Editorial

La paz en riesgo

El ataque a Siria parece ser sólo una cuestión de tiempo y una vez más el mundo se dispone a presenciar el avance de las potencias mundiales sobre una Nación que, ante la posibilidad de contar con armas químicas en su poder, se ha convertido en la nueva "amenaza" para el resto.

Estados Unidos dice tener las pruebas suficientes de que los ataques con ese tipo de armamento existió. Cuenta con el aval de Gran Bretaña, quien salió a pedir que se tomen "todas las medidas que sean necesarias". Pero también existen sectores disidentes que salieron a mostrar una postura diferente, tal es el caso de Rusia, quien puso en dudas la real existencia de las tristemente célebres "armas de destrucción masiva". Además, desde la Unasur, se mostraron en contra de cualquier intervención militar sobre una Nación libre y pidieron que no se busque hacer justicia con más muertes.

Con la presión del peso de la historia,  Barack Obama buscará contar con la opinión del Congreso antes de tomar cualquier decisión, aunque anticipó que el país está "listo" para poner en marcha el operativo militar. De hecho, en los últimos días, un total de cinco destructores fueron apostados en una de las costas del Mar Mediterráneo a la espera de una orden. 

La postura que tomó Obama no registra antecedentes en los recientes conflictos bélicos que enfrentó el país del norte. Siempre fue el propio Presidente quien comunicó la decisión y desde la Casa Blanca salieron los mensajes de guerra mucho antes de que se enterara el Congreso. 

En este sentido, la respuesta que dará el Legislativo es toda una incógnita, teniendo en cuenta la actual disposición de fuerzas que presenta y la fuerte influencia que comenzaron a tener las protestas sociales en contra de que Estados Unidos encabece esta nueva intervención militar. Es por eso que la decisión no será tan rápida y podría demorar la definición en torno al conflicto por varias semanas. 

Mientras tanto, la ONU se comprometió a mostrar los resultados de las pruebas tomadas en una de las localidades supuestamente afectadas por el uso de armas químicas. Dichos exámenes, en personas y en los lugares de lo hechos, se fueron realizando en los últimos días en un claro gesto de poner una mirada imparcial y necesaria sobre el asunto.

Siria viene estando dividida en dos frentes, el Gobierno y los rebeldes, y el panorama de violencia ha ido creciendo con el correr de los meses, a punto tal que Damasco, su capital, se ha convertido en tierra de nadie y ambos bandos se disputan poder tomar el control.

Es en este contexto donde aparecieron las denuncias sobre armas químicas, que habrían dejado miles de muertos, en la toda región cercana a Damasco. 

Las menciones a este tipo de materiales traen en el recuerdo de lo sucedido en Irak, donde la supuesta presencia de armas de destrucción masiva justificó una intervención que sólo trajo más muertes (muchas de ellas de soldados estadounidenses) y que no logró encontrar ni un solo rastro de esos armamentos.

Es por eso que la voz de Vladimir Putin, presidente de Rusia, haciendo mención a la "falsedad" de esas denuncias, obliga a mantenerse alerta sobre este tipo de aseveraciones y sobre los verdaderos objetivos que pueden llegar a perseguir estas decisiones. De la misma manera no se deberá perder de vista el distanciamiento que Rusia viene teniendo con Estados Unidos, y que quedó en evidencia fuertemente durante el conflicto por el asilo a Snowden, el espía de la CIA.

Más allá de esta relación particular que mantienen ambos países, tampoco se deberá dejar de oír la opinión de los países más pequeños que ven en esta actitud de Estados Unidos un intento de avanzar sobre la soberanía de los pueblos.

Tal es así que en la cumbre de la Unasur, todos los países sudamericanos repudiaron la posibilidad de toda intervención. Entre las posturas más críticas estuvo la del presidente venezolano Nicolás Maduro, quien ha tomado el legado de una de las personas que más supo enfrentarse a Estados Unidos: Hugo Chávez. 

En este contexto, se trata de una situación que debe alertar a toda la comunidad internacional, con el objetivo de encontrar otras vías de solución que no sea la lucha armada. Algo que a estas alturas parece bastante difícil de evitar, pero que nunca se deberá resignar.

Autor: REDACCION

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