicef reveló que en los barrios populares de ciudades santafesinas, hay familias que comen solo una vez al día. Un relevamiento efectuado por este organismo especializado en la atención de los niños y madres en países en desarrollo que depende Nacionales Unidas, elaborado junto a la organización popular La Poderosa de la ciudad de Santa Fe, advierte sobre esta realidad crítica que se lejos de los ambientes legislativos. 

En Rafaela se percibe este empeoramiento de la situación social con imágenes inéditas -y sobre todo preocupantes- de personas que buscan entre las bolsas de residuos que los vecinos dejan en sus canastos a la espera de la recolección municipal. 

La Poderosa, una organización social que nació en la villa porteña Zabaleta pero que se extendió a todo el país con presencia en Santa Fe y Rosario entre otras ciudades, firmó un convenio con Unicef para brindar asistencia a 150 comedores y merenderos. 

A principios de agosto, Unicef Argentina presentó una nueva estimación de la pobreza infantil en el país y adelantó los resultados de la segunda encuesta nacional de impacto del Covid-19 en familias con niñas, niños y adolescentes. Las nuevas estimaciones del organismo alertan que, entre diciembre de 2019 y diciembre de 2020, la cantidad chicas y chicos pobres pasaría de 7 a 8,3 millones.

Las nuevas proyecciones alertan que, en diciembre de este año, el porcentaje de niños y niñas pobres alcanzaría el 62,9%. Unicef, que basa sus cálculos en datos oficiales del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) y pronósticos del Producto Bruto Interno (PIB), provenientes del Fondo Monetario Internacional (FMI), destaca que la actualización muestra un incremento de casi 5 puntos respecto a los niveles de pobreza infantil estimados en mayo de 2020 (58,6%) al 62,9% actual.

La encuesta Unicef muestra que, más allá de la apertura de actividades, de la flexibilización de la cuarentena en parte del país y del programa de asistencia al trabajo y a la producción, hay 2,6 millones de hogares que tienen sus ingresos laborales reducidos. 

Pero la política está entretenida en otra cosa. No se ocupa ni de lo urgente ni de lo importante. Los que gobernaron desde 2015 echaron culpas a las gestiones anteriores. El Gobierno nacional actual hace más de lo mismo. 






Autor: REDACCION

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