Suplemento Economía

La política de la FED y el valor de la cosecha

En su última reunión de Comité (Federal Open Market Committee FMOC) de la Reserva Federal (FED) confirmó la continuidad de tasas bajas hasta 2023, lo que implica sostener la tasa de política en su rango actual de 0 - 0,25%, donde 13 de los 18 oficiales que la componen proyectan que supere el 0,5% hacia fines de 2023, y cinco la ven entre 1 y 1,75%.
El ritmo de vacunación permitiría un rebote de 7% en el PBI estadounidense del 2021, reduciendo el desempleo actual de 5,8% al 4,5% hacia diciembre. La determinación de continuar con la política monetaria laxa se basó en que las expectativas de inflación se mantienen estables a largo plazo, con reacomodamiento de precios relativos en el corto plazo y cuellos de botellas en la producción de algunos sectores que aceleraron la dinámica precios, interpretándose con un fenómeno transitorio y no permanente.
La escasez de semiconductores empujó al 7,3% la variación mensual de los autos usados y acumula un incremento del 29,7% en su medición interanual. La suba del petróleo en los últimos meses recalentó el incremento de precios en el sector de transporte y de energía, alcanzándose aumentos interanuales del 11,2% y 28,5% respectivamente.
Es por esto que el IPC (Consumer Price Index CPI) avanzó 0,6% entre abril y mayo, por encima del 0,4% pronosticado, la inflación interanual saltó al 5%, su valor más elevado desde 2008. La variación del índice núcleo (no considera alimentos ni energía) se mantuvo alta en 0,74% mensual, y anotó un 3,8% interanual en mayo.
Además, se recordó en su último anuncio que en agosto la FED había modificado su tasa objetivo a 2% de promedio anual, de manera que los registros altos de estos meses se compensarían con la deflación de marzo-mayo 2020. Si se cumplieran los pronósticos de la FED, la inflación promedio en 12 meses regresaría a un rango de 2% hacia fines de 2022, finalizando el 2021 con el 3,4% anual.
La reacción del mercado no se hizo esperar y el rendimiento de los Treasuries a 10 años saltó de 1,5% a 1,58%. Una política demasiado laxa podría llevar a la necesidad de “overshooting” más adelante si los precios se descontrolan. La suba en la tasa de los bonos repercutió negativamente en los mercados accionarios y empujó los precios de las commodities agrícolas a la baja, lo que es malo para la Argentina.
Con una caída de USD 100 en su precio en el último mes y medio, la soja opera en los USD 510 por tonelada, lo cual representa una disminución en el valor de la cosecha Argentina de USD 5.000 millones. Esta cifra se eleva a los USD 7.400 millones si se consideran las caídas recientes en los precios del maíz y trigo.
Observando la evolución de la cosecha de soja, maíz y trigo a los precios de los últimos 12 meses, se destaca que hace 1 año el valor de mercado de la cosecha rondaba los USD 25.000 millones, ascendiendo a los USD 49.300 millones del récord de precios en mayo y cayendo a los USD 41.900 en junio. Esta caída en USD 7.400 millones del valor exportado equivale a los vencimientos de deuda con privados que enfrentará el Tesoro en el período 2025-2035.
Los precios récord en las commodities le permitieron este año al BCRA comprar dólares en el mercado oficial, vender en el no oficial para contener la brecha cambiaria, flexibilizar un poco el cepo a las importaciones, pagar deuda externa a los organismos internacionales y acumular reservas.
Las liquidaciones de dólares agropecuarios irán reduciéndose en el segundo semestre cuando la emisión para financiar el déficit fiscal se incremente en un año electoral, complicando el equilibro en el mercado de cambios. La continuidad de precios elevados en las commodities para los próximos años depende de cuestiones externas como la oferta, la demanda, stock mundial y la política expansiva de la FED. Ojalá el viento sea a favor. 

Autor: Matías Fontanetto

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